70. ADICTA A LA LIMPIEZA (Amparo Martínez)
Le gusta estar allí… En esa habitación, Aurelia se siente nueva, sin estrenar. Por eso practica muecas sobre las sábanas limpias. Como no consigue incorporarse de la cama, se sorbe los mocos y olfatea. ¡No huele a tierra mojada! Se extraña (su abuela maldecía los días de lluvia: eran los culpables del condenao agarrotamiento que la esclavizaba a su camastro). Le escuecen los arañazos. Se descubre algún moratón, pero… ¡ni rastro de roña! Sonríe.
La niña que jugaba en el parque estaba sucia, casi tanto como aquella muñeca de la alcantarilla. “Aurelita, ¡tira esa moña! ¡No vas a meter más porquería en casa! ¿Me oyes?… Esta muchacha, además de tonta, ma salío sorda”, se lamenta su madre. “La cría no tie la culpa, mujer, cuando la chola no funciona…”, tratan de consolarla las vecinas, sin frenar el ritmo de sus ganchillos. Aurelita desnuda a la muñeca, le escupe hasta quedarse seca y, luego, restriega la saliva ennegrecida… Poco a poco aparece el plástico rosa y suave.
Ayer, cuando la internaron, hicieron lo mismo con ella. Por eso, Aurelia está contenta y ensaya pucheros miserables de loca exmugrienta, para engañar a esa gente que la abuchea dentro y fuera del hospital.
Madre mía que letra tan grande me ha quedado!!!
Bueno, como las orejas o la boca del lobo: para que lo leáis mejor 🙂
(Quien no se contenta…)
Amparo, preciosa esta historia y muy bien contada. Suerte y saludos
Muchas gracias,Calanda.
Pasan tantas cosas por la mente…
La historia de Aurelia tiene un fondo triste, aunque a ella no se lo parece, porque es feliz en toda circunstancia, de buen conformar y, sobre todo, se trata de una persona muy limpia. Las muecas de la imagen propuesta para el relato aparecen al principio y al final del mismo, en dos momentos de su vida, con las expresiones literales: «le gusta estar allí» y «está contenta», que no hacen sino corroborar su capacidad innata de ser feliz, que es lo que todos buscamos; poco importa que, en su caso, haya otras capacidades que parecen estar en entredicho.
Un relato muy original, tierno de una forma distinta.
Un abrazo, Amparo. Suerte
Esas facultades que quedan entredicho, como bien dices, cambian la historia.
Ángel, muchas gracias, como siempre por tu generoso y concienzudo comentario.
Un abrazo grande.
Qué gran relato, qué bien lo has contado Amparo. Como siempre, es un gustazo leerte. Besos y suerte.
He recordado a una Aurelia de «A todo o nada», que con tu talento nos muestras muy diferente hoy.
Muy buen relato amiga, sobre todo humano.
Un abrazo y suerte.
Triste muchacha Aurelia, que, sin embargo no sabe qué es la tristeza. Que puede sonreir con pequeñas cosas, con esa moña ue para ella no es sucia. Me hace reflexionar.
Toda la candidez de Aurelia reunida en este tierno relato, aunque hay cosas que se me escapan (arañazos y moratones o el hecho de que no pueda incorporarse ¿?) culpa mía seguro, me ha gustado cómo lo has llevado.
Un abrazo, preciosa Amparo.
Un relato triste y no exento de dureza, pero con mucha ternura también.
Suerte y abrazo.
Me unos a todos los parabienes que te han ido dejando los compañeros: los merece la sensibilidad de tu historia. Suerte y saludos,Amparo.