Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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28. Bajo el tictac del miedo (Juana Mª Igarreta)

(Inspirado en la vivencia del pamplonés Enrique Cayuela)

No dejan de buscarme,  aunque mi fiel empleada les diga reiteradamente con voz valiente y decidida que estoy de viaje. Para intentar esquivar a los que me persiguen me he quedado cerca de casa. Insospechadamente cerca.

Escondido en un cubículo de poco más de un metro cuadrado, intento que el tiempo corra a mi favor junto a la maquinaria del reloj de la estación. Pero he de tener cuidado, sumo cuidado, pues la esfera que me oculta durante el día, cuando en la noche ilumina las horas puede también delatar mi presencia.

A veces comparto mi exiguo rincón con otro compañero de huida. Cada vez que escuchamos el impacto de las botas contra las escaleras del edificio, durante las incesantes rondas de registro que efectúan los militares, nuestros angustiados corazones laten como caballos desbocados,  pues el miedo es un jinete que no sabe manejar las riendas.

Entre sobresalto y sobresalto pasan las horas, los días, las semanas… ¿Cuánto tiempo estará la suerte de mi lado? ¿Hasta dónde llegará la lealtad de esos vecinos que, aun no compartiendo mis ideas,  permanecen con sus bocas cerradas?

12 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    No conocía la historia de Enrique Cayuela, que tan bien has recreado, poniéndonos en su piel, con un miedo y una angustia más que justificados. Ver pasar las horas, pensando que cada minuto ganado es una victoria, pero que puede ser efímera si acaba por ser descubierto, ha de ser angustioso. Sobrevivir a ese horror sin perder el juicio es una prueba que no hubiera superado cualquiera y que merece la pena ser contada, ejemplo de una barbarie que no deberíamos olvidar, para que no se repita.
    Un abrazo y suerte, Juana

    1. Hola, Ángel, sí la verdad es que tuvo que ser terrible. Aunque Enrique Cayuela tuvo suerte, y al fin pudo escapar, cosa que no ocurrió con dos de sus hermanos que murieron fusilados. En cualquier país en guerra, bajo la represión e intolerancia… siguen sucediendo desgraciadamente casos parecidos. Ojalá no nos toque y, como bien dices, no olvidar para que no se repita. Muchas gracias por tu lectura y palabras. Otro abrazo para ti.

  2. María Jesús Briones

    Angustia notoria la de tu personaje, que se hace más patente al saber que es un caso real.
    Has descrito cada minuto con imágenes y sonidos que se nos quedan grabados, como «el impacto de las botas contra las escaleras del edificio», para hacernos temblar.
    Te deseo toda la suerte con el relato, Juana
    Un besito virtual.

    1. Hola, María Jesús, me alegra haber logrado trasmitir un poco la sensación de miedo y angustia que tuvo que sentir esta persona, que por ser republicano tuvo que esconderse durante meses de los militares franquistas hasta poder huir a Francia. Dos de sus hermanos murieron fusilados. Gracias por tu visita y comentario. Otro beso para ti.

      1. María José Escudero

        Hola, Juana. No conocía esta historia y a pesar de que sabemos de muchas historias parecidas de ese y otros tiempos, me siento impactada. Nos has transmitido el miedo, la angustia por sobrevivir con todos los elementos en contra. Ese espacio asfixiante, el temor a la delación, esa botas amenazantes. Qué dificil conservar la cordura y mantener la calma para sobrevivir cuando el tiempo resuena en tu cabeza. Me resulta terrible que la gente tenga que pasar por esas circunstancias por las ideas. Anoche estuve viendo en televisión «La trinchera infinita» que narra la historia de un escondido, terrible también. Gracias por esta historia. Te deseo mucha suerte. Un beso.

        1. Hola, María José. Me alegra haberte impactado con esta historia. Al margen de lo más o menos acertado en mi forma de contarla, este tipo de sucesos basados en la triste realidad, dejaron para siempre marcados a los que los vivieron (muchos no pudieron contarlo) y resultan escalofriantes para los que los hemos conocido mucho tiempo después. Vi la película «La trinchera infinita» que me comentas cuando la estrenaron en el cine. También en la misma línea. Impresionante. Mil gracias por tu visita y palabras. Otro beso para ti.

  3. Hola, Juana. Tremenda esta historia «bajo el tic-tac del miedo», que recreaste con sonidos e imágenes tan potentes: el ruido de las botas en las escaleras, la maquinaria del reloj y su esfera apagada de día y encendida de noche y, sobre todo, los corazones de los perseguidos como caballos desbocados, sintiendo ese miedo que «es un jinete que no sabe manejar las riendas»… No conocía esta vivencia de tu conciudadano, pero conozco historias muy similares que sucedieron aquí en Argentina, en los setenta, así que imagino bien lo que Cayuela habrá sentido…

    Como siempre, un placer leerte.

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Hola, Mariángeles, celebro haber creado esas imágenes potentes para reflejar de alguna forma el calvario que tuvieron que pasar los que se vieron obligados a esconderse y huir de los represores por pensar de diferente forma. Como ya he comentado anteriormente, dos hermanos del protagonista murieron fusilados.
      Sí, soy conocedora de que en Argentina también ha habido varias épocas de dictadura, la última la que nombras de los setenta, que se mantuvo hasta entrados los ochenta. Muchas gracias por tus palabras, ya sabes que lo del placer es recíproco. Cariños de vuelta también para ti.

  4. Oculto en la casa del tiempo. Intentando esconder un miedo que le sabe vulnerable porque está a merced de otro miedo, el de sus vecinos, ese que en cualquier momento puede forzarles a abrir sus bocas, a cruzar la línea entre la amistad y la propia supervivencia.
    Enhorabuena Juana, se transpira la ansiedad en un relato que se nutre de los segundos como un frágil diapasón.
    Un abrazo.

  5. Hola, Antonio, qué sorpresa y que interesante tu comentario. Es muy acertado hablar de ese doble miedo «intentando esconder un miedo que le sabe vulnerable porque está a merced de otro miedo, el de sus vecinos». Así parece que lo vivió, y por suerte pudo escapar. Me encanta también lo de «un relato que se nutre de los segundos como un frágil diapasón». Cómo se nota que eres especialista en el lenguaje poético. Pues eso, que muchísimas gracias por tu visita y palabras. Otro abrazo para ti.

  6. Salvador Esteve

    Un suceso histórico, una crónica, que tamizada por tus letras, nos hace sentir el miedo claustrofóbico a la muerte. Muy bueno, Juana. Un abrazo y suerte.

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