88. ANDROIDES: SUPERIORES EN CASI TODO (Petra Acero)
¡Pobres humanos! Ahí están, murmurando, intentando que mis oídos no capten sus palabras. ¡No entienden de telepatía!
Tres cuervos desorientados acodados a una mesa de finales del XXI (revival del rococó francés, periodo Isabelino: patas cabriolé, marquetería ecológica con apliques de bronce reciclado e incrustaciones de metacrilato biodegradable), sin decidirse a formular la pregunta. Hasta que el de la nariz floja se impacienta:
—Señoritaaa —arrastra el género como si fuera un pregonero (en mi último viaje, todavía había pregoneros que, con sus rimas y cornetas, provocaban expectación y… sonrisas)—. Señoritaaa —gorjea estirando el cuello—. ¡Cíñase a la pregunta!… ¿Inter-ga-lác-ti-co o inter-ur-ba-no?
Comadrejas nerviosas de actitudes cambiantes. Tan sentimentales, tan humanos. Elijo el tono y timbre adecuados a la edad que represento. Bajo la mirada y, como cachorro desvalido, me dirijo a las tres togas:
—¡Interurbano, Señorías! Quise decir: viaje inter-ur-ba-no.
Entonces, sus ojos, hasta entonces agujeros negros, comienzan a titilar como minúsculos soles, iluminando sus rostros. A continuación se recuestan y, cobijados en los respaldos de sus sillones: resoplan, mueven afirmativamente la cabeza y, ¡por fin!, aparece ese movimiento de labios (cóncavo y ascendente) que nosotros no hemos conseguido imitar… Un calor involuntario inunda mi revestimiento.
Vaya fuerza narrativa, cuántos recursos en un sólo texto. Hay expresiones que parecen de fábula, como esas «comadrejas nerviosas de actitudes cambiantes», por no hablar de la descripción de la mesa. Muy logrado el punto de vista tan particular de un androide cercano a lo humano, pero que de alguna forma parece sentir que no podrá alcanzar ni comprender en toda su magnitud; creaciones superiores, pero afortunadamente no en todo, pues nunca podrán llegar al fondo de esos ojos, agujeros negros inaccesibles para ellos, de unos seres orgánicos aparentemente imperfectos, pero a los que de alguna manera envidian.
Muy original y trabajado, Amparo
Un abrazo fuerte y suerte
Ángel, me alegra leer tu comentario por ese razonamiento que siempre regalas justificando escenas, descripciones, comportamientos de los personjes (como en este caso) que animan de sobremanera a seguir escribiendo… Con lectores tan agradecidos y rápidos en captar el ambiente, la trama, la forma y el fondo da gusto escribir 🙂
Gracias por tus palabras. Un abrazooo grande!!
Esa mueca que no han logrado imitar es lo que nos diferencia, por lo demás…
Muy chulo tu micro, muy original y lleno de metáforas. Suerte y abrazos de abril.
Esa mueca es tan humana. Significa tanto!!!
…por una sonrisa, qué daría yo por una sonrisa!!
Gracias por tu comentario, Mercedes. Un abrazo.
Hola, Amparo.
El título dice mucho de todo lo demás. Ese «casi todo» es lo que nos dota de diferencias que nadie podrá imitar nunca. ¿Te imaginas a un androide con tu sonrisa de buena gente? Pues yo no. Hay cosas que son irreproducibles por la tecnología.
Me gusta mucho tu micro, ¡pobres androides y benditos humanos!
Un abrazo muy grande, bonita y suertísima.
Hola maestra, como describes lo intangible, la mente que intenta ser más natural. Muy digno se ti.
Un gran abrazo y suerte.
Muy bueno, Amparo. Ay… la sonrisa; algo tan humano no podrá nunca lograrlo un androide. Eso espero… 😉
Suerte y un beso .
Me encanta, Amparo. Ese androide que parece estar más allá de todo, saberlo todo, haberlo vivido todo, mucho más que los humanos, y sin embargo envidia sus sonrisas.
Una muy buena idea. Mucha suerte!!
Amparo, que planteamiento tan bueno y bien llevado. Suerte y saludos
Que bonita descripción de la mesa y esas comadrejas…
Me encanta saber que a pesar de nuestras imperfecciones siempre una sencilla sonrisa podrá vencer a cualquier androide.
Original y gran propuesta.
Un beso enorme Amparo.
Imaginación al poder, marca Petra. Que original descripción de toda la escena, una pena que los androides no sonrian como tú, pero , claro, entonces serían perfectos y la perfección es inquietante… Besos preciosa y suerte.
Magnífico Petra. Jugando en tu historia con una de las miserias de los humanos (la envidia), nos presentas a un androide demasiado humanizado, que padece de idénticos males que sus creadores.
Fantástico, original, y muy bien escrito.
Enhorabuena y mucha suerte.
Ton.
Petra, leyendo tu cuento, me viene irremediablemente a la cabeza:
«¡Quítame tus zarpas de encima, mono asqueroso!»
Y ahí está Charlton Heston, cuya presencia es casi lo único que echo a faltar en tu historia, pero eso es porque yo he elegido para este saludo el tono y el timbre adecuados a la edad que represento.
Leo una estructura meditada bajo una escritura precisa y diferente y eso me vuelve a recordar a Taylor comportándose como un simio cuando lo encierran en la jaula con la bella.
Besos.
Amparo eres muy mala, nos metes en una historia super interesante y luego nos dejas así, con la sonrisa en la boca como la que les falta a esos androides. Yo quiero saber más, porqué estaban en un juicio, a qué viajes se refiere la señorita y en fin todo lo ocurrido.
Bueno cuando nos veamos me lo cuentas vale?
Un besazo
El final, me cautiva. Un relato bien escrito y original.
Abrazos y sonrisas.
En la primera lectura no entiendo nada. En la segunda me cuesta mucho situarme en el espacio, en el escenario. Un androide y tres cuervos? Lo siento, no puedo.
Qué derroche literario amiga Petra. Con lo que cuesta plasmar desde lo imaginado a lo escrito, la facilidad con la que has conseguido que nos metamos en la insolita situación y en tu cabeza. Hay que saber escribir muy bien para sacar un texto así. Enhorabuena y mucha suerte 🙂