AGO81. LAS PANTORRILLAS, de David Vivancos Allepuz
Le conté al médico que sentía como un hormigueo en las piernas, concretamente en las pantorrillas. Después de hacerme unas cuantas preguntas, más protocolarias que otra cosa, el doctor me instó a que me subiera ambas perneras hasta la altura de las rodillas y me tumbase en la camilla boca abajo. Y eso fue lo que hice.
Después de unos segundos de valoración y diagnóstico, las fue cogiendo con las pinzas que había sacado de un cajón del único armario de su consulta y las metió, una a una, en un tarro de cristal, parecido a los de mermelada. Cuando terminó, me mandó incorporarme y ponerme bien los pantalones. Me sentía mucho mejor, sentado en la camilla, el picor había desaparecido ya. «Aquí tiene«, me dijo, ofreciéndome el tarro, «puede soltarlas en el parque«, aunque yo preferí llevármelas a casa. En el fondo, ignoro por qué tomé esa decisión. Quizás fue que les acabé cogiendo algo así como cariño, no sé. Las tengo en un terrario y mis compañeros de trabajo y el propio doctor, con quien me acabó uniendo una gran amistad, las vienen a ver de vez en cuando.
Ahora comprendo a mi marido que las alimenta con azúcar y campan libremente por la cocina. Desde que a él le desaparecieron las molestias de los pies. ¡jejejeje! con mucho humor, si señor.
Suerte
Jajaja Voy a leerlo de nuevo. Suerte David!!!
Besos desde el aire
Muy buena imaginación.
¡Suerte!
Saludos,Yolanda
Me ha encantado la idea, aunque a mi me hubiera gustado que acabara donde dices lo del tarro de mermelada.
Abrazos
No es mala tu observación, Javier, pero, no sé, se me quedaba un poco cojo. Preferí cerrar la historia con una nueva aparición del médico. Gracias por sugerirme la mejora.
Abrazos,
D.
David, un microrrelato sencillo, a la par que ingenioso, y es ahí, donde radica su dificultad. Demuestras galones con estas letras de este microrrelato.
¡Suerte para el concurso!
Abrazos.
Me ha gustado mucho el relato, es tan sencillo que atrapa, conviertes una escena surrealista en un acto cotidiano. Un saludo y suerte.
Un relato con mucho sentido del humor. En este caso da la sensación que las hormigas sean unos animales en peligro de extinción. Suerte y beso.
¿O no son hormigas?
Ah… 😉
Hola, David. Me gustan tus relatos entre costumbristas y surrealistas, llevados con una naturalidad que se convierte en su mejor baza.
Un abrazo y suerte a fin de mes.
Gracias a todos por compartir conmigo el buen sabor de boca que os ha dejado el texto. Leyéndoos me voy enterando, poco a poco, de cuáles son las características que definen mis historias, ya que no soy demasiado consciente de ellas, la verdad.
Y que conste que yo, a las hormigas, omnipresentes ellas, no las nombré en ningún momento, ¿eh? 😉
Un abrazo colectivo y mucha suerte en este convocatoria de agosto,
D.
Ana, los gemelos, curiosamente, salían en la versión original del texto. En la poda de las 200 palabras quedaron fuera los pobres…
Gracias por tu comentario.
Suerte a ti también y un saludo,
D.
Hay personas que conservan las piedras sacadas de sus riñones o de la bilis, pero las hormigas que recorren sus venas… es muy divertido y original Tal coleccionista seguirá por guardar en su colección las mariposas de su estómago, las arañas de sus ojos, los pájaros de su cabeza, ¿verdad?
Suerte.
David, amamos tanto todo lo que nuestro cuerpo crea que atesoramos las cosas más peregrinas. Bien contado en originales imagenes. Suerte y saludos
Algo muy cercano a un síndrome de Estocolmo por parte de tu protagonista. Felicidades David, ¡Saludos!
Nicoleta, Calamanda, Leonardo, gracias por vuestros generosos comentarios.
Mucha suerte a los tres. Un abrazo,
D.
Muy ingenioso David, ojalá cada vez que alguien sintiese un hormigueo la solución fuese tan sencilla, pero me pregunto qué es lo que realmente se llevó a casa, porque no tengo claro que se tratase de simples hormiguitas, eso no habría supuesto tanta atención en todos los amigos y el propio doctor. Tendré que pensar en las posibilidades.
Mucha suerte y un fuerte abrazo.
Jugando con los dobles sentidos, como no!. Me encanta que el doctor acabe haciendose amigo y visite a las hormigueantes.
Enhorabuena David.