Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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28. BELLEZA SOBRENATURAL (Carmen Cano)

La joven que pide en el metro no habla. Suplica con la mirada y con el gesto de la mano. Su presencia atrae de inmediato la atención de los pasajeros: la larga cabellera rubia coronada por una diadema azul, el vestido celeste que deja a la vista un hombro con una camiseta rosada.
A la mujer que aprieta el bolso le parece demasiado hermosa para ser mendiga. El hombre que interrumpe su lectura, en un acto instintivo, le baja el brazo al compañero de asiento para que no la fotografíe. El estudiante cree haberla visto en un viaje, quizá en Roma, Florencia o París.
Todos han sucumbido a su inexplicable belleza y nadie ha reparado en el bebé. Baja en la siguiente parada y lo estrecha con dulzura. «Vámonos, niño», le dice en arameo.

31 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los tópicos nos dominan. Una mendiga o un vagabundo, alguien que pide limosna por pura necesidad, damos por hecho que ha de tener un aspecto determinado. Cuando esa circunstancia no se cumple llama la atención. Una belleza singular, «sobrenatural», parece no cuadrar con esa actitud según los cánones a los que estamos acostumbrados. Al ser «inexplicable», como bien apuntas, en ese contexto, nuestro cerebro dice que algo no encaja, como les ha sucedido a los viajeros del metro; ellos, normalmente, apenas hubieran prestado atención, atentos a sus pensamientos, al móvil, o con la mirada huidiza, pero esa belleza les hace fijarse en un personaje tan singular, que emite una atracción irresistible, sin que nadie repare en alguien esencial, seguramente la causa de su necesidad: un bebé.
    Un ejemplo de cómo las apariencias pueden engañar. También la muestra de que pasar por la humillación de tener que recurrir a la caridad ajena es algo que le puede suceder a cualquiera, a veces, seguro, por una combinación de fatales circunstancias y de forma inmerecida.
    Espero haber interpretado esta historia llena de encanto y misterio, a la vez que muy original, más o menos correctamente.
    Un abrazo y suerte, Carmen

    1. Las apariencias engañan, como bien dices. La joven que mendiga en el metro es de una belleza singular y atrae las miradas de la gente, que se ve obligada a vencer su aporofobia.
      Hasta aquí tu comentario coincide con mi primera intención. Si no se aprecia, desde el principio, que el personaje es una virgen escapada de un cuadro, entiendo que el relato es demasiado hermético, lo cual no puede deberse a otra razón que a un error mío.
      Te agradezco siempre tus comentarios, Ángel. Certeros, reflexivos y generosos. Y me alegra que este te haya gustado, aun en su ambigüedad.
      Un fuerte abrazo.

      1. Ángel Saiz Mora

        En tu relato no hay ninguna ambigûedad, Carmen, Pese a haberme percatado del hecho que el personaje pudiera ser una virgen, no me he atrevido a decirlo abiertamente por prudencia, antes que equivocarme y ensombrecer con un posible detalle inexacto por mi parte esta hermosa historia. De haber algún error sería mío, que no soy infalible, ni mucho menos, por mi interpretación incompleta.
        Solo quería reiterarte que tu historia se disfruta y mucho. Es una lectura estupenda, que hace pensar y que no me hubiera importado escribirla yo.
        Ahí va otro abrazo grande

  2. Elena Bethencourt

    Hola, Carmen, además de lo que dice Ángel sobre las apariencias, interpreto que es la Virgen María y el Niño Jesús, por eso el detalle del arameo y la descripción del atuendo tal y cómo se ve en la pintura (museos de esas ciudades).
    Me ha gustado mucho. Yo escribí sobre la virgen hace poco (algo irreverente, jeje) quizás por eso la he visto clara e igual me he equivocado interpretando. Ya nos dirás.
    Mucha suerte.

    1. Sí, Elena. Yo pensé describir una «madonna» que bien podría haber visto el estudiante en los museos de cualquiera de estas ciudades.
      Celebro que te haya gustado el relato. Y me quedo con las ganas de leer el tuyo, si lo tienes publicado.
      Muchas gracias y besos.

  3. Hola, CARMEN. Yo interpreto lo mismo que comenta Elena, y agrego una paráfrasis sobre lo que suele decirse de Dios, que aquí aplica perfectamente: la Virgen está en todas partes y sólo hay que saberla ver como la han visto la señora que aprieta su bolso, el hombre que lee y el estudiante que quiere sacarle una foto con su celu… sólo que aquí han visto a una mendiga y no, efectivamente, a la Virgen María, como luego se revela en esa frase en arameo que ella le dice a su niño… Ese juego entre lo que se cree y lo que efectivamente es es lo que a mi entender le da esa ‘Belleza sobrenatural’ a este micro tuyo tan conmovedor… me ha encantado. 🙂

    Cariños,
    Mariángeles

    1. Mariángeles, al igual que la creencia cristiana del don de la ubicuidad de los personajes divinos, esta virgen responde a un icono pictórico. Por ello podría haber salido de un cuadro. El juego entre apariencia y realidad que planteas me parece muy interesante y te lo agradezco muchísimo, como todas tus palabras.
      Besos.

