44. BICHOS RAROS
Ellos, piel oscura de sol y desierto. Atávica estirpe de titanes y dioses. Antiguo legado inmutable más allá del espacio y el tiempo.
Nosotros, forasteros. Extraños y pálidos. Tan quebradizos. Tan inconsistentes. Notas exiliadas en acordes ajenos.
Nos miran como a bichos raros.
Cruzamos el oscuro mar huyendo de la Muerte, la Guerra y el Hambre, balbuceamos. No tenemos nada. Sólo traemos a cuestas nuestros míseros retales de vida y la poca dignidad que nos queda.
Ceños fruncidos. Nos observan taciturnos. Desafiantes. Desconfiados.
No nos devolváis al mar, imploramos. Acabaremos devorados y regurgitados por las horrendas criaturas abisales que ahora pueblan nuestras tierras. Sólo queremos un pedazo de paz y respirar de nuevo.
Una marabunta de voces tronando. Miradas de fuego y acero encienden la noche. Hogueras de furia. De miedo. No nos quieren aquí. Nuestros pies mancillan su sagrado suelo.
Una lágrima nuestra se posa en la arena dorada y caliente. Del suelo brota un manantial de rosas blancas y pensamientos. Esto es lo que podemos ofreceros.
Silencio. El anciano se acerca. Invoca a los ancestros. Dos estrellas fugaces surcan el cielo. Una es el corazón de nuestro pueblo. La otra, nuestros hombros siempre que necesitéis consuelo.
Una de las tragedias de nuestro tiempo, no por repetida o hasta cotidiana, menos triste y dramática, es la de la inmigración por pura necesidad, las diferencias abismales que existen por el solo hecho de haber nacido en un lugar u otro, a lo que se suma el color de la piel. Según la perspectiva desde la que se mire o se viva, esos trasiegos de personas se ven como amenaza, molestia, problema, «bichos raros» y/o drama humanitario, esperanza. Tú lo has contado desde el punto de vista de los protagonistas, con elegancia, pero sin restar importancia a lo que sucede, a una situación inhumana, hermanada con la desesperación.
Un saludo y suerte, Pablo
Muchas gracias, Ángel. Un abrazo grande.
Un micro muy bien escrito y muy necesario de repetir una y otra vez pero sólo lo leerán y lo escucharán las personas preocupadas y sensibles a esta tragedia sin fin. Mi enhorabuena y mi gratitud por tu precioso relato.
Gracias Isabel. Habrá que seguir contando ésta y otras tragedias hasta que el mundo despierte y no haga falta contarlas más.
Un abrazo grande.