77. Amor fraterno (Manuel Menéndez)
La quería. Me da igual lo que digan. Amaba a Sara con toda mi alma. No solo era mi hermana mayor, también mi modelo, mi guía. Dicen que la envidiaba porque atesoraba todo lo que yo no tengo: belleza, inteligencia, equilibrio… Mienten. No lo entienden. Nadie quiere comprenderme.
Estaba admirándola mientras dormía, como tantas noches, cuando reparé en él. Era negro, siniestro. Estaba sobre su mandíbula. Una excrecencia maligna que emponzoñaba su piel. Pasé muchas noches en vela, vigilándolo. Me convertí, sin ella saberlo, en su guardiana. Una mañana, agotada, le confesé mi preocupación. Ella se limitó a reírse. Me llamó paranoica y dijo que solo era un pequeño lunar. Mentiras para protegerme, para no alterarme. La tónica de mi vida.
Aquella noche, el nódulo oscuro se movió. Fue casi imperceptible. Sutilmente avanzaba hacia los ojos de Sara. Al enfocarlo con la linterna abandonó todo disimulo. Abrió unos ojillos diabólicos y aumentó su velocidad. Desesperada, rocié el rostro de Sara con insecticida intentando acabar con el monstruo. Ella también notó al intruso, porque despertó gritando desesperadamente. No podía dejar que esa perversidad se alojara en su cerebro, no había otra salida, por eso apliqué la llama del encendedor al spray.
El protagonista parece sincero, y su proceder lógico y oportuno, proporcional a un momento complicado, que requería una reacción rápida. Todo bajo su punto de vista, que es el que conocemos. Desde fuera, es difícil comprender a alguien que, con nocturnidad y alevosía, fabrica un lanzallamas casero con el que acaba con la vida de su hermana. Hasta llegar a ese punto empatizamos con al personaje, después dudamos de su cordura y verdaderas intenciones. En el aire queda la existencia o no de ese monstruo.
Los que conocemos tus letras no dejaremos nunca de admirar cómo se puede matar en tantas ocasiones través de la literatura y hacerlo cada vez de una forma diferente y original.
Un abrazo y suerte, Manuel
No queda claro si está loca o cuerda, cuáles eran sus verdaderas intenciones. La balanza queda equilibrada y el final redonda y abierto.
Me gustó mucho. Felicidades y suerte.