Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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65 A la vejez, vivencias (Alberto BF)

Cada mañana se le alegraba el alma cuando veía su cara.

Ella tan bonita, recién peinada, sentada en el patio en su silla de ruedas. Con esa sonrisa que detenía el tiempo mientras tomaba el sol con los ojos cerrados. Ay, sus ojos. Con solo abrirse iluminaban el cielo y daban sentido a todo.

Él, que hasta hace poco estuvo cansado de la vida, harto de fracasos prolongados y éxitos efímeros, había vuelto a nacer en el momento en que cruzó con ella su primera mirada. Ya tenía un motivo para levantarse cuando los madrugadores rayos del sol acariciaban su ventana.

Hace pocos días se atrevió a decírselo, al salir del comedor. Albergaba algún temor de no ser correspondido, pero la confirmación llegó con un dulce y tierno beso.

¡Qué felicidad! Nunca pensó que en la residencia volvería a encontrar el amor. Fue duro el ingreso, pero la vida a veces regala sorpresas inesperadas.

Sentía que flotaba en el aire, pero había un pequeño detalle que empañaba su dicha completa: a ver cómo explicaba esto a su mujer y a sus hijos en la próxima visita.

4 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Cuando aparece el amor toda la existencia se ilumina. Si tu protagonista ha vuelto a sentirlo solo puede ser porque lo había perdido, la prueba es que su mujer, en lugar de acompañarlo en la residencia, se encuentra fuera y solo acude de visita. No obstante, es comprensible que tema explicárselo a la familia.
    Un relato lleno de vida, con un inconveniente final inesperado, que hace bueno aquello de «no existe felicidad completa».
    Un abrazo y suerte, Alberto

    1. Alberto Benito

      Muchas gracias por tu comentario, Ángel.
      Nunca es tarde para el amor, y por qué no encontrarlo en las últimas etapas de la vida.
      Un abrazo, y suerte para ti también.

  2. Pues ya encontrará la forma de explicarlo, pero parece que merece la pena tal aventura. Seguro que lo entienden y lo dejan disfrutar de ese amor terciario que puede ser un nuevo y último camino. Suerte a tu relato de amor para edades venideras.

    1. Alberto Benito

      Muchas gracias, Manuel.
      Vamos a ver qué pasa con su familia, seguro que son comprensivos y se ponen en su lugar.
      Suerte para ti también!

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