41. ABDUCIDOS
El azul limpio de las frías mañanas invernales se convirtió en un tono parduzco al ver como se paralizaba su existencia.
Durante una semana la vida familiar se redujo a una pequeña estancia, al trastocarse el orden preestablecido por obra de birlibirloque.
Se suspendieron en aquel hogar trabajos y clases, aunque lo más duro fue la obligación de transmutar el descanso nocturno, al verse obligado a repartirse las horas de sueño.
En esos largos días las charlas entre los tres habitantes de la casa quedaron resumidas a un único objetivo: averiguar como demonios debían montar aquella cama de Ikea.
Un estupendo desarrollo del micro, hasta llegar a la irónica sorpresa final. ¡Qué bueno, Gloria!.
Suerte y un besito virtual.
María Jesús, es realidad como la vida misma.
Hemos estado abducidos, casi una semana, y fuera del mundo, enfrascados primero en el desmontaje de una cama-tren, con sus tres camas, estantería, cajonera, hueco.
Después con el traslado y ubicación de esos trastos mientras pensábamos en su destino, y finalmente, con el intento de montaje de la inmensa cama de 140 x 200 metros.
Engañados por la teoría de que con la famosa llave Allen y un destornillador tendríamos suficiente, tardamos cinco días en montarlo.
Pero, finalmente, tuvimos que ir a comprar un taladro y un destornillador eléctrico para continuar con la tarea.
Además nuestro desconocimiento y torpeza nos llevó a equivocarnos en el montaje del cabecero. Por eso tuvimos que desmontarlo de nuevo.
Y cuando nos dábamos por confiados creyendo que lo habíamos logrado, al mover la cama, esta se separó, y debimos retomar la tarea.
Creo que, al final, lo hemos conseguido. ¡A ver si dura!
Gracias por tu simpático comentario. Un abrazo