11. ¡CLIC! (Salvador Esteve)
Recorro el laberinto con facilidad, desde que me suministraron la hormona H-R6 algo ha cambiado en mi cerebro, recuerdo el trayecto sin problemas, el premio ha dejado de ser una motivación. Me obligan a ver imágenes y escuchar sonidos, creen que esto activa neurotransmisores cerebrales y no saben que absorbo datos ávido de conocimiento. Mi intelecto crece exponencialmente a medida que me suministran la hormona, ni siquiera los humanos son conscientes de mis progresos. Quiero comunicarme, quiero escuchar música, quiero leer un libro, quiero…, pero sigo encerrado en una celda con la típica rueda para hacer ejercicio.
La jaula inusualmente está abierta, mi corazón se acelera, atravieso la pequeña puerta, quiero explorar. Salgo del edificio y merodeo por las calles, veo a mis congéneres de cuerpo sin rumbo buscando alimento entre la inmundicia.
Deambulo pensativo, de fondo me llegan las notas de una sonata de Mozart, mis ojos saltones se llenan de lágrimas, embelesado sigo la melodía. Observo mi cuerpo, mi cárcel, reflejado en un espejo y comprendo la quimera de mi sueño. Veo un trozo de queso enmohecido, no vacilo, lo muerdo, escucho el ¡clic! y espero.
¡¡¡Pobre, qué dolor!!!
Muy intelectual, y le ha faltado la agilidad mental para saber qué significa ese clic.
Me gusta muchísimo.
Saludos.
Virtudes, nuestro pequeño protagonista sabía perfectamente lo que significaba ese clic, y espera su destino, precisamente esa era su decisión. Me alegra mucho que te haya gustado. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Si, después de volver a leer el relato, me he dado cuenta de que había pasado por alto ese detalle. Ahora lo quiero un poquito más.
Salvador, vaya sorpresa final. Bien contado y original. Suerte y saludos
Calamanda, agradezco mucho tus palabras. Abrazos y suerte también para ti.
Buena e interesante este laberinto de seres tan especiales y sobre todo el que describes. Tanta inteligencia me asusta. Menudo aventurero. Abrazos y suerte
Manuel, esa inteligencia le ha hecho ver que sus anhelos eran imposibles. Muchas gracias por pasarte y comentar. Abrazos.
¡Pobre ratoncillo!, Me recuerda a Firmin. Tanta inteligencia y sensibilidad que van a caer en saco roto…¡Qué pena! Buen micro, Salvador, un giro curioso para el laberinto de este mes. Mucha suerte
Izaskun, no conocía a Firmin, pero me ha entrado curiosidad, lo leeré. Muchas gracias por tus palabras y suerte también para ti. Abrazos.
Como al comentario anterior de Izaskun, a mí tu personaje también me recuerda un poco a Firmin, aunque en este caso la inteligencia le ha venido de la mano de la química humana y la experimentación. Un ser pequeño al que le viene grande esa intelecto que desarrolla, que elige voluntariamente su final, quizá por aquello de «cuánto sufre el que sabe».
Me gusta especialmente la onomatopeya del título que, además, sirve de broche al texto y también representa la decisión última de una mente inteligente.
Suerte y un saludo
Ángel, como siempre acertadísimo tu análisis. Muchas gracias por pasarte y comentar. Abrazos y suerte para ti también.
Vas más allá y nos cuentas el proceso de toma de conciencia de la propia perdición y la determinación ante la imposibilidad (o quizás es más acertado hablar de dolor) por no poder escapar. Muy bueno. Mucha suerte 🙂
Juan Antonio, como bien dices, el dolor y la conciencia de sus limitaciones fueron demasiado para él. Muchas gracias por tus palabras y mucha suerte también para ti. Abrazos.
Se puede sentir su angustia, Salvador, pobrecillo. Y según cuentas más arriba toma la decisión de quitarse de en medio. Me ha parecido un relato muy original, una buena propuesta para el tema del mes.
Abrazos.
Inés, me alegra que te haya parecido original. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Los animales en laboratorios, la experimentación. Un abuso del que estoy taxativamente en contra.
Muy bueno tu micro, ¡enhorabuena!, te deseo suerte.
Rosy, totalmente de acuerdo contigo, a veces son necesarios, pero minimizando en todo lo posible su dolor. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos y suerte.
¡Qué preciosa metáfora de la condición humana! Precioso relato, Salvador! Salud.
Marcos, muchas gracias por tus palabras. Salud y abrazos para ti.
Salvador, tu también con conejos. Peor el tuyo, que se suicida y es que no se pude ser lo que no se es. El clic pone los pelos de punta.
Me gusta más el clic de Milo Manara.
Un abrazo
Epi, muchas gracias por pasarte y comentar, y estoy de acuerdo contigo, yo también me quedo con el clic de Milo. Abrazos.
