10. BLANCA
Uno de los mayores nos va situando: los niños a la derecha, las niñas a la izquierda. Todos vestimos de blanco pero las faldas de las niñas lucen especiales, parece que sus piernas las hubiera cubierto una nevada copiosa.
El primer nombre que escuchamos es el de mi hermana. Ella, marcha hacia el altar bajo un haz hialino que atraviesa el rosetón. Los chavales me piden que no llore, aseguran que es lo mejor para los dos. Enseguida surgen ellos. La mujer, por sus gestos, demuestra no estar convencida, critica que esté escuálida, la anemia prosperando en sus mejillas, y que su pelo sea tan pálido como el de una anciana.
Después de llamar a otros tres o cuatro, cuando por fin desaparecen, suena la sirena para que abandonemos los bancos y estalle una marabunta de carreras y gritos en el patio del hospicio. Yo, no soy capaz de moverme, siempre había pensado que no tenía nada.
Niños en venta a los que se compra como a un abalorio. El narrador, ante la posibilidad de su pérdida, descubre la preciada posesión que representa tener cerca a su hermana. Duro y profundo.
Enhorabuena, Ton.
Suerte.
La adopción por una familia de una niña huérfana debería ser motivo de alegría, pero no puede serlo a los ojos de su hermano, que ve cómo se pierde el único vínculo familiar que tenía. Tampoco las maneras de la mujer adoptante parecen lo respetuosas que debieran.
Un relato que refleja bien el drama, la necesidad y el apego desde la perspectiva de un niño, que le ha tocado vivir, más bien sobrevivir, en el lado menos amable de la existencia.
Un abrazo y suerte, Ton
Un buen relato con el drama de la adopción o venta de niños que separa a los hermanos. La frialdad de la transacción acentúa la congoja.
Suerte y un abrazo, Ton.