85. Belleza en lo inhóspito (La Marca Amarilla)
Buscar la belleza en una cárcel es tarea complicada. Se podría encontrar tal vez en algunos pequeños detalles, en algunos gestos, o en aquellos ojos transparentes y miradas inocentes de hombres que se saben no culpables.
Eso dibujaba Rubén en la tranquilidad de su celda. No le gustaba hacerlo en el bullicio del patio, ni en el silencio impuesto de la biblioteca. Plasmaba con estilo realista cualquier cotidianía, pero sin delinear barrotes ni reflejar muros.
Y empezaron a pedirle dibujos los compañeros de celda, otros presos más tarde, e incluso algún carcelero, a pesar de tenerlo prohibido.
Dibujaba la foto de la esposa, la de los hijos -sobre todo-, o la de algún paisaje que reviviera momentos felices plenos de libertad… Y él siempre preguntaba cuál era el motivo que les impulsaba a pedir el dibujo de una fotografía, si ya poseían la imagen real. Arte sobre arte. No tenían una respuesta clara, la mayoría solía decir que era para regalar.
Pero Rubén sabía que en esa calidez humana del trazo, en esa recreación artística y artesana, lo que verdaderamente querían encontrar era la belleza de lo querido, de lo amado, su propia belleza.
Encontrar belleza en lo inhóspito.
Poesía en la forma, belleza en el fondo, sencillez en la superficie, elaborado armazón.
Bien, Marquita, bien.
8’5 (notable alto)
La belleza existe hasta en los lugares más insospechados, siempre que se sepa mirar. Sí, además, se une a ello la maestría para reproducirla a través de unos pinceles el resultado es algo que merece conservarse.
«Encontrar belleza en lo inhóspito» es una necesidad, la de dar sentido a una existencia demasiado gris, buscar motivos por los que la vida merece vivirse.
Un relato bello y bien contado.
Un abrazo y suerte ¡campeón!
Muy bueno este relato. La belleza es omnipresente pero a veces es muy complicado dar con ella. Bravo.