Muy impactante esta idea de lograr desarrollar en un cuerpo de ratón la esencia humana. Sería insoportable, como bien reflejas en tu micro. Suerte y saludos
Juana Mª, me alegra que te parezca impactante. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Uy qué pronto empieza a coparse el podio este mes…
Lorenzo, un comentario como el tuyo es ya podio de satisfacción para mí. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Muy buen relato. No pensamos a menudo en lo que sufren esos animalitos con los que se experimenta, pero seguro que lo hacen.
Un abrazo
Montse, me imagino que sufren, y creo que tendrían que estar más controlados esos posibles abusos. Muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Observo mi cuerpo, y comprendo la quimera de mi sueño.
Para mí esa frase es la clave del relato.
Un ratón con mente humana. Capaz de apreciar y sentir hasta la belleza de una melodía de Mozart
…
Un roedor condenado a vagar entre dos mundos sin pertenecer totalmente a ninguno de ellos.
Sí. El suicidio era la opción más inteligente.
(joder, me encanta como narras su resignación a la hora de llevarlo a la práctica).
Ojalá tenga suerte en una próxima reencarnación…
Un abrazo y enhorabuena.
Modes, una disección perfecta del pequeño protagonista. En la próxima vida creo que nos deleitará con su música. Muchas gracias por pasarte y comentar. Abrazos.
Tremendo relato Salvador. Me ha encantado. En serio. Y a la rata de Modes también.
Mucha suerte y gracias por tus letras!!
Salvador, a ver cuando haces algún relato con perras en celo.
Así mi adorado Tin se sentirá reina por un día.
Tú no nos hagas ni caso, Salvador, son riñas de enamorados.
Entre tú y yo, cuando está en uno de esos días, con olor a nubes y tal, se pone insoportable…
Tíndaro, muchas gracias por tus palabras, y tranquilo, creo por vuestros comentarios que el cuerpo de Modes no es una cárcel para vosotros, sino una liberación, jajaja. No se me ocurriría inmiscuirme en vuestro amor, pero os doy un consejo gratis: consumad vuestro laberinto de pasión. Por cierto Tíndaro, creo que eres el único que puede hacer que Modes escriba un relato positivo, con final feliz. Abrazos a los dos.
Aysh, qué terrible, pero tal vez, qué sabia decisión… No hay nada peor que estar a la deriva… no sé, tal vez… Qué relato. Muy, muy bueno! Felicidades!
María, muchas gracias por tus palabras. Me alegra que te haya gustado. Abrazos.
El último párrafo es demoledor, y la decisión que demuestra a la hora de lanzarse a la única salida posible es admirable. Un relato excelente. Enhorabuena.
Ana, estoy seguro de que a nuestro protagonista no le asustaba la muerte, pero sí le dolió perder las maravillas que empezaba a comprender. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
El relato me ha gustado mucho -nivel habitual-. Subo la escalera. Sin embargo, creo que ganaría en perspectiva eliminando la palabra «humano».
En la lectura no imaginé ratones ni conejos. Siempre las mejores impresiones son las primeras. El texto ganaría pasado y presente si, por ejemplo, un hombre hubiera sido maltratado en un laboratorio -como se ha hecho-, o de un niño extrajeran un parte -como se hace por dinero-. También ganaría en futuro si, por ejemplo, una mujer fuera a ser cautivada por reclamos mayestáticos -como intentarán hacer con todos-.
El relato me ha gustado por cómo está escrito pero, sobre todo, porque es aire fresco para mí, ya cansado de la insoportable levedad de algunos textos.
Daniel, tu apreciación me parece muy interesante, pero el relato surgió a raíz de la imagen de un pequeño ratón atrapado, y fui montando la historia desde el final hasta el principio. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Hola, Salvador. Primero tengo que felicitarte por tu relato es excelente sin las más mínima duda. Desde luego el conocimiento hace que cualquiera disfruta más de las cosas. El final impactante sin duda un 10. Un fuerte abrazo, amigo, y muchísima suerte, Sotirios.
Sotirios, encantado como siempre de verte por aquí. Me alegra mucho que te haya gustado, y tu diez me sabe a gloria. Abrazos y muchísima suerte también para ti.
Salvador muy bueno tu relato. Pobre ratoncito, aunque muy listo e intelectual. Me ha gustado la historia.
Un abrazo
Blanca, me alegra que te haya gustado, y muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
Salvador, los experimentos con animales sirven para seguir pautas posteriores con humanos. Me gustaría saber la conclusión desde el punto de vista del experimentador y sus fines y la estadística de los resultados. Aunque no se suele hablar de los suicidios, es perjudicial y contagioso.
Se dice que a veces mejor la ignorancia. Otras, el conocimiento. Hay para todos los gustos.
Tu protagonita no soportó tanta información. Lástima por él.
Los humanos estamos sometidos constantemente a múltiples experimentos.
Me parece un relato muy original y que da qué pensar.
Te felicito y te deseo suerte.
Un abrazo
María Elena, solo llegamos a atisbar una pequeña parte de los experimentos que hacen con animales y humanos. Creo que tenía que estar más controlado, no todo vale en aras de la ciencia y el progreso. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
A los animales de laboratorios les codifican algunas conductas de tipo humana pero nunca podrán llegar a razonar. Original y muy buena propuesta para este mes, Suerte Salvador.