  4. Milagros Sánchez

    Los tópicos nos dominan y las apariencias suelen engañarnos, como acertadamente ha comentado Ángel, ya que solemos tener prejuicios acerca de los mendigos a los que solemos despreciar por su aspecto.
    Esta intención con tu microrrelato ha quedado muy clara, aunque también se pueden apreciar otros datos muy significativos que ahondan más en el personaje de la mendiga, como por ejemplo que tiene una belleza «sobrenatural» que la hace irresistible para los viajeros, incluso uno de ellos dice haberla visto en un viaje (más bien en un museo, añado yo). Y otro detalle más pone el broche final: «Vámonos, niño», le dice en arameo, aquí ya no hay duda, esta lengua es tan agua como el mundo y precisamente la hablaban los hebreos de la época de Jesucristo.

    Por supuesto me ha parecido muy original, llena de simbolismo y naturalmente inspirada en el concepto de la belleza. Me ha encantado, Carmen.
    Besos.

    1. Muchísimas gracias por tu análisis, Milagros. El prejuicio hacia la pobreza está asentado en nuestra sociedad. En cuanto a la joven mendiga, la he imaginado procedente de un museo, una pintura que cobra vida en nuestra realidad cotidiana.
      No puedo más que agradecerte tus palabras.
      Besos.

  5. Tu relato tiene una aureola de misterio que pellizca. Con esa estampa casi vaporosa de la madre con el niño en un escenario absolutamente cotidiano, produces una mezcla muy disfrutable. Es un relato que transmite más que cuenta y eso, querida Carmen, tiene mucho mérito.
    Un abrazo.

    1. Qué alegría encontrarte de nuevo, Antonio. Te agradezco muchísimo tus palabras, lo del misterio y la sugerencia. Me hace mucha ilusión que hayas disfrutado del relato.
      Un fuerte abrazo.

      Te comento en cuanto la página me deje. No veo el enlace «Responder».

  6. Barceló Martínez

    Hola, Carmen.
    Me ha gustado muchísimo. Yo, por no abundar en todo lo ya comentado, me voy a centrar en el lugar en el que la historia sucede. Lo del metro me parece una metáfora, porque sabes que en las estaciones de metro hay muchos artistas trabajando y mucho arte, pero soterrados, como el metro, suelen estar los peores aspectos de la condición humana.
    Un abrazo muy grande.

  7. Encuentro muy original tu interpretación, Ángel. Los artistas anónimos recurren a las estaciones de metro para ganarse la vida. También escondemos de la superficie lo más oscuro de nosotros mismos.
    Muchas gracias por tus palabras.
    Otro gran abrazo de vuelta.

  8. María

    Gracias por tan hermoso relato. Reflejo de la vida real, que se desarrolla día a día ante la indiferencia de todos, aunque tenga momentos sorprendentes como este, que sólo despiertan la impresión vacía, carente de comprensión y menos de compromiso. Este relato que denuncia y sí se compromete, merece toda mi admiración. Gracias.

  9. Muy buen relato Carmen. Después de la resaca navideña, nos alejas de la mística y nos pones frente al espejo. Me quedo, además de la solvencia de lo escrito, con el espíritu crítico que subyace, en ese metro que elijes de escenario, en esa huida a Egipto para librarse de todos los Herodes que nos levantamos cada día para ir a la oficina.
    Mucha suerte!!!
    Besosss!!

  10. María Jesús Briones Arreba

    No creo que tu relato sea hermético, Carmen. Cuando lo he leído, estaba haciendo distintas interpretaciones, pero la palabra arameo, me ha dado la clave, de que se trataba de una virgen coronada de azul. Quizás lo haya entendido porque yo también soy hermética y me gusta hacer pensar al lector que supera la primera línea.
    Enhorabuena, Carmen
    Besito virtual.

  11. Y te quedas tan pancha. Sacas a una virgen con su niño de un cuadro -quién sabe de qué siglo-, y la pones a pedir en un metro… Bendita imaginación la tuya, hija.
    Me gustó el día que lo publicaste, hoy que he vuelto a leerlo me ha gustado mucho más.
    Un besote, preciosa.

    1. Una «madonna», que yo imagino renacentista, abandona el cuadro y cobra vida en la actualidad. Así ha ido surgiendo este pequeño relato, buscando un icono de belleza.
      Muchas gracias por tus palabras, querida Rosy.
      Besos.

  12. Enrique Mochón Romera

    Hipnótico relato, Carmen. Logras que todo se desenvuelva en una atmósfera irreal, llena de bellas imágenes entre las que destaca la deslumbrante Virgen María, en espera de ese magnífico y estremecedor final. ¡¡Bravo!! Mucha suerte con él. Un abrazo.

  13. Pablo Cavero

    Bonito relato, reivindicativo de la vida real de una sociedad cruda, de apariencias, y con un final muy creativo y desconcertante. Gran trabajo, Carmen. Un abrazote y suerte. Para mí candidato claro para el libro de 2020.

  14. La belleza se vuelve milagro en este relato, Carmen. Aludes con maestría a nuestro imaginario y luego haces que esa mujer mendicante se baje del vagón con su niño en brazos y desaparezca. Probablemente así ocurriría si la historia se repitiese en la actualidad. Habrá que ir con ojo en el metro, una nunca sabe con quién comparte vagón.
    Mucha suerte y un abrazo.

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