Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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75. Complicidades

Cuando bajaba, él le asestó una fuerte cachetada; ella se tambaleó, en su infelicidad. Recuperó el equilibrio y con buen ritmo concluyó el descenso.

Entró en el comedor con la mejor de sus máscaras.

Los invitados alabaron la comida y las finas atenciones de la anfitriona. En el salón de baile,  él le pasó el brazo por la cintura y le susurró al oído: «¡Cuánto te quiero!». Ella, le clavó el acero de su mirada. Él cayó al suelo fulminado, con tal estruendo que temblaron los cimientos de la casa.

Ella se quitó la máscara.

Los convidados, con eufórica complicidad, se despidieron de la justiciera señora, besando su inflamada mejilla.

Mientras, en el jardín, alegremente silbaban los grillos.

32 Responses

  1. María Rojas

    Ana, siempre tan atenta con los participantes. Yo diría que por lo escribes y por los comentarios eres una de las personas claves en este blog.
    Muchos besos.

  2. Virtudes Torres

    Querida María,
    Me parece estupendo que lo fulmine con el acero de su mirada.
    Pero,los convidados ya podían haber hecho algo antes de permitir que le inflamara la mejilla.
    La gente sólo se pone del lado del débil cuando éste reacciona contra la injusticia.
    Mientras tanto, se ponen la careta con el letrero «ojos que no ven…»
    Un abrazo.

  3. Salvador Esteve

    María, es un primer paso de tu protagonista que espero sea definitivo. ¡Ojalá todas las mujeres en su misma situación se atreviesen a darlo! Me ha gustado. Abrazos.

  4. María Elena Sánchez Álvarez

    Hola María, nunca es tarde para empezar de nuevo. Valiente decisión. Ójala no hubiera motivos para tener que tomarla.
    Suerte y saludos

  5. Hola, María.

    Digo como tod@s: ¡ojalá las miradas fueran capaces de fulminar así!
    Un relato escalofriante por lo real y demasiado frecuente… ¡qué pena!

    Besos, guapa.

  6. María, me parece muy inteligente el giro que le has dado al tema de este mes. Y me gusta que para clavarle esa mirada de acero, primero ella se tenga que desprender de la máscara. Me parece un detalle significativo, no más fingimientos. Ojalá nos quitásemos todos las máscaras y las vendas de los ojos en temas tan graves.
    Suerte y saludos

  7. Rafa Heredero

    Las mujeres en la misma situación que tu protagonista también deberían quitarse la máscara, y todos nosotros nunca comportarnos como convidados de piedra.
    Suerte y saludos.

    1. María Rojas

      Así debería de ser. Muchas veces ni las protagonistas ni los convidados dan el paso, y siguen fatalmente enmascarados.

      Abrazos

  8. Marta Trutxuelo

    Coincidimos, María, en lo de tarde… pero también, como me decías tú a mí, más vale tarde, como tu protagonista.

    Muy bien traído y tratado el tema del maltatrato, las apariencias (de ellos y del ámbito cercano)… en definitiva, las máscaras de unos y de otros.

    Requiere una lectura más profunda…

    Me ha gustado mucho, María!

    Enhorabuena y suerte!!!
    Un abrazo

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