Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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47. Asimetría

Las dos casas tienen tres habitaciones, salón, cocina y baño. En una de ellas los espejos son rectangulares, salvo uno de ellos que es ovalado. En la otra todos tienen quince centímetros de ancho. Las dos casas existen después de la operación de Quique. En la primera los espejos no se usan, en la otra son de media cara. En esta segunda casa Quique y su madre sólo deben verse la mitad del rostro, aunque pueden elegir lado. Así lo han decidido. Quique a veces opta por la mitad obediente y practica una mueca exagerada abriendo mucho la boca, o se ríe y su reflejo se ríe también. Si escoge el lado tramposo sólo se ríe él. O se lo imagina. Su madre se ríe con los dos lados, perfectamente simétrica, pero suele salir a la calle con la raya de un ojo descarrilada o colorete de geisha. Algo impensable en esa primera casa donde sus ojeras se alimentan con el aleteo de recuerdos en páginas plastificadas.

Las dos casas tienen el mismo modelo de puerta, aunque la que Quique usa para salir a jugar cada tarde, despeinado e impaciente por trepar a los árboles del parque, chirría algo más.

8 Responses

  1. Igual que hay dos casas para Quique y su madre, hay dos relatos… el que leerá todo el mundo y el que leo yo (y alguna otra personilla más). El relato que leerá el público general es una obra magnífica, precisa, talentosa, lleno de paredes y espejos, quizá algo desconcertantes… El que he leído yo es una caricia repartida sobre varias almas, es un guiño, un cariño, un beso un compromiso, un recuerdo, una verdad, un grito y un homenaje.
    En el que yo leo, veo a un tipo que no lleva bien las fotos duras, porque el corazón no le cabe en el pecho.
    Aunque, quizá, me lo imagino todo.
    Enhorabuena, amigo.

    1. Hay más de una personilla revoloteando por estas líneas, Salva, lo sabes bien. Y todas están en la casa buena, aunque haya un lado tramposo por ahí que les haga chocar con las paredes de vez en cuando.
      Abrazo asimétricamente enorme para ti, amigo.

  2. Ángel Saiz Mora

    En esta historia llena de simbolismo, la primera casa supone un pasado que nunca volverá, del que solo quedan recuerdos de una vida en la que todo era más sencillo, como se muestra en esas fotografías plastificadas. A partir de la operación de un niño, tanto él como su madre han de replantearse la existencia y adaptarse a una nueva situación con algunas limitaciones.
    Un relato que incita a su lectura una y otra vez, en cada una de ellas es posible alimentar la percepción con nuevos detalles, que confirman la complejidad y el trabajo detrás de una historia que se sale de los límites corrientes, para buscar otros caminos posibles y lograr un conjunto distinto a lo que la mayoría leemos o tratamos de hacer.
    Un abrazo y suerte, Asier

    1. Muchas gracias por el comentario, Ángel, éste es un relato especial para mí y me alegra mucho que fuera de estas dos casas también se entienda. Aunque es verdad que tú eres un lector top. Abrazo grande.

  3. Un relato inquietante y lleno de simbolismo. Esas dos casas, una buena, la otra… parece que no. Me quedo con esos espejos de solo 15 centímetros, donde uno no puede verse entero y debe escoger que lado quiere ver, y no puedo evitar estremecerme al pensar que ese niño, con un lado obediente y otro tramposo, y que está tan impaciente por subirse a los árboles.
    Suerte y abrazo,

    1. Hola, Anna, yo también me quedo con la casa de los espejos estrechos. No es la mejor casa del mundo, pero tiene salida directa al parque, que no todas la tienen. Un abrazo y muchas gracias por pasarte.

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