ABR80. SABER ESTAR, de Cándido Macarro Rodríguez
La primavera te ha alterado. Tu cerebro sucumbe ante las feromonas. Necesitas aplacar los ardores que te consumen y tiras de agenda. Encuentras su teléfono. Ella no te defraudará. Esa fortaleza no es inexpugnable pero has de desplegar toda tu sutileza para tomarla.
Quinta Mahou mientras esperas en el restaurante acordado. Entra por la puerta apretada y primorosa. Aunque te lo saltarías, el preámbulo de la cena garantiza tu éxito.
Impreciso por los vapores alcohólicos golpeas sus mejillas con tus labios al saludarla. Le dices algo sugerente al oído. Se te escapa un eructo mientras ensalzas su belleza. Asqueada aparta la cara. Tú interpretas timidez. Sonríes seguro de tu encanto y pides una botella de vino de la casa para romper el hielo. Un hilillo de baba se te escapa de la boca.
Sentado frente a ella te envalentonas y atacas. Te descalzas un pie y lo lanzas, con mucha clase, hacia su entrepierna. Te arriesgas a vencer…o a morir. Pero la que parece morir es ella. Tu calcetín, húmedo del sudor de varios días hiede como un perro muerto. Ella se levanta descoordinada, tambaleándose. Cuando consigue rehacerse te corona furiosa con la ensaladera.
¡Merecido honor para tan avezado caballero!
¡Qué pena esa última frase! Toda la frescura del relato, esa agilidad y divertimento que destila, se pierden un poco por lo explicativo e innecesario de esa frase final.
Por favor, anónimo, ¿te importaría identificarte aunque sea con un nick para que sepamos a quién nos dirigimos? Muchas gracias.
Pues, a mi esta frase final es más que me gusta del relato y le da mucha gracia. JA, JA, JA…Cándido eres un genio, Sotirios.
¿No será que se ha colado el escudero en el relato?
Muy divertido y ambientado. Un caballero no será, y además tomando vino de la casa, en vez de un crianza, eso es infame. Me he reído con el estriptis calcetinil, y las miserias del pobre diablo, que muy psicólogo no era, la próxima sin alcohol. Y de la agenda ya la puede borrar. Genial ese casco para coronar tan buena historia. Un diez en humor y salero.Saludos y suerte.
Gracias por ambos comentarios
Cándido
Cándido, buen relato. Agil, divertido y cabal. Ni le sobra ni le falta. Caballeros como ese nos sobran en nuestras agendas. Menos mal que la mía está vacía. 🙂
Un abrazo primaveral.
Aurora, esos abrazos son peligrosos. La primavera la sangre altera (y no me he cambiado de calcetines)
Está claro que saber estar no sabe este señor. Me ha gustado mucho, suerte. Nuria
Muchas gracias
Cándido
Me recuerda al Lazarillo de Tormes intentando ligar… Entretenido e imaginativo.
Cándido, con este realto tan irónico desde el mismo título, consigues arrancarnos unas buenas sonrisas. Mucha suerte para este mes.
Muchas gracias a los dos.
Ja,ja,ja, ¿El Lazarillo? Entonces debería haber comenzado el relato con «Usaba poner cabe sí una jarra … de calimocho», o quizás de cerveza Día…
Los efectos «vaporizantes» hubieran sido similares
Cándido
KALIMOTXO, si no te importa!!
Llámalo X ( o con X) , ja,ja, ja pero… ¿es vino peleón con cocacola?
Entonces aceptamos kalimotxo como «compuesto alienante que nos da ánimo, nos enriquece el espíritu y nos inspira para seguir rulando»
Por cierto, tengo por ahí una oda «Oda a don Simón» que viene al pelo. ¿la puedo poner aquí como comentario?
Cándido
Pues si, porque alguno me he tomado con vino bueno, y aparte de que te crujen viva con la cuenta (o el cuento, según como lo leas), no sabe lo mismo, no. Y que conste que yo solo tomo kalitxikis y en Aste Nagusia. Es mi pequeño homenaje a Marijaia. A ver esa oda a San Simón, digo, D. Simón.
Cándido, eres un genio y tu relato genial JA, JA ,JA… Me reí a carcajadas me ha parecido muy entretenido con fluidez y súper gracioso. Vamos para que lo entiendas un 10. Te deseo mucha suerte amigo, Sotirios.
Gracias majo, eres demasiado generoso.
Lo siento pero no me puedo resistir:
Ahí va la oda a Don Simón:
A ti sagrado licor
dorado néctar divino
entre todos, el mejor
compañero de camino.
Sabes bien en una bota,
delicioso en el porrón,
pero donde más se nota,
donde realzas tu sabor
es cuando estás envasado
en el cartón de Don Simón.
Elixir del proletario
por humilde, rechazado,
denostado por falsarios
que nunca te han degustado.
Pero a todo el que te ofende
le digo, de corazón
que, aunque barato te vendes,
nunca has de pedir perdón
pues somos muchos conscientes
que no hay delicia mayor
que echarse un trago al gañote
del cartón de Don Simón.
Y aunque no suene muy fino
y suba el colesterol,
no hay bocado más divino
que tenga tan buen sabor
que un trozo pan con tocino
bien regado con pasión
con un buen trago de vino
del cartón de Don Simón.
Ya, ya sé que te culpan
de espesar preclaras mentes
que tus efluvios y ardores
son causantes de accidentes.
Tú no te sientas culpable.
Que como a una pasarela
hay algún irresponsable
que en el andamio se cuela.
El equilibrio , precario,
la boca, como un serón
con el ánimo incendiario
y fuego en el corazón.
Y abrirá los noticiarios
pues voló como un avión.
Y aunque esto ocurre a diario
no eres tú quien lo causó
porque eres pócima divina
porque infundes valor
porque no hay cosa más fina
que disfrutar del placer
de sentir tu golosina
por nuestra boca correr
directa hasta el corazón.
¡Nada tienes que temer!
¡ A disfrutar con fruición!
¡No hay nada como beber
del cartón de Don Simón ¡
Y sobre todo si es Gran Reserva, hasta Bond lo pide en las pelis, lo que pasa es que en la traducción le llaman moetchandon y cosas de esas.
Relato ingenioso y divertido. Mucha suerte. María Rojas
Muchas gracias, María
Cándido
Me decanto por los personajes con alma de perdedores, y el tuyo lo es y a lo grande. Bien escrito y rematado, con la ironía precisa para sacar una sonrisa. Suerte.
Félix Valiente
Gracias, Félix.
Sí. Su patetismo tiene cierto encanto, e incluso, llegan a inspirar lástima porque en el fondo son dignos de ella.
Cándido
Yo que voy a decir, este hombre es la caña, le admiro, el relato simplemente genial, frase final incluída 😀
¡Hala, haaaal!
Dessjuest, lo que tu llamas genial yo lo llamo «ladrillazo en la cabeza»
Pero…gracias.
Cándido
A ver, el relato es bueno porque provoca… repulsión. Vaya con los dos personajillos estos. El pringao queda muy claramente visual. Y ella que no hace ascos. El final, sin embargo, algo forzao, eso me ha parecido.
Un abrazo.
Gracias Susana,
En realidad él es un gañán con piel de caballero.(hay, o habemos, muchos por estos mundos de Dios)
Ella, aunque se la presupone lela y está en un segundo plano, al final acaba reaccionando. A nada que tenga un poco de estómago algo tenía que hacer…
Cándido