84. Cuñados (Patricia Collazo)
Se despidieron con dos castos besos. Ella permaneció lánguidamente recostada sobre la maraña de sábanas que olían a sexo. Él cogió un taxi para desplomarse satisfecho y exhausto en el asiento trasero.
Cuatro horas después, durante la comida familiar, les tocó sentarse uno frente a otro.
Primera mirada por encima de los platos, los granos de arroz les supieron a culpa.
Segunda mirada, tras un choque de tenedores en la paellera, empezaron a saber a complicidad.
Tercera mirada silenciosa y supieron a deseo.
Él tuvo un estruendoso acceso de tos. Ella, la repentina necesidad de ir al servicio.
Cuando ha sucedido lo incorrecto, mantener las formas correctas ha de ser de lo más complicado. Hay acciones que tienen difícil o ya, imposible, vuelta atrás.
Un relato cuyo título hacía pensar en el típico cuñado que todo lo sabe, pero que luego era algo muy distinto y muy bien contado.
Un abrazo y suerte, Patricia