46. CAPÍTULO DE DESPEDIDA
Hace mucho tiempo que no va al circo, y últimamente el cine, el teatro y los conciertos apenas los frecuenta, aunque hubo una época en la que era un entusiasta de algunos géneros y música. Se ha hecho más de los libros y no tiene televisión en casa, ha venido cambiando de costumbres y gustos con el paso del tiempo. Funciones ha atendido muchas a lo largo de su vida, con intermedios para ir a comprar palomitas, con tramas e intrigas repetidas en interminables series y películas. En el circo al menos lograba reírse con los payasos cuando iba con sus amiguitos, con las entradas con descuento que habían regalado al colegio. La de hoy es una función bien diferente, real, aunque el guion es siempre el mismo y el escenario ahora no está bajo una carpa o frente a una platea; sí lo está bien adornado, hasta con flores de varios colores y formas, para que su mejor amigo con el que más reía sea el protagonista principal de la función.
Está claro que hay un desenlace en este teatro que es la vida que suele terminar igual o de manera muy parecida. En esa última función las ganas de reír suelen brillar por su ausencia, lo importante es dejar buen recuerdo en quienes nos conocieron, además de haber aprovechado cada minuto.
Un abrazo, suerte y, aunque sea con un poco de anticipo, felices fiestas, Antonio.
Igualmente felices fiestas, Ángel, y gracias como siempre por tus comentarios. Un abrazo desde la distancia.
Las amistades van surgiendo en la vida y a veces se van perdiendo durante el camino. Pero la muerte del mejor amigo, ese que lo es desde la infancia, tras compartir décadas de amistad, es morir un poco. También para tu protagonista baja un poco el telón.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias Rosalía por tu comentario. Sin la amistad de amigos y amigas, en cualquier etapa de nuestras vidas, y si tienes la suerte de tenerla con los de la infancia, no podemos ser personas. Por eso, cuando se pierden, como bien dices, es morirse con ellos un poco. Saludos
Todo un tiempo de amistad que aunque parece que físicamente ha terminado no así en el recuerdo del amigo, algo que le da eternidad. Suerte Antonio
Algo se muere en el alma cuando un amigo se va… Lo dice la canción. Gracias, Manuel, por tu comentario. Saludos desde Costa Rica.
Siempre se ha de estar con y por los amigos. Y, cuando se van, ese acompañamiento esperemos que de una u otra forma lo puedan sentir, recogiendo el cariño de todo lo compartido, aunque esa última función sea la más triste.
Un abrazo, Antonio.
Carme.
Muchas gracias, M. Carme, por tu comentario, la amistad por encima de todo hasta después de la última función. Saludos
Todo en la vida es una función. No solo el teatro, el cine, el circo… La vida misma es una función. También lo es el rito de la despedida de un ser humano o,¡ porqué no! de una mascota. El ser vivo nace, crece, se desarrolla y muere más o menos como el planteamiento, nudo y desenlace.
En el caso de tu relato un final dedicado a un buen amigo con una puesta en escena bien merecida.
¡Feliz Navidad, Antonio!
Pilar, muchas gracias por tu comentario. Mucha razón tienes, es una gran función, la vida, desde que antes de que empiece hasta después de que termine en este loco mundo, donde seguiremos recordando también a nuestras amistades. Estoy seguro de eso. Saludos y felicidades en estas fechas.