48. Clamor africano (Javier Ximens)
África no puede repartir más pobreza y exige a Europa que aumente los medios para frenar a los emigrantes millonarios que buscan una vida peor.
Aunque la policía española realiza redadas en las lujosas urbanizaciones de Marbella, no puede evitar que permanezcan a la espera de poder cruzar en sus yates. Con dudosa legalidad, se han instalado en la frontera alambradas disuasorias con billetes afilados. En Marruecos los detienen, si consiguen identificarlos, fletan cayucos para devolverles, si no, los dejan en libertad.
Una vez libres, tratan de llegar a los países más pobres de África en los cuales existe una corriente de opinión en contra liderada por los partidos políticos que han luchado para depauperar el país. Un logro que ha costado muchos años para que ahora lleguen los europeos a disputarles la miseria. A favor están los movimientos humanitarios, aducen que ocupan los puestos de responsabilidad que nadie quiere y que lo deseable es invertir en Europa con sistemas de explotación similares a los africanos que les permita ser pobres por sí solos. Mientras tanto, va a ser muy difícil frenar a estas personas que lo tienen todo, menos el hambre.
Ni hambre, ni decencia ni alguna que otra cosa sí…En ese mundo al revés que propones, hay cosas que parece sin embargo que no cambian, que siguen igual, que hacen el mismo daño. Mucha suerte Ximens, para tu clamor.
Un abrazo.
Un mundo con el espejo invertido, una fantasía surrealista en la que se evidencian las posturas de uno y otro lado, unos egoísmos donde la necesidad no es tal, sino capricho. En este loco ecosistema, los problemas, aunque dados la vuelta, son los mismos. En consonancia con la última frase, si a los ricos les diese por ahí (que casi nunca les da por nada bueno) no habría quien los frenase, pues pocas cosas no consiguen, algunos hasta llegan a presidentes de naciones poderosas (y no digo más).
Original visión, Javier.
Un abrazo y suerte
Hola, Javier, ave Ximens.
Una muestra más de la variedad de tus registros. Un planteamiento paradójico concerniente a África y Europa pasando por España (quizá a caballo entre ambas). «Emigrantes millonarios que buscan una vida peor» hastiados, supongo, de tanto bienestar, cansados de contemplar cuadros de firma en sus salones mientras se hartan de lucir prendas y joyas carísimas y de degustar ambrosías a diario. El hambre como algo deseable. Como la pobreza. Como la miseria. Ser muy rico debe resultar en extremo fatigoso y aburrido. O esa voz que te absuelve y te condena, dictando sentencia condenatoria en la huera calabaza de los millonetis, que querrán pasar hambre acaso para volverse verdaderamente listos. Texto con tintes sociales y una estupenda y solvente distorsión de la realidad. Un retorcimiento que celebro y por el que te felicito, noble patricio de las letras. Fuerza y honor. Salve.
¡Cuánta retranca! Si fueras gallego, no lo habrías escrito mejor.
Un distopía en microrrelato que azuza nuestras conciencias desde la primera línea. Su tono a medio camino entre la crónica y el ensayo consigue una objetividad contrapunteada por la inversión de la realidad que no puede dejar indiferente. Enhorabuena, maestro Ximens.
Con una manera de narrar periodística, que sirve para enfatizar más el mensaje (o «contramensaje», haces que ese mundo al revés no parezca tan surrealista. Según él, se puede desprender que África podría dejar de ser llamado «Tercer Mundo», con la connotación de degradación que le quieren dar algunos, y que los propios africanos no desean perder ese «status». Muy bueno, Javier.
Un abrazo.
Javier, has envuelto el micro en un juego de situaciones, un tanto irreales, denunciatorias de la cruel realidad, con atino. Suerte y saludos
Un relato que podría haber firmado cualquiera de los maestros del absurdo, como Jardiel Poncela, Mihura o Alfonso Paso, pero que lo suscribe el maestro Ximens que destaca en cualquier género.
(Como sé que eres de los que agradecen estas observaciones -con otros no me atrevería- creo que en la frase final del segundo párrafo sobraría la segunda coma).
Tenía mis dudas, si quitarla o poner dos puntos. Buscaba una pausa. Lo tendré en cuenta.
Uf!!! Qué difícil seguir el hilo de esta narración 🙂
Nos sitúas en un escenario tan absurdo que DA PENA y RABIA.
Muy bien conseguida esa irrealidad extrema, ese ambiente «fantástico», esa «vuelta de tuerca».
Original planteamiento (de una realidad terrible e injusta) para esta convocatoria final.
Tu enfoque surrealista de la migración hacia «el hambre, la miseria, el terror…», enfatiza aún más la gran injusticia en el que viven millones de personas.
Un abrazoooo grande, Ximens
Otra vez rendida ante tal relato, señor Ximenes.
Espero conocerlo en Madrid, mientras un abrazo fuerte.
Pues por aquí estaré. Ganas de conocerte también.
Será por eso que a algunos les cuesta tanto confesar que tienen dinero. Para evitar que la policía española (o la marroquí) los detenga antes de echarse a la mar buscando una vida mejor en África.
De ilusión también se vive
Saludos
¡Bravo Javier! Trabajado, genial, original… imposible y a la vez realista. Es curioso cómo jugando con la fantasía consigues mostrar la cruda verdad. Enhorabuena talaverano, ¡mucha suerte!
Realmente bueno tu relato a la contrarrealidad. ¡Enhorabuena!
Consigues trastocar varias realidades con tu capacidad narrativa e irónica, eficara como una arma perfectamente calibrada y engrasada. Enhorabuena, Javier. Suerte y saludos.
El mundo al revés, un tanto disparatado, pero nunca se sabe.
Suerte
Hola, Ximens.
Muestras un mundo extraño, deformado, absurdo, como si lo viésemos invertido.
Pobreza donde hay riqueza y al contrario. No soy capaz de imaginar algo así, por tanto te felicito por esa mente abierta que has tenido a la hora de crear esta paranoia.
Lo que no me cuadra mucho (y te lo tengo que decir desde el cariño) son los billetes afilados en la verja disuasoria, creo que -en el tono del micro- con billetes queda suficientemente clara la intención.
Un abrazo enorme y mucha suerte, precioso.
Tienes razón, dudé mucho, pero dado que las concertinas de cuchillas apenas hacen «unos rasguños», según el Ministro del Interior, y los cortes que puede hacer un folio o un billete nuevo, quise resaltar que los billetes sí producen cortes profundos, más profundos cuanto más se tienen. Quizás lo quite y te haga caso. Muchas gracias pues estás propuestas son las que me hacen pensar y mejorar.
«Esas personas que lo tienen todo, menos el hambre». Qué grande. En esta convocatoria he leído dos o tres relatos que le daban la vuelta al tema como si fuera un calcetín y conseguían una perspectiva nueva, original, pero el tuyo se lleva la palma. Enhorabuena.
Abrazos.