30. ASIDEROS DE ESPERANZA (Salvador Esteve)
El monstruo cubrió de oscuridad otra familia, y una niña desapareció. En su lugar, dejaba una muñeca con la cabeza girada ciento ochenta grados. Era su firma, su impronta de poder, en un juego de sádica locura.
Los días iban pasando, y el tiempo fue arrastrando los años. Con el alma encogida, la madre anduvo su vida, otro hijo la necesitaba. El padre, profesor de matemáticas, ya no podía enseñar, veía en cada niña los ojos de su hija. Atormentado, seguía buscando. Nunca cejaría, jamás.
El paraguas le protegía de la lluvia, pero nada protegía a su hundido corazón. Estaba envejecido y cansado, pero continuaba aferrado a la esperanza. De repente, volvió el rostro y vio la silueta oscura en la pared, un grafiti de aliento. La cabeza girada ciento ochenta grados no podía ser una casualidad. El secuestrador seguía marcando su ego como orina de un depredador marcando su territorio. Pero lo que le motivó para continuar hasta encontrar a su pequeña, fue el curioso símbolo que acompañaba a la silueta, ∃. Grabado por el monstruo o cincelado por erosión divina, no importaba, de inmediato comprendió su significado matemático: “existe”.
Su hija estaba viva y pronto besaría sus ojos.
A algo tendremos que agarrarnos para poder sobrellevar nuestras vidas tras el choque que supone sufrir una tragedia semejante. Me sorprende lo atento que has estado a la imagen como para fijarte en ese detalle (no tan escondido, por cierto, pero, para mí, casi invisible). Como curiosidad, al menos para mí (pues no la recordaba de mi época estudiantil), la esperanza tiene también un «significado matématico». Me ha gustado tu historia, Salvador. Abrazos y suerte.
La mente tiene su propia dinámica, y, al ver la foto, el signo matemático se me grabó a fuego y ya fui incapaz de desprenderme de él. Muchas gracias por tus palabras, Jesús. Abrazos.
Título muy adecuado para una historia sobre el deseo irrenunciable de un padre por recuperar a su hija. Agudeza visual en ese signo que mantiene y alimenta la esperanza.
Muy buen relato.
Mucha suerte.
La esperanza es el combustible que alimentaba su vida, y por lo tanto, como tú bien dices, irrenunciable. Muchas gracias por tus palabras, Rafa. Abrazos.
Una tragedia como esa no debe llegar a asumirse nunca. Un pequeño signo en una pared, apenas una menudencia, puede abrir una puerta para que todo pueda ser como antes. También es cierto que a veces nos engañamos y buscamos signos de lo que queremos ver donde quizá no los hay, pero es esa esperanza, fundada o no, junto con la ilusión, la que nos mantiene vivos.
El título me gusta mucho, y el relato entero.
un abrazo, Salvador. Suerte
Así es, Ángel, asideros para seguir su camino con la esperanza, siempre viva, de abrazar a su hija. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Salvador, un relato muy bueno, además de precioso. La esperanza de ese padre, que se agarra a un clavo ardiendo, no se pierde por tiempo que pase. Ese símbolo matemático para él es un símbolo de vida. Y yo creo que va a ser que sí, que la niña aparecerá. Una trama impecable para un texto impecable.
Besitos, querido amigo.
Fdo: Tu fan número uno.
Un clavo ardiendo al que se agarra sin importarle quemarse, pues la esperanza es un bálsamo para su piel. En mi mente, siempre optimista, también la encuentra. Un honor y un gran premio tu firma, María José. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
La esperanza es un arma de doble filo. A veces es el motor para seguir adelante y a veces nos impide cerrar página. Describes muy bien una situación terrible y pero nos dejas un rayito… de esperanza. Un abrazo.
Cierto, Mar, la esperanza es un asidero,pero a veces ralentiza pasar página y volver a tu vida. En el relato tengo la convicción de que la va a encontrar. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Oh, qué bonito puede ser un clavo ardiendo. Me ha gustado mucho.
Y tal vez se queme la piel, pero las cicatrices serán un recuerdo que alimenten su esperanza. Muchas gracias por tus palabras, Edita. Abrazos.
Bueno, parece que esa «e», nos plantea un final feliz a tanta tristeza acumulada… Buen micro, buena vista y sagaz tú por utilizarlo de manera tan espléndida.
Un abrazo Salvador… te deseo mucha suerte.
Apuesto que al final serán felices, Rosy, tanto esfuerzo merece recompensa. Su destino es, sin duda, el reencuentro. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Pues ahora veo esa E del revés. Aunque un poco gris la esperanza sigue allí.
Buena vista y buen relato.
Suerte
Una muleta más para no desfallecer en su búsqueda. Muchas gracias, Esperanza, por tu comentario. Abrazos.
Me ha encantado esa ligazón de la trama.
La fantasía y la lógica.
El poder de las matemáticas, las ciencias y lo fantástico o la creatividad.
Un desenlace abierto… como la vida.
Un abrazo para ti!!!
Esperemos que las matemáticas, ciencia exacta, no fallen a nuestro protagonista, y su destino sea los brazos de su hija. Muchas gracias por tus palabras, Amparo. Abrazos.
Maravillosa precisión la de este profesor de matemáticas, ese «Existe» lleno de esperanza, marca un antes y un después. Una suerte que quedase ahí, sea quien sea, quien lo haya dejado.
Muy buen relato Salvador, me ha gustado mucho, suerte y saludos.
