08. ALERGIAS Y FOBIAS (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
Las fobias y las alergias tienen de común el rechazo. Las primeras son rechazo de nuestra mente y las segundas de nuestro cuerpo.
Mi madre era experta en conjuros. No sé de quién los aprendió. Sin duda venían de usos ancestrales del alto Miera. Era, mi progenitora, experta en curar verrugas. Si en la familia aparecía algún averrugado, lo curaba. Nunca reveló su método. El de qué hoja bajo de qué piedra del entorno de qué fuente y el recitado de qué conjuro, se lo llevó a la tumba.
Cuando me llevaban de niño desde Madrid a Santander, al pueblo de Orejo, solar de mis abuelos, mi cuerpo se llenaba de ampollitas diminutas, decían, de “aguadija”. Las razones nunca fueron médicamente diagnosticadas. Sería aquella alergia debida al clima húmedo, los ácaros, las vacas del abuelo o su leche cruda, la torta de maíz, las gallinas o el hedor de la cuadra. Nunca supieron la causa. Pero para remedios no había otro como mi tío Gelio. Él sabía de todas las pócimas para curar los males de personas y animales. Me hizo tomar una infusión de ortigas y aquellos granitos desaparecieron de mi piel.
Agosto 2025; qué calor; tengo una terrible cenosilicafobia.
Hay sabidurías populares y ancestrales, practicadas por personas sin formación académica, pero con una sabiduría innegable.
Es de alabar tu memoria y cómo recoges, de los recuerdos, episodios de tu infancia y juventud aplicables a los temas propuestos.
Un abrazo y suerte, Jesús
Gracias, Ángel, como siempre. Es una forma de contarles a mis herederos cosillas de aquellos tiempos.
Jesús, sabes como llevarnos de viaje en el tiempo. Parece que estoy ahí.
Ah, me dicen que la cenosilicafobia es bastante habitual es estas fechas, jaja.
Un abrazo y suerte.
Gracias Rosalía. Ahora en verano la pregunta que más frecuentemente te hacen es ¿con o sin?
Realista e histórico, diría yo. Esa fobia tuya del final, se cura rapidito con una cerveza fresquita, prueba verás. Mejor sin alcohol.
Gracias Edita por pararte a leer.
Aquí vamos a aprender”latín” con las fobias.
Las “servesas.” Cordobesas son las mejores. Aunque no vengáis por ahora, os podéis deshidratar antes de que os bebáis una.
Tus textos rezuman infancia.
La fobia esa me la enseñaron la semana pasada y no me he resistido a compartirla.
Cuando leo tus historias, se van proyectando en una pantalla imaginaria encima de mi cabeza, escenas, caras, Juegos de magia, palabras abracadabrantes y conjuros de los amigos haciendo corro para alejar los miedos ante los salvajes del barrio de arriba. Pero nunca distinguí ningún grano en la cara de los conjurados; verrugas, sí, pero no me hago la idea de verte comer esas ortigas que nos comentas. Seguro,seguro que te lo has inventado.
Eres libre de no creerlo, pero recuerdo muy bien aquella infusión de ortigas que además el leído en los libros de herbolarios sus magníficas cualidades: «Regular la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre, además de ayudar en el tratamiento de la artritis y el reumatismo»
Lo de los remedios caseros de pueblo no son descabellados si tenemos en cuenta que muchos se apoyan en plantas al igual que muchas medicinas . También hay remedios que son más exotéricos y poco científicos pero forman parte de l imaginario popular.
Un saludo
Totalmente de acuerdo, Gema. Gracias por pararte a leer mi relato.
Que sabios, nuestras anteriores generaciones…..
Que pena no revelara tu mami su secreto… seguro que nos hubiera sido muy útil…..
Un abrazo
Gracias Pilar, ciertamente hubiera sido interesante saber sus trucos.