31. CINCO AÑOS Y UN DÍA
Respondí al alumno y desconecté inmediatamente la señal holográfica que me personificaba en el aula. Tenía prisa por vestirme con la ropa de ciudadano, que sentí áspera y holgada. Recogí el cepillo de dientes y los digigramas, aprobados por el Consejo Censor, que había redactado en mis noches en vela. Luego me senté en el catre a esperar.
¡Qué duros estos destierros! Me salió cara la traslación a código UNI de la constitución ‒aún me duele la prohibición de escribir esta palabra en mayúscula‒. Sabía que las fuentes de descodificación estaban restringidas para los humanos de nivel base y los grandes simios, pero fue la denuncia de un miserable lo que me llevó a esta cárcel, estos hierros. Una alerta luminosa presagió la apertura de la compuerta del calabozo, situado en el sótano del Rectorado. Entregué los sensores de reeducación al funcionario y corrí por los pasillos rodantes hasta el campus, donde sabía que me esperaba la primavera. Dos bocanadas de aire fresco me bastaron antes de regresar a impartir mi siguiente clase, esta vez con tiza y encerado. Haciendo un guiño a los jóvenes rostros que me contemplaban expectantes, no pude por menos que recurrir al clásico “Decíamos ayer…”.
Estupendo. El contraste entre Santa Teresa de Jesús y lo que cuentas es brutal; sin embargo, los versos encajan perfectamente.
Muy muy bien ambientado.
Me ha gustado mucho.
Cuántos guiños!!!!
Muchas gracias por leerlo y comentar, Luisa. Me alegro de que te haya gustado. Un beso.
Santa Teresa siglo XXI con un poco del Gran Hermano de Orwell. Un futuro un poco inquietante.
He buscado lo de los digigramas pero no he encontrado nada. Supongo que aún no los han inventado.
Mucha Suerte.
Yo también te iba a pregunta r lo mismo. Desde luego menuda mezcla temporal de la sales muy airosa. Muy bueno. Un abrazo. Gloria
Gracias por la visita, Esperanza y Gloria. Lo de los digigramas y lo del códogo UNI me lo he inventado para darle un toque futurista al relato. Besos y nos leemos.
Me gustó este profesor futurista; los neologismos y los versos de la Sta que escogiste están muy bien integrados a la narración.
Suerte!
Saludos.
Te has llevado la consigna de la Santa a un futuro muy bien recreado. Me gusta mucho el género y entiendo lo difícil que es conseguirlo, y más meterlo en tan pocas palabras, así que eso, junto a la historia con aire distópico a medio camino entre la opresión y el adoctrinamiento que me parece ver en ella, me llevan a decirte que me ha gustado mucho y que te deseo mucha suerte 🙂
Gracias, Macarena, Ana y Juan Antonio por vuestros comentarios y buenos deseos. Un abrazo y nos seguimos leyendo.
Como docente de la era wertiana, siento mucha empatía con ese protagonista que transita entre la «educación» tecnológica pero alienante del sistema público Big Brother y el amor a su profesión de un Fray Luis contemporáneo: tiza, encerado y, sobre todo, juventud ansiosa de aprender. No hace falta más. Tu relato da en el centro de la diana. Besos y suerte.
De aquí a guionista de una película de George Lucas. Tejer un relato de este tipo debe de ser muy difícil por lo que te reconozco el mérito. Me ha gustado el traslado al aula y ese final con el inicio típico de una clase.
Muchas gracias por vuestros comentarios y mi más sincero homenaje a los valientes que os dedicáis a la docencia. Espero que no lleguen a consideraros «humanos de nivel base» como a mi prota, pero la situación da poco margen a la esperanza. Un beso, Ana y Lorenzo.
Belén, muy original tu apuesta. Poner cortapisas a la información y al saber sería un futuro doloroso, aunque siempre habría héroes transgresores como tu protagonista. Muy bueno. Abrazos y mucha suerte.
Bueno parece que lo de la bilocación de la santa era verdad vaya lío en el que nos has metido, ya quisiera docentes así en la vida normal cuando voy a ver a los profes de mis hijos jeje.Abrazos y suerte buena apuesta.
Mil gracias, Salvador y Montesinadas. Me ayudan mucho vuestros comentarios y os agradezco vuestros buenos deseos. Es un «éxtasis» estar aquí con gente con tanto talento. Un abrazo.
Belén, siento no haber comentado tu relato hasta ahora, con lo que me gustan a mí las historias futuristas y la ciencia ficción. Cinco años y un día es una dura condena, sin duda, para una falta que parece mucho menos leve, si es que en realidad lo es. Algo se ha apuntado en comentarios anteriores, pero he de decir que me parece un contraste muy interesante los versos de la Santa, que suenan a pasado, con esta sociedad evolucionada tecnológicamente, aunque quizá en otros aspectos no tanto. Dentro de este ambiente, supone un soplo de aire fresco final el detalle del encerado y el «decíamos ayer».
Suerte y un saludo, Belén
Muchas gracias por tu visita, Ángel. Me gustan mucho los comentarios que haces a los relatos. Siempre das tu visión y tu opinión de manera muy reflexiva, y así enriqueces lo que publicamos en el grupo. Un abrazo.
Es un relato que he leído dos veces y no acabo de entender. Al ser futurista y de ciencia-ficción y no haber leído nada de este género me hace perderme, no saber apreciar el esfuerzo. Es problema mío, seguro.
Javier, si el relato no hace tilín a los lectores y no se hace entender, el fracaso es del autor. Yo quería presentar un futuro desolador y agobiante en el que al final hay un ligero respiro cuando el prota es liberado y puede volver a la primavera, a las clases con tiza y encerado, y a la expectación de los jóvenes alumnos. Un abrazote.
A la tercera relectura, y tu aclaración, me acerco un poco más.
Sigue dándole duro y cuando nos veamos el 25 de abril te tomo la lección ;o)