Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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18. Ante todo hay que ser educado (La Marca Amarilla)

Cuando Angelines vio que amablemente se ofrecía para subir su compra a casa, supo que el nuevo vecino no era de fiar. Nunca le pareció guapo, menos aún con esas pintas y esos ridículos tirantes que siempre llevaba para sujetar los pantalones, pero sí que era muy atento y educado, lo cual era sospechoso según ella; “¡Pero si tiene cara de terrorista!” comentaba siempre en la peluquería, en la panadería y en la verdulería del barrio. Las vecinas empezaron a tomarse en broma a Angelines, un día les dijo que había comprobado que el nuevo vecino vivía solo, que no trabajaba y que recibía alguna visita “extraña”, entonces se obsesionó en afirmar que era una persona retorcida y, seguramente, un delincuente en potencia.

La mañana del fatal atentado, los clientes del bar del barrio se atragantaron con el café al ver la foto del principal sospechoso en la televisión, era clavado al nuevo vecino, pero con otro nombre. Todos se acordaron de Angelines en ese momento, incluidos los policías que fueron a investigar la vivienda del presunto terrorista y se la encontraron asfixiada con unos tirantes alrededor de su cuello, en lo que -en apariencia- parecía un asesinato.

6 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Ya lo vimos con muchos nazis: personas con modales, cultas y formadas, a los que no les temblaba el pulso para exterminar en un pestañeo a innumerables congéneres. Los tirantes pueden tener más usos que el de sujetar el pantalón para el que fueron diseñados.
    Un abrazo y suerte ¡campeón!

    1. La Marca Amarilla

      Gracias por el comentario, Ángel!!

      Las apariencias engañan , o no… pero es verdad que con educación y modales «se llega más lejos»…

      Un saludo!! 😉

  2. Pilar.c

    Hola marca amarilla:
    Siempre me ha llamado la atención cuando preguntan a algún vecino que si conocían al asesino/terrorista de turno, suelen contestar que «era muy normal, educado, vestía normal, saludaba e iba a la panadería y tal y cual…»
    Tú le das la vuelta a lo habitual. Es verdad que a veces las apariencias engañan, pero otras no. A Angelines no la engañó. Y sin embargo se dejó engañar.¡Qué mala suerte!
    Encantada de leerte
    Saludos

    1. La Marca Amarilla

      Muchas gracias por tu comentario, Pilar!!

      Efectivamente, las apariencias engañan, pero no a todo el mundo!!! 😉

      Un saludo!!

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