AGO84. OBEDIENCIA DEBIDA, de Rafa Olivares
Conseguimos escabullirnos del grupo, y ya empezábamos a disfrutar de la deliciosa tarde de campo que habíamos planeado, cuando aquella voz conocida nos sorprendió y desconcertó.
– ¡Vosotras, a la cola con todas las demás!, nos ordenó con ese inequívoco tono de lo que no admite la menor resistencia.
Ni mi hermana ni yo podíamos entenderlo; donde estábamos no había nadie, las vistas eran fantásticas y el espacio holgado y tranquilo. Por contra, atrás, el olor era apestoso, había que pugnar constantemente por ganar la posición a la espera de la merienda y, lo peor, teníamos que estar atentas a esquivar un ramalazo de procedencia imprevisible que, cada poco, amenazaba con derribarnos.
En fin, no quedaba más opción que obedecer a mamá y, resignadas, emprendimos el vuelo hacia el trasero de la indolente vaca.
Una triste pena no ocupar el espacio preferente con vistas, esta vaca a cada dos por tres os sacudiría con su cola. Me ha gustado el tono de humor.
Suerte
Gracias Anna. Sí, el mundo animal da para mucha guasa.Saludos.
Qué bueno, me encanta. Un saludo y suerte.
Sólo por tu comentario ya ha merecido la pena. Gracias Ana. Un abrazo.
Toda madre quiere lo mejor para sus hijos, aunque éstos no lo entiendan. Y la vaca, indolente y todo, es la prota indudable. Sin ella no hay historia. Celebro que te haya divertido. Gracias y besos.
Que gracioso y original. Que moscas mas exquisitas rechazando esa merienda. Me ha gustado. Nuria
¿Moscas?, ¿qué moscas?. El único insecto que se menciona es la vaca. Indolente, por cierto.
Celebro que te guste.
Curioso que a pesar de esa merienda apestosa el relato sea tan agradable.
Merito del autor.
Abrazos
Por nada del mundo quería caer en lo escatológico y una referencia con otro nombre parece que lo salva.
Gracias Javier. Abrazos.
Muy bueno Rafa. Divertido. Pero ¿A quíen no le ha dicho su madre ¡Ale, a merendar!. Suerte. Un saludo.
¡Y cuidado con no acudir! Podías quedarte sin juego y sin merienda. Gracias Jesús. Un saludo.
Aunque nos duela reconocerlo una madre siempre sabe lo que es mejor para su prole. Ya tendrán tiempo de discutir cuando lleguen a la adolescencia. Divertido tu relato, tocayo.
Saludos y suerte.
Duele menos cuando acumulando años y vida se alcanza el rol de madre (o de padre) y se asumen las posiciones que antes se cuestionaban. Me alegro que te haya gustado tocayo. Un saludo.
Qué bueno Rafael. Me parto de risa tirada en el sofá y haciendo el vago.
Firmado: una vaca indolente.
Arantza, preocupado me tenías por lo que estabas tardando en aparecer. La indolencia, sin duda. No te preocupes que en Agosto no sólo está permitida sino recomendada por la OMS.
Y ya ves, quería narrar una excursión de las hermanas Ursulinas y mira lo que salió. Celebro haberte arrancado unas risas. Un beso.
Rafa, vaya situación que se les presenta; la obligación o la devoción. Las madres tan visionarias lo resuelven. Suerte y saludos
El espíritu de rebeldía siempre presente en los jóvenes. Menos mal que ahí están las madres para reconducir. Gracias Cala.
Me gustó mucho tu relato, Rafa, pero no pude comentar entonces. Te lo digo ahora: me gustó mucho tu relato, Rafa. me parece que está muy bien llevado y sin perder nada el humor, que cuesta bastante algo así. A mi entender.
Un abrazo, campeón.
Correspondo también con demora. Que le guste al maestro ya es un premio. Gracias y abrazos.
¡Qué gracia me ha causado! al inicio del relato pensé que los bichos iban a ser hormigas , por el orden militar casi casi que se les impuso con la instrucción. Felicidades Rafa, ¡Saludos!
Gracias Leonardo, sí, cada bichito tiene lo suyo. Un saludo.
A la cola, jaja, qué bueno. Nada, nada, la merienda la que diga la madre y menos hacer el tonto en otros orificios.
Un abrazo.
Sí, cada orificio tiene su función principal. Explorar otras funciones tiene sus riesgos …. Y sus encantos. Gracias Susana, un beso.