64. De esas ciudades que se pierden sin ninguna explicación – María Rojas
Le dicen La ciudad perdida. ¿Perdida por quiénes?, preguntó.
Perdida por ellos y ganada por nosotros.
Nadie supo a ciencia cierta qué fue lo que pasó. ¿Recuerdas tú algo?
Recuerdo que los venidos de abajo enfermaron; veían grotescas apariciones que los empujaban al abismo por las terrazas de piedra.
Arqueólogos, científicos y funcionarios despavoridos huyeron escondidos en la niebla. No encontraron lo que venían buscando.
Y los estudios y todas las utopías, ¿en qué quedaron?
En nada; todo quedó en la inopia.
Los indígenas dicen que fueron los infalibles azares del alma los que apabullaron a los extranjeros, obligándolos a abandonarla.
La ciudad se quedó en un espejismo del que quién sabe si algún día despertará.


Ojalá la naturaleza hubiera sido tan generosa con los pueblos indígenas, María. Buen relato, suerte.
Todo tiene una explicación, igual que no existe causa sin efecto, otra cosa es que acertemos con ello. Cuando no se encuentra una lógica lo recubrimos todo con un halo de misterio, incapaces de admitir que algo se nos escapa. Los extranjeros occidentales fueron una fuerza insuperable para los indígenas, una suerte de dioses malignos. Es mejor que, para los invasores, esa isla quede recubierta de leyenda inalcanzable, solo así podría preservarse.
Espero no ohaberme desviado mucho del sentido de tu original relato, María
Un abrazo y suerte,
Muchas gracias, Izaskum y Ángel. Efectivamente, muchas veces los lugares se pierden sin saber muy bien lo que se estaba buscando en ellos.
Salud y suerte.
María, me gusta mucho la construcción de la historia, con ese diálogo entre lo histórico.filosófico y lo onírico.
Un abrazo y suerte.
Gracias, Rosalía. Son cosas que desbordan la razón y se van hasta los sueños.