AGO125. CREPÚSCULO : THE TRULY STORY, de Cándido Macarro Rodríguez
El fuerte levante, que había soplado pertinaz durante todo el día, se transformaba lentamente, con la caída gradual de la tarde, en una ligera brisa, serenando el furor de las olas hasta dejar la playa en calma.
No hacía más de diez minutos que el sol comenzara a ocultarse tras las cumbres de las elevadas montañas cercanas, alineadas a espaldas de la costa, y sólo quedaban ya unos pocos reflejos anaranjados en el agua huyendo de la orilla a medida que eran perseguidos por las alargadas sombras de las moles rocosas.
El azul brillante y nítido del cielo iba perdiendo intensidad paulatinamente y se oscurecía, más cuanto más al este, acercándose sin prisa al instante mágico en que se funde en el horizonte con el color del mar, sin quedar claro dónde acaba uno y donde empieza el otro, cuando los espíritus desprenden una aureola de misteriosa ingravidez y el ánimo queda sobrecogido por el milagro diario del atardecer en el Mediterráneo.
Yo, sentado en la arena, intentaba emocionarme con el espectáculo; sin embargo, las decenas de púas que, al pisarle, el puñetero erizo había dejado clavadas en mi talón, inflamado y dolorido, me impedían disfrutarlo como la ocasión merecía.
Mucha descripción y poca acción, pero esta última, no por breve menos importante, y sobre todo dolorosa.
Describes muy bien y das un giro de timón de 180 grados , no sé si marinos, pero más que el sol, contemplaste las estrellas.
Saludos.
¿Ah, pero quedan erizos en el Mediterráneo? Es broma eh! Me quedo con el tono humorístico del relato, aunque pobre erizo…
Saludos
Paloma Hidalgo
Gracias ¡Qué rápidas!
Sí. Todavía se pueden encontrar erizos en el Mediterráneo…amén de muchas otras cosas. Por decoro no voy a decir con qué cosa asquerosa casi me choco mientras nadaba este verano en el mar. Bueno, sólo una pista : empieza por mier y acaba por da, pero ya no digo más ¡Menos mal que siempre voy con gafas de piscina incluso en el mar ! Ja,ja,ja
Cándido
Me encanta la descripción que has hecho de un atardecer, de un momento mágico e irrepetible que sólo logró romper las púas del erizo.
Un abrazo y suerte !!!
Candido , has descrito perfectamente una tarde soleada que pasé en una playa cerca de Almeria. Doy fe de que pisar o golpear un erizo de mar, te deja el pie dolorido para los restos, y que mal se quitan sus puas ,remojada en agua con vinaagre pasé los dos dias siguientes y aun así un mes despues , aparecio una puita traicionera. Todo un trauma, me siento identificada.
Gracias.
Cierto, Begoña, de Almería se trata.
Es un espectáculo que por muchas veces que lo haya visto no deja nunca de emocionarme.
Sé que un atardecer típico en el Atlántico es muy vistoso. El momento en que el mar acaba tragándose ese disco naranja es maravilloso. Quizás por eso nadie se fija tanto cuando el sol se pone frente al mar, justo por el otro lado, y, puedo decir que tiene un encanto especial.
Cándido
Cándido magnífico contraste lírico y áspero. Poesía contra la cruda y dolorosa ralidad.
Me ha gustado ese duelo.
Un abrazo.
Amparo Martínez A.
Gracias por los comentarios
Cándido
Hola Cándido,
En una ocasión estuvimos por Rodalquilar, San José y Cabo de Gata y allí lo mejor era nadar porque en cuanto hacías pie lo posabas sobre un erizo.
Me has levantado una sonrisa con el contraste. Suerte.