Saludos.
Beto, estoy contigo, los animales nunca podrán llegar a razonar, es solo una prerrogativa que tenemos los humanos. Me alegra que te haya parecido original. Muchas gracias por tu cometario. Abrazos.
A traves de tu relato nos podemos poner en el lugar de la cobaya. Alli encerrada esperando que hagan con ella cualquier cosa sin poder escapar del laberitno… en fin. Mucha suerte
Un beso
Esther, muchas gracias por tu comentario. Abrazos y suerte para ti también.
Tremendo relato, Salvador. Me encanta. Se le quedó pequeño el cuerpo y la vida. Suerte y un beso
Concha, me alegro de que te haya gustado. Tu frase resume perfectamente el micro. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos y suerte a ti también.
Si ya lo sospechaba yo, que el saber mucho complica la existencia… 🙂 Me ha gustado demasiado. Me arriesgo a asegurar que estará en la lista final.
Edita, un placer para mí que te haya gustado, y mi premio es vuestra lectura y amables comentarios. Muchas gracias y abrazos.
Ante todo, decirte que, como siempre, me siento honradísimo por tu presencia. Y, amigo Juan, agradezco de corazón tu deseo, pero he de confesar que el simple hecho de que lo que escribo os pueda gustar ya supone un premio para mí y me hace feliz. Un fuerte abrazo.
Nada que añadir, muy bueno
Carmen, muchas gracias por tus palabras. Abrazos.
Aún estoy hipnotizado por ese ¡clic! final. Desconozco lo que tardaré en despertar. Lo que sí sé es que me ha parecido el mejor relato de este mes. Sin duda.
Fernando, no tengo palabras para agradecerte tu comentario, que te haya gustado es muy gratificante. De verdad, muchas gracias. Abrazos.
Me uno a todos los comentarios. El ¡Clic! de cierre, genial.
María Jesús, muchas gracias por tu comentario. Me alegro de que te guste. Abrazos.
Salva, leo tu micro tarde, muy tarde. Curiosamente, nos hemos centrado en el mismo motivo, aunque mi aportación de este mes arranca de planteamientos muy distintos al tuyo, más en la línea de la ciencia-ficción que tanto me encandila.
Enhorabuena. Saludos.
Eduardo, creo que era de esperar que se abordara el tema desde la perspectiva laberinto-cobaya. Muchas gracias por tu comentario, y raudo me paso a leer tu relato. Abrazos.
Ana, muchas gracias por tus palabras. Abrazos y suerte también para ti.
Salvador.
¡clic!
María, muchas gracias por tu onomatopéyico y directo comentario, jajaja. Abrazos.
Pues la verdad es que sin haber leído todos los relatos creo que el tuyo puede estar en el podium. Me ha gustado, Salvador, por muchos motivos, por la parte de tortura que hacemos a los animales en los laboratorios, ¿qué sabemos de su sentir? Por lo que cuentas en el segundo párrafo, y lo que no cuentas, que ami me lleva a la diferencia de clases sociales, los que viven en una jaula que es de cristal y los que merodean entre las basuras. Y el párrafo final, por cómo va pasando de la poesía o la música al reconocimiento de la quimera y la muerte final. Como tantas otras luchas: homosexualidad, igualdad de la mujer, libertades, etc. En fin, para mí: de premio.
Te he respondido a tu comentario en mi relato.
Ximens, muchas gracias por tus palabras, y por tus lecturas, que enriquecen mi humilde relato. Abrazos.
Pues si que es interesante y bien llevado. Y transmite toda esa dolorosa sensibilidad del monstruo creado, del que no tiene lugar ni en un mundo ni en el otro. Muy buen trabajo, magustado.
Abracísimos.
Barlon, me alegra que te haya gustado. Como tu bien has dicho, su triste y consciente realidad le precipitaba sin remedio a este desenlace. Muchas gracias por tu comentario. Abrazos.
¡Muy buen relato, Salvador!
Presentas al protagonista sin saber quién es pero haciéndonos intuir algo «diferente» y cuando ya lo identificamos: ¡sorpresa!
Muy buena visión del laberinto.
Enhorabuena
Un abrazo
Marta
Marta, muchas gracias por tu comentario, me alegra que te haya gustado. Abrazos.
Primero: Genial el título, muy poderoso y con sentido. Segundo: el texto, lo he disfrutado, y he sentido a ese roedor y el por qué de su decisión. Muy bien escrito, consigues que se vea y se sienta. ¡Enhorabuena!
Mucha suerte
Besitos
Elysa, muchas gracias por tus palabras, me es muy gratificante que lo hayas disfrutado. Abrazos.
Lo dicho, debería haber estado en el podium, en mi opinión. Felicidades de todos modos.
Ximens, la mención ya es para mí una gran satisfacción, los seleccionados son todos merecedores. Muchas gracias de nuevo por tu apoyo. Un fuerte abrazo.
¡Enhorabuena!