70. CRIMEN PERO NO CASTIGO (Rosa Gómez)
Tuve la certeza de que eras culpable cuando sentí tu ruidoso silencio. Esquivabas la mirada, te movías nerviosa, y hasta tu cara enrojeció.
Eso, y que las comisuras de tu linda boca delataban que mi Nigeria Golden, con ochenta y cinco por ciento de cacao, había pasado a mejor vida.
Por un hijo o hija se hace cualquier cosa. Hay que educarles, pero también perdonar sus debilidades (de las que ninguno estamos libres), y ambas cosas son correctas. Tu protagonista (a la que imagino madre), ha detectado una falta, pero, ha decidido ser magnánima y ko sancionarla.
Un abrazo y suerte, Rosa