52. CAMILO (Belén Sáenz)
¿Te acuerdas, Camilo, de aquella vez que fuimos a los campos de lavanda? Fue en el primer verano de tu vida. A media mañana el calor pesaba como una manta inerte y te refugiabas con tus patitas cortas bajo los planteles floridos, burlando al sol cegador de Castilla y a las afanosas abejas. Yo te iba siguiendo por las hileras ordenadas. Donde se agitaban las flores a tu paso, o donde se entretenía en husmear tu hocico novato. ¡Qué risa! Pero luego una nube pirata surcó el cielo y cambió las reglas del juego. Las ramas me aprisionaban los tobillos y sentí el vértigo de perderte. Sobre un silencio detenido te llamaba, agonizando en una confusión lila, morada, malva. Y tú, mientras tanto, estabas negociando con tus ojos tristes de cachorro. El chaval, sentado al borde del camino, no tuvo más remedio que rendirte su almuerzo. Pellizcos de pan, alguna propina de filete. ¿Qué reprimenda merecías? ¿Cómo reprocharte tu fino olfato y tu glotonería? Cuando se desbarató el hechizo de aquel laberinto de surcos cultivados, cuando por fin llegué a tu lado, cuando te levanté del suelo para abrazarte fuerte y recuperarte, aún tenías el lomo fresco y fragante.
Por momentos tu Camilo me recuerda a Platero, por lo juguetón; y de tu forma de contarnos esa enternecedora anécdota ¿qué decir? Pues que es un maravilla, casi sentimos ese calor que nos atonta, ese temor a la pérdida del indefenso, esa paleta de colores, La alegría al recuperar lo que tanto amamos… Enhorabuena, Belén. Un saludo y suerte.
Camilo también es pequeño, peludo, suave. Muchas gracias por tu visita y tu comentario, Jesús.
Coincido con el comentario de Jesús, es una preciosidad tu relato. Ojalá tengas mucha suerte, Belén.
Me alegra mucho que te haya gustado, Lorenzo. Eres uno de mis autores de culto. Gracias por la visita.
Qué bonita esa imagen última de Camilo. Preciosa historia, que me da en el hocico, que está basadísima en un perro real.
Un besote y un mordisco a Camilo.
Cuidado con los mordiscos, Rosy, que estos no son de ficción, jaja. Mi madre me pide que le cuente una y otra vez cómo olía el lomo de Camilo después de corretear por los campos de lavanda. Gracias por visitarnos.
Hola, Belén.
Suscribo el comentario de Jesús, punto por punto, coa por coma. Dibujas una escena idílica, homérica que me gusta mucho. Besos.
Gracias por visitarnos. Camilo está moviendo el rabo de alegría y yo te mando besos, Martín.
Belleza, ternura y mucho amor, en tu relato, Belén. Sólo una persona con tu sensibilidad podría hacerlo. Enhorabuena.
Un abrazo.
Me alegra mucho que veas el amor que he querido reflejar en el relato, María José. Gracias y muchos besos (lametones de Camilo).
Que tierno, que bonito y que bien contado. Un relato que me llega muy adentro, ¡¡precioso relato Belén.!!
Mil gracias. Es un orgullo que te haya hecho tilín en el corazoncito. Besos para ti y para tu perrita.
Tierno y de factura impecable
Gracias por tu amable comentario y la visita, vecina del Sendero.
Tu relato despende un fuerte aroma a agua de colonia lavanda, irresistible.
¡Y lo bien que huele la lavanda, Edita! Me encanta y espero que a ti te guste también. Besos y gracias por asomarte.
Yo le llamaría prosa poética, y me parece muy acertado el apunte de Jesús al mencionar a Platero. Cómo negar algo a alguien que sabe negociar con ojos tristes, el muy ladino. Ese Camilo y sus pequeñas diabluras, al que todo se le perdona porque termina bien, a quien es imposible regañar, aunque haya que educarle. Con ese olfato que nosotros sólo alcanzamos a imaginar debía de estar en la gloria en ese campo de lavanda, pero un poco de pan y filete también tienen su aquel, y también huelen.
Una preciosidad hecha con cariño y sensibilidad.
Un abrazo grande, Belén. suerte
Ángel, has expresado muy bien todo lo que pretendía hacer llegar con este relato. Camilo dice que sí, que la lavanda está muy bien, pero donde esté un buen bocadillo… Muchos besos de mi parte y lametones de Camilo.
