AGO140. ANA DE LAS LUCIÉRNAGAS, de José Ángel Gozalo Molina
Era una de aquellas noches de invierno sin luna, en la que sólo los guerrilleros se aventuraban a salir al monte, porque no se distinguía más allá de los dos palmos de distancia delante de los ojos.
Por eso, la pequeña Ana se hallaba muerta de frío y desorientada, sin poder encontrar el camino de regreso a su casa.
Llevaba horas vagando sin rumbo, tropezando a cada paso con las raíces invisibles de los árboles y cayéndose al suelo, cuando sin previo aviso, le pareció ver a lo lejos un grupo de pequeñas luces que, suspendidas en el aire , parecían bailar sin ton ni son en un maravilloso espectáculo.
Ana nunca había visto nada parecido, así que llena de curiosidad, se encaminó hacia ellas al límite de sus fuerzas.
Viéndose rodeada por ellas, intentó cogerlas durante largo tiempo , pero cada vez que conseguía atrapar una entre sus manos esta se apagaba.
—Por favor, iluminad mi camino —les pidió antes de que se le cerraran los ojos.
Casi despuntando el alba, los vecinos del pueblo que participaban en la búsqueda, pudieron ver una columna de pequeñas luces semejantes a polvo de estrellas, que ascendían directamente hacia el cielo.
Interesante variante del cuento de la «cerillera» de Andersen. Lírico y bien escrito. Suerte.
Gracías Antonio, la verdad es que guarda cierto parecido pero no esta hecho a propósito.
Saludos
Bonito y a la vez triste. ¡Suerte!
Saludos.
Gracías por comentar Beto.
Un saludo
Precioso este cuento, aunque triste, muy triste. Pensé que conseguirían encontrarla gracias a las luciérnagas y sí, creo que la encontraron pero demasiado fría.
Suerte José Ángel.
Hola Yashira, gracias por dejarme tu comentario. La idea en un principio era esa pero cuando me puse a escribir el relato se me ocurrió este final.
Cosas de las musas de la inspiración…
Un saludo.
al más puro estilo de los cuentos clásicos, y tan trágico como ellos. Me ha gustado mucho el título, es por sí solo precioso.
Felicidades.
Gracias Asun, me alegro de que te guste el relato. Los cuentos clásicos nunca pasarán de moda. Al menos eso quiero pensar.
Saludos
Un bello relato, José Ángel, con un triste y emotivo final. Lo que más me ha gustado es cómo juegas con la muerte de la niña y las luces, cómo aquella se va apagando al compás de la de las luciérganas y dejan a oscura su «camino».
Saludos y suerte a fin de mes.
Gracias por dedicarle una critica tan positiva al relato Rafa.
Espero que tu tambien tengas suerte.
Saludos
Hermosísimo final, José Ángel.
Saludos
Gracias por comentar Miguelángel.
Un saludo
Muy bonito cuento de reminiscencias clásicas. Me ha recordado los que leía de pequeña y me dejaban un poso de tristeza.
Gracías Ópalonegro. Yo ley muchos de pequeño y todavía los conservo todos por si algún dia alguien los vuelve a utilizar.
Saludos
Cuento clásico sí, triste y tierno que muestra sin decir ni contar explicitamente. Hay una cosa que no acabo de entender y es el tema de guerrilleros etc ¿qué aporta? eso me despista, me plantea preguntas del tipo si hay guerra que hace una niña pequeña sola etc … me gusta que el enfoque de tu cuento sea de insectos «amables» digamos frente a otros relatos de bichos malos, abrazo
Hola Mel, me alegro de que te haya gustado la historia.
Lo de los guerrilleros lo introdujera para dar a entender que el relato estaba ambientado hace muchos antes de la época actual, cuando los guerrilleros prófugos combatian en el monte poco despues de la guerra civil.
Gracias por leerme y por comentar.
Saludos
Ah entendido, aunque -solo por aportar una idea- guerrilleros es que sigue habiéndolos en muchas partes, quizás un «guerrilleros republicanos» lo pondría mejor en un contesto histórico ¿? (en el nuestro claro…) en fin suele ser complicado eso de elegir un detalle que claramente encuentre el texto en la historia verdad¿?
Saludos
Gracias por comentarme Ana. Espero que ese dia tarde mucho en llegar.
Un saludo