55. Autorretrato
Se había pintado en más de cien cuadros. En el último se representó frente al caballete y un espejo en el que él se reflejaba pintando, y así sucesivamente hasta plasmar todas las obras de la serie. La perspectiva que consiguió fue tan real y minuciosa que se podía leer la firma de cada retrato. A pesar de la perfección de la obra, el público no supo valorar la perspectiva y el resultado conseguido, por lo que el artista, decepcionado, cogió un cuchillo y lo destrozó.
Comenzó una nueva serie de más de cien cuadros en los que se le veía rasgando un cuadro frente a un espejo. En el último se representó frente al caballete y un espejo en el que él se reflejaba rompiendo el lienzo, y así sucesivamente. Cuando presentó su obra, el público no supo valorar la perspectiva y el resultado conseguido, por lo que el artista, decepcionado, lo destrozó y se volvió iracundo a los presentes.
Comenzó una nueva serie en la cárcel, en la que se le veía disparando a un grupo de personas que miraban asustados el cuadro frente a un espejo.
Ezequiel, vaya tipo y vaya situaciones que crea. Final muy abierto. Suerte y saludos
Bravo, Ezequiel! Creo que es uno de los relatos que más profundamente refleja el dramstismo (puede que incluso la locura) en la vida de algunos artistas. Necesario y hermoso a su manera. Alguien debía contar esta parte…