Un relato muy bonito que has sabido rodear de buenas letras. Coincido con los comentarios de los compañeros. Suerte !!
Camilo es muy especial para mí y he intentado esforzar mis letras para homenajearle. Me alegra mucho que pienses que lo he logrado, Juan Antonio. Muchas gracias por pasarte a visitarnos.
Un perrito aventurero, con muy buen olfato… ¡Y con aroma de lavanda!
Es así, tal como sintió el niño que es su dueño; se nos pierde la mascota y, con ella, media vida. Por suerte, en este caso, hubo un final feliz.
Me gustó mucho tu Camilo, BELÉN.
Cariños,
Mariángeles
Sí, Mariángeles, el temor a la pérdida de este pequeñajo es el contrapunto que quería dar a un relato que empezaba amable y bucólico. Gracias por venir desde la otra orilla y por tu comentario.
Esparcir un aroma sobre una historia bien contada y que ésta huela al ser leída, es un doble aliciente para los sentidos. Nos haces compartir esos juegos entre los protagonistas como si estuviéramos allí mismo, como si evocáramos recuerdos que no nos pertenecen, pero que parecen vividos en esas estampas de gran potencia visual y lírica descripción.
Preciosa forma de contar una historia, Belén, Enhorabuena.
Un abrazo.
Precioso es tu comentario, Antonio. Pura literatura que me regalas con tu amabilidad. Muchísimas gracias y me alegro mucho de que hayas disfrutado con este viaje a los campos de lavanda.
¡Qué historia tan bella, Belén!, llena de encanto y poética cien por cien.
Has puesto tanta delicadeza en ella, que Camilo se ha convertido casi casi en humano, ¡Es que los perros son tan increíbles como tu forma de contar!.
Un fuerte abrazo.
Los perros son seres increíbles, y tienen mucho que enseñarnos y ofrecernos. Gracias por comentar y me alegro mucho de que te haya gustado el relato. Un beso, María Jesús.
Precioso relato que nos evoca el frescor del amor, de la camaradería y de la complicidad, y que rezuma sentimientos de verdadera autenticidad. Enhorabuena, Belén. Abrazos y suerte.
Muchos abrazos para ti también, Salvador, y gracias por pasarte por aquí. Es un orgullo para mí que hayas visto sentimientos auténticos en mi relato, que es algo muy importante en mi opinión. Suerte.
Me gusta tu relato, Belén, en especial ese silencio detenido, con el que solo se puede definir algunas situaciones difíciles, y esas preguntas de las que estamos llenos y cuyas respuestas se quedan en el aire. Enhorabuena.
Camilo será un grande con una ama como tú.
Un besazo, guau!!
Belén, tierna historia tratada con bella prosa poetica. Suerte y saludos. Feliz 2017
Por momentos olvide que era un relato y disfruté el poema.Hermoso!
Un abrazo y suerte.
Qué bonito Belén. Este Camilo se las sabe todas. Me ha parecido oler la fragancia mientras leía tu relato y sumergirme en esos campos morados.
Un abrazo
Una escena muy plástica, en la que intervienen todos los sentidos: vemos las hileras sembradas, olemos la lavanda en el aire y en el lomo de Camilo, y sentimos ese calor. El afán de las abejas, ponen la banda sonora. Un cuadro, eso es lo que me viene a la cabeza, un cuadro impresionista con una historia detrás, la de Camilo.
Un beso, Belén. Y suerte.
Juguetón y ladino tu Camilo. Y es que cuando te miran con esos ojitos no puedes hacer otra cosa que sucumbir a sus caprichos.
Una linda historia que nos deja con un aroma a lavanda fresco y una sonrisa de ternura.
Un beso enorme mi tocaya preciosa.
Bravo, Belén. Has elaborado un relato de gran brelleza y una gran dificultad, pues has logrado plasmar el sentimiento del miedo que el protagonista siente
al perder de vista a su cachorro, en un momento de su vida en el que, intuyo, tampoco es muy mayor y todo es tan impreciso todavía.
Es un relato de mucha categoría que atestigua que eres una gran creadora.
Beso.
Un relato muy tierno, oloroso y visual. Qué miedo de perder al perrito y malditas plantas que te atan. A mí me llevas a esas madres (y padres) que temen perder al hijo cuando coquetean los alrededores del amor. En fin, ese perrito tiene hambre pero la dueña anda entre poetas. Suerte.
Una prosa bellísima y muy bien lograda.
Abrazos y felicidades mil.