CRUCE DE CAMINOS
Piedras
Se sentaron en un saliente de la pared recostando la espalda contra un cristal. Bruno observaba atentamente los árboles. Ella comenzó a hablar: De pequeña siempre tuve miedo de que los ladrones entraran por mi ventana escalando las ramas de los árboles. Vivo en un primero. Notó que Bruno se reía y aprovechaba para mirar fijamente sus ojos. De repente, ella observó que la cara de Bruno se convertía en algo que se dividía en dos zonas completamente autónomas. Mientras su boca se abría en una risa franca y bonachona, los ojos funcionaban de modo independiente, sin el menor rastro de alegría. Algo le decía que él iba a intentar besarla. Pensó: está reuniendo valor para besarme, en cualquier momento va a abalanzarse sobre mí.
Se levantó con rapidez y le dio un beso en la mejilla. Me alegra haberte visto de nuevo, dijo. Ya quedamos pocos. También le dijo que no iba a tener mucho tiempo para nada, ni siquiera para ir a la playa. Pero mañana vamos a inaugurar el verano. me parece muy bien, dijo Bruno dándose la vuelta. Ella entró. Cinco segundos después se encendían las luces del portal.
Christian Crussat
Esta nueva reunión de música y textos nos llevan a descubrir cómo se cruzan los caminos de dos seres, en principio tan distintos. He elegido este fragmento de un relato corto,«Piedras» (2010) incluido en su libro «Tranquilos en tiempo de guerra» de una joven promesa, Christian Crusat ( Málaga,1983). Y para la música he elegido «Como la lluvia al sol» de mi querido Antonio Vega.