Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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10. Caramelos

Lola estaba harta de su móvil, de la batería y de las teclas que siempre fallaban (pulsaba dos y salía b).

Cuando se le apagó de repente, decidió que era momento de cambiarlo.

En la tienda, un vendedor amable le mostró uno de última generación. Táctil. Ligero. Extraplano. Una joya para dedos con artrosis. De carga rápida.

Podrá leer noticias, libros, ver películas, explicó el vendedor amable.

Pero a Lola esas cosas no le interesaban. Yo prefiero leer en papel y ver filmes en el cine, dijo.

El vendedor continuó con el tema de juegos integrados y con otro sinfín de cosas que Lola no escuchó. Por último, dijo el precio.

¿Tiene algún modelo más sencillo?, preguntó Lola.

El vendedor, entonces menos amable, sacó uno de fácil manejo y teclado grande. Modelo senior.

A Lola no le gustó y se quedó el primero. Aunque solo lo quiero para llamar, puntualizó.

Y lo cumplió. Hasta que pasó lo que pasó.

En el autobús, se sorprendió a sí misma leyendo noticias. ¿Qué estoy haciendo?, se recriminó. Miró horrorizada a ambos lados y lo apagó. Resopló. Luego, volvió a encender el móvil y, con manos temblorosas, jugó su primera partida de Candy Crush.

14 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Qué tendrán las teclas y pantallas que acaban enganchando a todo el mundo, también a una anciana que lo último en lo que hubiese pensado habría sido en eso. Seguro que despierta gestos de complicidad entre los más jóvenes y de admiración entre los de su edad. Apuesto a que será habilidosa y ganará en reflejos con ese juego de caramelos virtuales.
    Un relato al que aplicar lo de nunca es tarde, también lo de no decir nunca de ese agua no beberé, que no hay que cerrarse a nada.
    Un abrazo y suerte, Aurora

  2. María Gil

    Jajajaja. Me ha gustado este relato. Tan real. Cuántas veces decimo por ahí sí que no paso para luego desdecirnos. Muy bien contado, con mucha naturalidad.

    Un saludo, Aurora.

  3. Rosa Gómez Gómez

    Divertido y real. Mi entrada en las nuevas tecnologías fue muy parecida. Por unas cosas o por otras la mayoría caemos en sus redes. El mundo se impone…

    1. Aurora

      Bien cierto lo que apuntas, el mundo se impone y de qué manera… Me ha gustado esa frase de la entrada en las nuevas tecnologías jajaja
      Muchas gracias por tu comentario, Rosa.
      Abrazo

  4. Rosalía Guerrero

    Genial esa entrada de Lola. A día de hoy, no concibo mi vida sin tecnología. En unos pocos años se ha convertido en algo casi imprescindible. Por cierto, muy bueno el título.
    Un abrazo y suerte.

    1. Aurora

      Rosalía, es verdad hoy sería difícil vivir sin tecnología (sin caramelos jajaja)
      Muchas gracias por tu tiempo para la lectura y el comentario.
      Abrazo

  5. Isabel Cristina Fernández Sánchez

    Como ya te han dicho por aquí arriba, es una pequeña historia tan bien contada y tan miles de veces real que nos hace sonreír desde la frase de inicio. Por otra parte, me siento muy identificada y de hecho, este año me he inscrito en un curso de informática para ser un poquito menos dependiente.
    Nos leemos.

    1. Aurora

      Isabel Cristina, qué bien lo del curso de informática, pues me has dado una idea para hacer lo mismo…
      ¡Agradezco mucho tu comentario!
      Abrazo

  6. Gloria Arcos Lado

    Muy buena historia, Aurora.
    Ha cambiado tanto el mundo que ha obligado a los más mayores a reciclarse, a pasar por el aro de las nuevas tecnologías. Tengo una amiga de 90 años que reniega contínuamente del móvil y del ordenador.
    Pero finalmente como ya los que tenía estaban obsoletos se compró los dos y para entenderlos una vez a la semana va a su casa un informático que le intenta poner al día: correo electrónico, wasap, facebook…
    Y aunque sigue renegando de ellos, sin embargo es a través del móvil y del ordenador como contacta con su familia y amigos. ¡Nunca es tarde para aprender, aunque cueste!
    Un abrazo. Gloria

    1. Aurora

      Me ha encantado lo que has compartido de tu amiga de noventa años, ya me la imagino, ¡qué maja!
      Mil gracias por tu comentario, Gloria
      Abrazo

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