Necesitaba una inyección de esperanza para seguir en su búsqueda. Muchas gracias, Maribel, por tus amables palabras y visita. Abrazos.
Cuánta historia en tan pocas palabras. Impresionante. Me ha gustado mucho y me lo voy a releer ya!!!
Felicidades
Muchas gracias, Luisa, por tu generoso comentario. Me hace feliz que te haya gustado. Abrazos.
Dos párrafos y, bien definidos, dos sentimientos.
En el primero: la tristeza, el decaimiento, la incertidumbre, el agotamiento…
En el segundo: la creencia, la ilusión, la esperanza…
En cuanto al símbolo, también a mí me llamó la atención. Curioso.
Un abrazo y muchísima suerte.
Exactamente, Virtudes, dos párrafos con el punto de inflexión de un símbolo. Realidad o fe el tiempo lo dirá. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Salvador, bien hurdida la trama de tu historia rematada por un final esperanzador. Suerte y saludos
Muchas gracias, Calamanda, por el comentario. Abrazos.
Salvador, preciosa historia la de ese padre que se niega a dar por perdida a su hija, aferrándose a cualquier señal que mantenga viva su esperanza.
Enhorabuena y mucha suerte.
Besos apretados.
Apoyos de fe y esperanza que le dan fuerza en su búsqueda. Muchas gracias, Pilar, por tus amables palabras. Abrazos.
Después de un tiempo de ausencia, me paseo un poquito por ENTC. Aún no regreso con relato propio (ya vendrán tiempos mejores… espero).
En mi paseo, como tiempo atrás, visito tu casa, Salvador.
Relato francamente bueno el tuyo, con un título magnífico. Tomando como referencia un detalle de la fotografía propuesta (digna de aplauso esa brillante idea), has elaborado una historia verosímil sobre un padre «aferrado a la esperanza», una esperanza mayúscula -como no podía ser de otra manera-, cifrada en un símbolo cuyo significado convierte para él en certeza el deseo de encontrar con vida a su hija. Enhorabuena.
Un abrazo y suerte, mucha suerte.
No lo dudes, Nuria, el tiempo te regalara felicidad. Muchas gracias por tu generoso comentario, y espero disfrutar pronto de tus relatos. Abrazos.
Hola, SALVADOR. Tu relato me ha remitido sin escalas a la búsqueda que, aún hoy, hacen los familiares de los desaparecidos durante los años de dictadura aquí en Argentina. Cada símbolo, cada indicio, por pequeño que sea, agranda la esperanza… y este microrrelato, vaya si la alienta.
Me gustó leerte.
Cariños, Mariángeles
Un grito desgarrador de los familiares en Argentina que escuchamos y apoyamos en todo el mundo. Muchas gracias, Mariángeles, por tu comentario y reflexión. Abrazos.
Un padre ve con el corazón, con la fuerza de la fe y la esperanza, y en su mente su hija le llama, y él nunca, jamás, la defraudará. Muchas gracias por tus siempre gratificantes y amables palabras, Juan. Abrazos.
Salvador, muy buen relato. La esperanza nunca llega a perderse y eso a veces nos hace ver signos donde no los hay; pero cuando se pierde la esperanza y la ilusión uno empieza a dejarse morir.
Muy nonito. Suerte
La fuerza de los padres es ingente, pero necesitan pequeños estímulos que alienten su esperanza. Muchas gracias, Blanca, por tu comentario. Abrazos.
Le damos vuelta a todo hasta encontrar la solución, en este caso «la esperanza». Me ha gustado mucho como nos llevas hasta esa esperanza final.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani, por tus amables palabras. abrazos.
Una historia compleja y muy completa, que tú has sabido adaptar a la pequeñas dimensiones de este espacio. Dos párrafos claramente definidos: el primero para explicar el drama, el pasado, y el segundo para dibujar el presente, el dolor y finalmente la esperanza.
Muy buen trabajo. Te deseo suerte.
Un abrazo
Dolor y esperanza van, tristemente, de la mano hacia el futuro, esperemos, feliz. Muchas gracias, Anna, por tu comentario. Abrazos.
Como a los demás, me admira tu capacidad de observación, y sobre todo cómo has sabido inspirarte en ese apenas perceptible signo para construir un relato tan logrado. Me alegra especialmente ese segundo párrafo en el que brilla la esperanza, ya que muchos otros relatos, como es el caso del mío, hablan de lo contrario. Además, el título no puede ser más apropiado. Me ha encantado, Salvador. Te deseo mucha suerte, te la mereces. Un abrazo.
Al ver la foto se me incrustó el símbolo en la mente y ya fue imposible desprenderme de la historia que podía haber detrás. Muchas gracias, Juana, por tus amables y generosas palabras. Abrazos.
Una historia sorprendente, tanto por su elaborado final como por el cálido mensaje de esperanza que subyace bajo la piel de la historia de secuestros que nos cuenta. El final, aparte de inspirado y original, resume cómo la esperanza se agarra a cualquier signo, señal, o clavo ardiendo, en su defecto, para alentar los motivos de su búsqueda, que al cabo son los que inspiran las razones para continuar viviendo en cada uno de nosotros a pesar de las circunstancias.
Un abrazo, Salvador.
El protagonista, tienes razón, necesita apuntalar con signos tangibles la creencia de que su hija vive. Renunciar a esa esperanza ya no es una opción en su vida. Muchas gracias, Manuel, por tus palabras. Abrazos.