75. A lo Cortázar
Era miembro de un grupo de comunistas, y así me presenté; él se rio, me explicó que al residir en un país capitalista solo era una simpatizante del sistema. Desde ese momento me adoptó como su alumna-amante. Me hizo sentir vergüenza por preocuparme de mi amigo desempleado mientras en Etiopía mueren niños de hambre, de la religión de mis padres, de mi entusiasmo por las pequeñas cosas, de mis opiniones sin cita bibliográfica; de mi ignorancia y mi ser romántico. Pero en el sexo sentí mi dominio; por completo indefenso se entregaba a mis simplezas. Él describía con palabras perfectas y yo le dibujaba su mundo teórico en cada una de sus células. Encontró a su Maga y también a ella, a su igual.
Cuando me preguntó si prefería pasar con él la Navidad o recibir el Año nuevo, me estremecí; sabía la respuesta correcta. Era como dar otra oportunidad a Edith Aron y a Julio en mi historia. Le propuse jugáramos por última vez a perdernos en algún barrio, dejar al destino nuestro encuentro, y entonces respondería. Él aceptó.
Hoy, en su vida, una de las dos es su esposa y la otra un personaje de su primera novela.
Las pasiones también suscitan muchos laberintos. El tuyo me ha gustado mucho y creo que está muy bien puesto en escena. Mucha suerte 🙂
Muchas gracias. Pensé que nadie me comentaría y ya estaba un poco triste. Yo desde el celular no puedo comentar; pero leo todos los relatos. Desde un cyber comento. Gracias!
Bonito micro, me ha gustado ese laberinto que nos has contado.
Saludos
Saludos y muchas gracias, Blanca!
Tu comentario es un bello prólogo al texto. muchas gracias por tu tiempo. Beso!
Renuncia a su esencia por amor. Se nota que el relato está trabajado. Suerte.
Reconozco que, siendo Cortázar una de mis debilidades (confesables), podía estar favorablemente predispuesto a tu relato.
Reconozco que, siendo Cortázar una de mis debilidades (confesables), podía estar desfavorablemente predispuesto a tu relato.
Reconozco que, siendo Cortázar una de mis debilidades (confesables), tu relato es un inteligente y cariñoso homenaje a su obra.
Reconozco que, siendo Cortázar una de mis debilidades (confesables), tu cortazarianismo me ha parecido tan bien llevado, tan bien traído, que no podía dejar de constatarlo aquí.
Enhorabuena.
¡Me asustaste! Muchas gracias. Compartimos una debilidad… confesable.
Es todo un desafío tomar ese nombre para relatar tu historia y saliste muy bien librada. Felicitaciones.
Un gran abrazo y mucha suerte.