SEP34. VIUDO DE VIVA, de María Elena Sánchez Álvarez
Después de una larga vida, embarcado en aguas de diferentes océanos, Tristán volvió. Regresó a la casa que vio crecer a sus hijos y marchitarse a la joven Iria, ahora canosa y solitaria. Por fin la mar iba a devolverles la calma.
La vida de Iria había transcurrido debatiéndose entre la soledad y la ausencia. La soledad la compartía con la noche, única sabedora de su debilidad, y la ausencia la conjugaba con el verbo avezar, compañero de su fortaleza al alba.
Fue madre, padre, cocinera, educadora, contable, fabuladora de historias y, sobretodo, generosa con las cualidades de Tristán; agotaba las horas y los adjetivos para que sus hijos crecieran amando a su padre.
Pero esa paz no llegó. La cercanía se convirtió en óbice, los adjetivos se fueron desliendo, Iria sintió la pérdida de su amor ponderado y lloró… lloró por él, sin quererlo lo vistió de luto, convirtiéndole en marido viudo de esposa viva.
María Elena, una situación familiar dura de narrar. Las sensaciones quedan bien reflejadas en su final subrrealista. Suerte y saludos
Calamanda, efectivamente la vida es dura y complicada para la gente que vive del mar.
Gracias por tus comentarios.
Un saludo también para ti.
Elena
Un relato lleno de gran generosidad por parte de Iria que se dedicó por entero a su familia creando una atmósfera cálida hacia su marido.
Eso se diluyó después, con la llegada, pero sin saberlo estaría muerta en vida.
Genial!
Suerte.
Rosa.
Hola Rosa, muchas gracias por tus comentarios. En este relato me acordé de las «viudas de los vivos», que así es como llaman a las mujeres cuyos maridos pasan la mayor parte de su vida navegando y creando un ambiente apropiado para los hijos que crecen sin la presencia del padre, pero yo quise darle un poco la vuelta e intercambiar los papeles con la vuelta del marido. El tiempo cambia las situaciones y la visión de las cosas.
Un saludo.
Elena
Esas esperas desesperantes, injustas, y un regreso en el que las expectativas no fueron las deseadas. Tanto tiempo en la distancia puede hacer cambiar las cosas. Bien narrado.
Suerte y Recibe mi saludo.
Hola Anna, tienes toda la razón, el tiempo y la distancia nos lleva a ver las cosas con otra perspectiva.
Yo también te envio un saludo y te agradezco tu lectura.
Elena
Ya veo cómo se aferra la gente a recuerdos y cómo enviudamos mientras esperamos. Muy doloroso es esperar, Elena.
Enhorabuena por este texto tan hondo.
Un saludo
Juan M
Muchas gracias Juan Manuel por tu lectura, me place que te haya parecido un micro con contenido.
Te felicito nuevamente por tu premio.
Un saludo también para ti.
Elena
María Elena, muy buen texto mete al lector en la triste realidad de esta mujer triste y desgraciada, Hay muchas mujeres por duras circunstancias de la vida han tenido que convertirse de todo para sacar sus familias adelante. Un fuerte abrazo, Sotirios.
Hola Sotirios, me alegra que te haya gustado el micro. Efectivamente hay muchas mujeres que se han visto abocadas a ejercer muy diferentes papeles en la vida, en este caso hago un pequeño homenaje a las familias que viven del mar.
Un abrazo también para ti.
Elena
Bonito micro, poético y duro ala vez. Lo siento por Iria, pero sincermanete, a veces no merece la pena esperar tanto y enlutar la voz joven,el cuerpo indómito y el alma ansiosa.
Suerte con el micro me gusta María.
Muchas gracias Manuel, me alegra que te haya gustado. Yo también te deseo suerte con el tuyo.
Un saludo.
Elena
Qué cierto es que algunos amores se acrecientan en la lejanía y que no resisten la cotidianidad, María Elena. Tu micro los refleja fielmente.
Un abrazo.
Es cierto Isabel, la distancia puede hacer que muchas cosas cambien.
Un abrazo también para ti.
Has reflejado muy bien la difícil descripción de los sentimientos. Es lo que ocurre en algunos hogares en el que el marido solo ha vivido para el trabajo y llega el momento de la jubilación.
Muchas gracias Ximens por tu comentario, me alegra que hayas visto plasmados los sentimientos que he querido expresar.
Un saludo.
Elena