52. Desamparado (Jesús Navarro Lahera)
Se detuvo un instante, y tras tomar aliento reanudó la carrera. Lo único que quería era reunirse con ella, echarse en sus brazos. Luego, cuando estuvieran juntos, y mientras lo acariciaba con calma, él la besaría como siempre, con el ansia de cada reencuentro, sin pasar por alto ni un solo rincón de su rostro, de su cuello, de sus manos.
Empujado por esos recuerdos de aquellos días felices en los que los dos estaban solos, a los pocos metros vio una curva, por lo que apretó el paso con ilusiones renovadas. Sin embargo, al igual que en las anteriores ocasiones, no se encontró con el coche de ese maldito tipo con el que ella se había marchado, sino, una vez más, con el polvo del camino.
Entonces miró hacia arriba y se le escapó un aullido, un lamento que lanzó a las estrellas. Después, cerrando los ojos, cayó al suelo y se quedó ahí tirado, sin fuerzas para levantarse de nuevo ni para llamarla a ladridos.
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Ay, Jesús, ¿se puede más desagradecido que la persona que abandona a su fiel amigo? Esa imagen siempre me recuerda a una campaña que hicieron, cuyo eslogan era algo así como «Él nunca te abandonaría».
Si no te conociera de nada y leyera tu micro, sabría al instante que tienes un perrete (perrita) y que la quieres mogollón. Como tiene que ser.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía. En esta época del año, muchas personas, por llamarles de esa manera, abandona a esos seres tan fieles y cariñosos que dan todo sin pedir nada a cambio, los perretes. Bien sabes que Trufa es mi debilidad, además de una caminante, saltadora y nadadora de cuidado :).
Un abrazo.
Ellos, tan fieles, ni entienden ni conciben el abandono. A partir de ahí, todo deja de tener sentido. Tienen mucho que enseñarnos.
Un abrazo y suerte, Jesús
Ay, pobre. Cómo se nota que quieres mucho a Trufa, no sabe la suerte que tiene porque tú nunca le harías eso.
Todo el micro destila angustia y dulzura a la vez, y siento que el final sea tan triste, aunque sé que, por desgracia, es realista.
Un abrazo fuerte, Jesús.
Muchas gracias, Ana María. Un micro con carga de angustia, para tratar el abandono animal de perritos, sobre todo, que sucede en estas épocas del año principalmente. Trufa tiene suerte, y yo más de que ella seleccionara a sus padres – humanos 🙂
Un abrazo
Muchas gracias, Ángel. Así es, ellos son seres de fidelidad absoluta, que viven el instante al máximo. Tenemos mucho que aprender de los animales. Un abrazo.
Se nota que el micro te ha salido del alma por lo bien que transmites el sentimiento de abandono, con la dosis adecuada para crear cierto misterio hasta llegar al final.
Aparte de esto hay otra historia detrás: la del tipo con el que se fue la desagradecida de su dueña.
Una triste realidad bien narrada, Jesús.
Abrazoo
Muchas gracias, Pilar. Un micro protesta ante los abandonos animales, y con esa historia que señalas que queda en el aire, y que se mantiene a la sombra y parece haber provocado el tremendo abandono del animalito.
Un abrazo.
Desde el principio, me olía a perro ese amor inconmensurable, pero la última palabra, tan acertada, no deja lugar a dudas. Muy bien llevada la historia haciendo protagonista a un animal sin nombrarlo en todo el relato.
Muchas gracias, Edita. Traté, como bien indicas, de no nombrar al protagonista de la historia hasta el final, hasta la última y definitiva palabra. Me alegro de que se fuera viendo venir, en este caso, la temática ayudaba, y también de que te haya gustado la historia. Un abrazo.
Qué bonito, Jesús! Cuando llegué a esos besos el las manos, ya imaginé que hablabas de un perrete. Los que tenemos la gran suerte de compartir nuestras vidas con algún animal, sabemos lo que nos la llenan. Imperdonable el hacer algo así a quien te da un amor tan incondicional. Enhorabuena por tu texto y tu sensibilidad.
Abrazos grandes para ti y para Trufita. ❤️
Muchísimas gracias, Nuria. Ay, los perretes, cuánto nos dan, y qué poco piden a cambio. Un micro sobre el mejor animal que puede existir, a mi juicio, y al que gente desalmada abandona a menudo durante estas épocas vacacionales. Un abrazo, tanto de mi parte como de la de Trufita.
Un micro que estruja de dolor el corazón, en un aullido como el que da este pobre perrito abandonado por quien más debería de quererlo… Pero ella, que no merece ni uno de esos lengüetazos en el rostro, lo deja en pos de un amor humano que lo más probable es que a ella también la deje en la curva del camino de la vida, a la primera oportunidad que tenga (karma, que le llaman).
Una historia que duele, y por eso mismo, llega al alma.
Un beso, Jesús.
Mariángeles
Muchas gracias, Mariángeles. La verdad es que no había pensando en la segunda parte de la historia que comentas, en esa en la que actuaría el Karma… buena idea la que me das. Me alegro de que te haya conmovido este micro tan tristemente de actualidad. Un beso.
Mira que da pena el abandono de animales. Ya es bien triste que el pobre perro vuelva una y otra vez a buscar a su humano sin desconfiar de él. Qué traición más enorme. Un abrazo fuerte y mucha suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Aurora. Abandonar a un ser tan fiel como un perrito, es algo que no me entra en la cabeza. Un abrazo muy grande
Angustioso y triste. Actuamos Chi o prepotencia sin importarnos los daños.
Angustioso y triste. Actuamos co prepotencia sin importarnos los daños.
Angustioso y triste. Actuamos con prepotencia sin importarnos los daños.
Así es, querida Rosa, hay gente que actúa sin pensar, sin corazón, sin alma. Un abrazo
Hola, Jesús.
Tratas aquí una realidad incomprensible. Alguien que es capaz de abandonar a su perro no puede ser bueno. Lo contrario es impensable, ellos nunca lo harían.
Un abrazo y suerte.
Hola, Ángel, muchísimas gracias por tu comentario. Así es, alguien que se comporta de esta manera con un ser tan noble, no tiene nada bueno dentro. Un abrazo grandote