Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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104. BLANCO SOBRE NEGRO (M.Carme Marí)

Entumecimiento. Dolor. NEGRO. Mareo. ¿Qué ha pasado?

 

Aprieto los ojos. Los abro despacio. BLANCO. Desconcierto. ¿Dónde estoy?

 

Voy despertando, pero no en casa. Hay mucha luz. En mi campo de visión, un techo. En mi campo de audición, varias voces. «Falta darle un par de puntos más a este corte». Intuyo unas batas blancas a la altura de mi cabeza y cortinas que delimitan el espacio. «Ha tenido suerte. El de la ambulancia decía que el taxi, siniestro total.» En mi mente las piezas van encajando. Volvía de las fiestas de otro barrio de la ciudad y el taxista conducía muy rápido. Sigo entumecida y con muchas preguntas. «Ha recuperado la conciencia», dice otra voz. Se dirige a mí: «No te preocupes, todo irá bien. Vamos a hacerte unas radiografías». Me levantan la cabeza para colocar unas placas bajo el cuello. Más dolor. Millones de enormes agujas se me clavan desde dentro. ¿Bien? Entonces, un pensamiento llega como un relámpago. ¡Dios mío, el cuello no, por favor! Me esfuerzo en enviar una orden al pie. Y… ¡sí!, ¡puedo mover los dedos! Respiro tranquila. Todo irá bien.

4 Responses

  1. Salvador Esteve

    Volver de la oscuridad a una trágica realidad visualizando un blanco lienzo con más preguntas que respuestas, y un pequeño movimiento que renueva la esperanza. Muy bueno, Carme. Un abrazo y suerte.

    1. Cierto, ese pequeño movimiento implica que no es tan grave como podía ser.
      La verdad es que el relato es autobiográfico: un accidente de taxi del que me desperté que me cosían la cabeza y, cuando me dolió tanto el cuello cuando me movían, esa comprobación me alivió considerablemente. Luego, paciencia, un mes de baja con collarín, natación… Y al final, un relato para ENTC. Quién lo iba a decir.
      Gracias por dejar tu comentario. Otro abrazo de vuelta, Salvador.
      Carme.

  2. Ángel Saiz Mora

    El sobrevivir a una muerte cierta es como un segundo nacimiento, con trazas de milagro. La línea entre la nada y la posibilidad de volver a la vida de tu personaje ha sido muy tenue, por eso tarda en tener conciencia de lo que podríamos calificar como «su suerte», no es para menos.
    Un relato marcado por la tragedia, en el que al final, poco a poco, la esperanza y las ganas de salir adelante van ganando la batalla, hasta la victoria de lo blanco sobre lo negro.
    Las sensaciones que refleja el personaje y la forma de describirlas conforman esta historia intensa que deja buen sabor de boda.
    Un abrazo y suerte, Carme

    1. Si lees mi respuesta al comentario de Salvador, verás que contesto con conocimiento de causa 😉
      Por lo que me dijeron luego, parece que salí disparada por la luna delantera (entonces no se llevaban cinturones detrás, tenía 19 años). Así que sí, me considero muy afortunada!
      Gracias por pasarte a comentar. Un beso.
      Carme.

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