95. Adaptación evolutiva
El hotel con el que nos ganábamos la vida estaba junto a una de las carreteras que salían de la ciudad. Yo lo había heredado de mis padres y, con el paso de los años, habíamos visto como la metrópoli cada vez más cerca amenazaba con engullirnos. Así, habíamos dejado de ser una encantadora casa rural y quizás acabásemos por convertirnos en uno de esos hoteles que hay en los polígonos industriales, llenos a partes iguales de altas voces y de gemidos.
Yo miraba con aprensión a mi mujer, que era de misa diaria, y me preguntaba qué sería de nosotros cuando trasformasen la iglesia en una discoteca y nuestro pequeño pueblo en un satélite con cuatro casas.
Qué tonto soy, ¿verdad? y qué olvidadizo.
En cuanto volvimos de despedirnos entre lágrimas del cura, un buen amigo, ella puso la radio a todo volumen, empezó a mover las caderas, a guiñarme un ojo y a servirse un lingotazo de whisky. Sentí otra vez un pellizco en el corazón y recordé el modo en que nos habíamos conocido, el momento exacto en que habíamos decidido vivir y sobrevivir juntos.
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Luisa, nos has contado, bien, la adaptación al medio de esta pareja; sobre todo la de ella. Suerte y saludos.
Otra forma optimista y bien contada del tema mensual. Me gusta.
Felicidades
Adaptarse o extinguirse, no hay otra, la naturaleza es sabia e implacable, mejor formar parte de lo que vendrá que quedar aislado.
Suerte y un saludo
No es la historia que hubiese querido escribir pero… es la que salió.
Me alegro que aprecieis el punto simpático, que creo que tiene, y que lo convierta en un lectura adecuada para el verano. Eso espero.
Buenas vacaciones a todos y mucha suerte!
Cierras tu relato con una sugerente frase final que me hace presentir que ahí es donde está la auténtica historia de esta pareja. Muy buena historia, muy divertida también, pero yo me quedo con ese cierre.
Y si me lo permites y no te sabe mal, creo que se te ha colado una errata en ese «trasformasen», al que le han robado una «n», y que a lo mejor estás a tiempo de corregir.
Suerte y besos.
Gracias, eres muy amable.
Y también con lo de la errata. Estaba segura que estabas en lo cierto pero… fui a la RAE y ¡sorpresa!: con n y sin n.
Esto sí que no me lo esperaba.
Gracias.
«el momento exacto en que habíamos decidido vivir y sobrevivir juntos.». Creo que esa frase sostiene a la perfección tu historia. Le da todo el sentido y da que pensar. Me parece un relato muy redondo además de destilar ternura. Mucha suerte 🙂
Has puesto el dedo en la llaga o en una de ellas. Para mi ese «sobrevivir» marca una diferencia, como el «pellizco». Hay amor, hay compromiso, hay capacidad de superación JUNTOS.
No sé si me explico.
Gracias, un placer
Luisa bonita historia. Ese giro que poco a poco vas intuyendo, nos hace leerte más deprisa para llegar a final. Eso sí, luego más relajada aprecias todos los detalles con los que lo has relatado.
Un beso.
La evolución que, a veces, engulle la singularidad de bellos parajes. Buenas vacaciones, Luisa.
Parece que el hotel es la pareja y la pareja el hotel. Los cambios que se producen van a la par. Tiene mucha complicidad ese deseo de vivir y sobrevivir juntos.
Suerte y saludos.
Luisa, el título y el final perfectamente amalgamados, la cuestión es sobrevivir, sería volver a las fuentes… El que se va es el cura. Muy buen relato.
Un abrazo y suerte.
Luisa, un microrrelato con un toque Tarantiniano apreciable, por ese juego de los tiempos, de avanzar y retroceder sin apenas esfuerzo por la historia. A veces, nos perdemos en recuerdos o en temores futuros y, cuando queremos darnos cuenta, el tiempo se ha reído de nosotros. Hay que vivir el presente.
Buen trabajo y mucha suerte con el concurso.
Abrazos.