AGO94. EL ALBA AGUARDABA EN SUS EMBOZOS, de Calamanda Nevado
No miraban la profundidad azul marino del agua como dos turistas más. Desplegaban promesas, acariciándose los oídos, mientras la amargura ondulaba el llanto caudaloso de la separación. La luna cruzaba turbia. Un visillo espeso, palidecía sus bocas de amapola. Los abrazos al relente y el veneno del amor derramado que, bebían sorbo a sorbo, agonizaron después del amanecer. El cielo liberó un día amargo, ensombrecido por despedida de adioses. Les aguardaban caminos distintos.
Los derrotó la hora de la marcha, creció el silencio. Agitaron las manos; alejándose del mar por separado. Temblaban sus pasos malheridos. Pronto la soledad perfiló la espera, empapándola de recuerdos.
Alejados del otro, la nostalgia desgranaba días. Inundaba de amarras los ojos; surcados de melancolía. Solo el recuerdo endulzaba el implacable amargor de la piel, donde el amor caló hondo. Aprendieron a morderse los labios secos; sin fuente que apagara su sed. Sus manos amontonaban soledad, sin candorosas caricias.
El alba les aguardaba en sus embozos. Soñaban con su tímida luz, trasformada en relámpago, cuando de nuevo desfallecieran sus cuerpos enredados. Se vestirían el uno al otro. Pero continuaron sin tenerse cerca. Un contrato tras otro, en ese destino lejano, los replegó. Hundió sus corazones, ahogándolos.
La distancia, impuesta y duradera; es un horror para las relaciones. Me gusta. Suerte
Si no fuera tan terrible la separación, con tu forma de contarla casi me apetecería que me pasara. Muy buen relato.
Un beso Calamanda
Te ha quedado un bello relato lleno de sentimiento. Enhorabuena Calamanda, describes muy bien el dolor de la separación.
Un saludo
Ana U,Angeles, Epífisis, José Angel. Estais hablando de sentimientos, como los personajes del relato, y eso es fenomenal. Un beso a todos y cada uno y mucha suerte.
No distingo si tu mensaje se relaciona con la separación por la distancia, que conduce a la nostalgia melancólica o te refieres a la separación en la cercanía que lleva al ahogo, el hastío y finalmente al odio.
Relates uno u otro o los dos, opino que te ha salido perfecto.
Un saludo
Por cierto, sin relación con tu relato. Mi camisero se apellida Nevado como tú-
Jesús Alfonso, en este caso la distancia la marcan los puntos kilométricos que les separan. A proposito del apellido; igual tu camisero es manchego como yo. Redondo también es un apellido que en mi tierra se ve mucho. Gracias y suerte. Hasta otra.
Has escrito un relato muy triste, fiel reflejo del dolor que siempre atesoran las separaciones. Mucha suerte.
Paloma, gracias y suerte en Cadena Ser con tu relato.