38. Amores kafkianos
Se estremeció de gozo al ser acariciado por una minúscula insecta.
Cuatro horas más tarde, un zumbido enloquecedor le charlaba amores en el oído interno.
Catorce días después, lo despidieron del mundo de los mortales. Su fantástica monstruita ya volaba lejos.
En ocasiones nos confundimos, al pensar que lo monstruoso habrá de ser grande, evidente, poderoso. En mi tierra se dice: «home pequeño, fol de veneno».
Mucha suerte.
Es verdad esos «monstruitos», atormenta más que los enormes.
Un Abrazo.
Ostras, María, qué repelús me da sentir ese zumbido.
Vaya amores nos traes, pero, si ellos consienten, nosotras no les vamos a decir nada en contra.
Un abrazo muy grande.
Towanda, los tormentos de esos amores que se transforman en monstruos hay que echarlos fuera como sea.
Abrazos mil.
A esos monstruitos que se nos introducen en el oído, tenemos que sacarlos pronto. Con sus molestas palabrerías nos convencen de que los dejemos completar su transformación, a costa de provocarnos la muerte. Ha puesto mucha imaginación en este microrrelato, suerte.
Saludos.
Beto, muchas gracias por los buenos comentarios a este breve.
Abrazos.
Una relación reducida en tamaño pero grande en peligro. Ya dicen que no existe el enemigo pequeño, además del consabido «hay amores que matan».
Una acción secuencial que transcurre en tres tiempos, coincidentes plenamente con la fórmula de «planteamiento, nudo y desenlace», con unas pocas palabras a las que has sabido sacarle mucho partido.
Suerte y un saludo, María
Gracias, Ángel, esos pequeñines, que peligrosos pueden ser cuando se crecen.
Abrazos.
En pocas palabras tu protagonista goza,enloquece, muere y vuela alto. Toda un experiencia concentrada, toda una vida resumida en el zumbido de un insecto.
Suerte, un beso.
Para un ser tan minúsculo, las palabras sobran.
Abrazos.
No imaginas la obsesión que tengo yo con esos zumbidos…has ido a dar con mis más odiados monstruos. Aghhhhhhhhhhhh
Querida. Prevenida quedas, a cuidarte de esos minúsculos alados..
Un abrazo fuerte.
La monstruita le hizo el más feliz de los mortales, antes de serlo.
Breve pero bueno.
María J. Me alegra que te haya gustado.
Felicidades.
Muy pocas palabras para este derroche de imaginación a la hora de enfocar la consigna y mostrarnos que la monstruosidad puede ser bien pequeña y venir de cualquier lado. Mucha suerte 🙂
Un gusto tus comentarios, pero más gusto leerte.
Felicidades.
Una apuesta interesante, amores de un instante que te llevan a la desesperación, también, claro está, la infección kafkiana, pero me quedo con la versión primera. Me ha gustado lo que no cuenta. Suerte.
Oh, esos amores ligeros, artificiales que te pueden llevar a la locura.
Felicidades.
Gracias por tus comentarios bien iluminados.
Un abrazo, amigo.