24. Agua bendita (JAL)
Y como en la desgastada piedra de una fuente se formó un minúsculo charquito mientras veías aterrorizado desprenderse una más y retumbaba en tus oídos el infinito ¡Plak! ¡Plak! ¡Plak!… Un martillo pilón que primero erosionó la piel de tu frente y después la horadó, hasta hacer estallar los huesos del cráneo y dejar tus sesos al aire. Gritaste y lloraste como un recién nacido. Y yo también, al contemplar extasiada tus esfuerzos por sorber el líquido que se deslizaba por tus mejillas para saciar la sed; o el bisbiseo de tus labios cuando contabas uno a uno los cinco segundos transcurridos entre gota y gota, al compás del tic tac del reloj de pared, creyendo que cesaría ese infierno en vida. Pero la realidad se impuso una y otra vez y el transcurrir de las interminables horas siguió su parsimonioso curso, hasta que entregado sucumbiste al delirio y el diablo te llevó consigo, cinco días más tarde. No tantos como merecías, pero sí suficientes: Dos por cada una de las hijas que violaste y luego me arrebataste, más el que la providencia, siempre tan ecuánime y oportuna, tuvo a bien concederme.
El sufrimiento es tanto mayor cuanto más se prolonga. El recorrido de una montaña rusa apenas dura unos segundos, pero son suficientes para que a algunos se les hagan eternos. Este personaje ha de pasar por un calvario extremo, casi inimaginable, con un tiempo exasperante para él en su lentitud. La venganza de esta madre es comprensible por un lado, aunque la violencia rara vez tiene excusa, pero a saber qué hubiéramos hecho nosotros en su lugar.
El relato de una lenta agonía y un desquite, con los motivos que han conducido a esas terribles escenas y el dilema moral de si tiene o no justificación.
Un abrazo y suerte, Javier
La conciencia del devenir mortífero del tiempo excelentemente narrada. Me encantó.
Enhorabuena y suerte.
Tan bueno como tremendo.
Gracias a los tres por comentar. Por duro que parezcan los hechos, que no el contexto, son reales. Se ha repetido a lo largo de la historia y puede que ahora mismo, en este preciso instante, alguien lo esté sufriendo en sus carnes. Es una recreación de la conocida tortura china o de la gota de agua. Una de las más despiadadas que puedan existir.si bien, por razones obvias de espacio, no incluye todo el calvario que el reo puede llegar a experimentar durante el prolongado tormento.
Javier, seré breve:
Uf
Abrazos
¡Qué horror! Tan bien contado que ya estoy esperando a leer una dulce historia contada por ti. Saludos
¿Qué mejor recurso que el de la gota que cae rítmicamente para narrar el tiempo? Tu relato es puro mecanismo de relojería.
Gracias por el comentario, Isabel. En cuanto a la dulzura, lamento decirte que si un reloj dio lo que dio, imagina una de bichos…
Saludos.
Gracias por leer y por el comentario, Antonio.
Saludos.
Uno se imagina el destrozo de la siguiente gota, me parece muy buen relato
Muy bueno tocayo. Mucha suerte