104. No podemos ser dioses
Mordisqueándose las uñas, el joven aguarda su turno al final de la improvisada cola. Se siente privilegiado por colaborar en el C.A.B., el ultrasecreto Centro de Análisis Bibliológico, donde se codea con los mejores criptógrafos del planeta.
Tiene delante, entre otros, al genio que descifró el Códice Voynich. Le sigue un rabino que encontró nada menos que la Segunda Poética de Aristóteles y el Necronomicón. Y unos pasos más allá sonríe el legendario descubridor de cientos de cuartetas de Nostradamus, por las que cualquier servicio de inteligencia estaría dispuesto a matar.
Todos ellos ambicionan comprobar en persona un nuevo hallazgo, fruto de una de aquellas proféticas estrofas: un libro de 1998 ―cifra resultante de multiplicar 3 (número de la Trinidad) por 666 (número del Maligno)― que otorga la sabiduría omnisciente. Porque quien pronuncie seis veces la sexta palabra del sexto renglón del capítulo VI alcanzará el conocimiento infinito del universo y su razón última.
La fila vuela.
En seguida el joven levanta con unción el tesoro e inicia su mántrico conjuro como un poseso. No sabe ―ni sabrá jamás― que la razón absoluta conduce a la locura. Y que a los tres minutos exactos, como sus ilustres colegas, morirá.
Esta idea tan concentrada es carne de Best seller.
Y de superproducción americana.
Dejando pinceladas de erudición, arrancas con un terremoto y no pisas el freno hasta el punto final.
Grande, inmenso sentido del ritmo.
Muy bueno.
Un saludo, Alfonso.
Pues si vienen Dan Brown la Columbia a comprarme los derechos de autor, no me voy a hacer de rogar mucho. Pero por unos cuantos milloncejos, eso sí, no va a ser todo llegar y topar.
Se agradecen mucho tus palabras. Un abrazo, Modes.
Te ha quedado de película (en todos los sentidos). Me quedo con ganas de más. Mucha suerte 🙂
De película de intriga, misterio y acción (próximamente en sus pantallas, solo en cines).
Muchas gracias, Juan Antonio.
Alfonso, coincido con los comentarios; cinematografico y trepidante en su ritmo. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda. Por tus palabras y por tu constancia. Un saludo.
Sí, la verdad es que engancha, tiene intriga.
Abrazos
Me alegro de que te haya enganchado, Javier, para eso era. Un abrazo.
Alfonso, vibrante historia. Al final has dejado poco margen, éstos palman fijo, jajaja. Me ha gustado mucho. Abrazos.
Tienes razón, era otra posibilidad: rematar con un final no tan conclusivo y rotundo como el mío, sino hacerlo más abierto o más difuminado. Puede que quedara mejor incluso, pero la verdad es que ni siquiera se me ocurrió. Meeeeecccccccc! Error!
Me alegra mucho que te haya gustado mucho. Gracias y otro abrazo de vuelta, Javier.
Sorry. Evidentemente, quería decir Salvador, je je.
Vertiginoso ritmo de principio a fin, una historia que engancha, asentada en bases pretendidamente históricas. Desde luego tiene todos los ingredientes de un best seller. Si tan solo uno de los eruditos consiguiera eludir la muerte…
Fantástico. Suerte y saludos,