36. Amor adolescente
Cae la tarde sobre el parque. Miro a Laura, le sonrío y ella me devuelve la sonrisa, la beso. Cierro los ojos y mi mente vuela a la época del instituto, a la primera vez que la vi y quedé prendado de sus ojos soñadores y de su bello cuerpo adolescente.
Pero ella sólo estuvo dispuesta a darme su amistad.
Después la perdí de vista… pero nunca se alejó de mis sueños. Tuve la suerte de no enterarme de su matrimonio, y cuando años más tarde supe que había enviudado, sentí que quizás aún podía tener chances con ella.
Entusiasmado, me decidí a dar la batalla y vine a alojarme en la residencia donde ella vive. Ahora pasamos mucho tiempo juntos, ella es feliz a mi lado, mientras yo rebusco en sus facciones finas y relativamente jóvenes a la chica que me robó el corazón. No me importa que en el camino ella haya perdido la esbeltez y la ensoñación ya no habite en sus ojos. La quiero, y por las noches nos amamos dulcemente.
Sólo me apena que Laura no tenga la menor idea de quién soy yo y me llame por el nombre de su difunto marido.
Tu protagonista, aunque con matices, puede decirse que logró lo que tanto anhelaba: compartir existencia y cercanía con la mujer de su vida. Ella, por su parte, se siente acompañada por alguien que la quiere. El intercambio es provechoso para ambos.
Un relato que demuestra que el primer amor nunca se olvida si es auténtico, incluso si en principio no fue correspondido en igual medida, algo siempre doloroso y frustrante para una de las partes.
Un abrazo y suerte, Jorge
Hola, Ángel. Gracias por tu comentario tan acertado. Lo que tu llamas matices, para mí viene a estar en un punto intermedio entre dos extremos: vivir una gran historia de amor o conformarte con tu “pior es nada”
Un abrazo
Qué historia tan bonita! El que la sigue la consigue , o no . Jajaja . Buen relato . Suerte
Gracias por tu comentario, Sandra. Me alegra que la historia te haya gustado. Mi primer título para el relato era “Más vale tarde que nunca, ¿o no?” pero lo cambié porque anticipaba que había algo extraño en la relación.
Un cordial saludo
Para historias de amor como estas claro es que nunca es tarde , pero sí será todo muy diferente a cómo se imaginó en otro momento del pasado. Tierno y entrañable y duro al mismo tiempo. Suerte, abrazos.
Hola, Manuel. Gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo en que es una historia dura, pero no todos tienen la suerte de vivir un gran amor y muchos deben conformarse con lo que les toca.
Un cálido saludo