03. COMPLICIDADES (Ángel Saiz Mora)
Le han cedido el asiento al verlo cojear, apoyado en una muleta.
Varias personas se levantan también al entrar ella, con su vientre abultado.
Ambos retoman sus lecturas, aunque intercambian miradas y sonrisas. Tras coincidir tantas veces tenía que suceder.
La joven, más decidida, le propone cenar juntos. Ambos desean conocerse.
A la entrada del restaurante ella extrae un balón de playa oculto bajo la blusa. Él revela que su muleta era puro teatro, ya no cojea. Son farsantes.
Comparten pasión por la lectura. No conciben su vida sin las letras, hasta el punto de hacer creer a sus padres que asisten a clase, cuando lo que hacen es asegurarse un asiento en el transporte público, para leer mecidos por el vaivén.
Un beso prolongado. Otro. Apuntan la posibilidad de un futuro común, que no quisieran desperdiciar con fatigas para pagar una hipoteca; la suya será una existencia bohemia. Son auténticos. Pero un microrrelatista y una poeta también necesitan comer. Él se pregunta cómo pagarán el menú de ese lujoso restaurante. Ella, persona de recursos, saca del bolso una mosca y una arañita de plástico, que introduce en los platos de sopa. Como desagravio, la casa invita.
En todo el relato me preguntaba cuándo harían aparición los balcones o los insectos y ahí estaban, al final de todo para dar sentido y colofón al relato. Me ha encantado
Vaya par de dos jetas los de tu relato esta vez, amigo Ángel. Perfectos exponentes de la secular picaresca española. Un abrazo.
Muy entretenido el relato, esperando a ese final tan original. Alguno va a copiar la idea, menudos caras….
Provocas una sonrisa con tu historia, aunque si nos paramos a analizar hay mucha enjundia en tan pocas palabras, la vida bohemia y pobre de los escritores..la falta de personalidad de él frente a la de ella…y presumir de autenticidad para evadir responsabilidades…
Un abrazo
Complicidad de dos lectores empedernidos que hacen novillos. Me gusta este humor creativo cómo consiguen asiento y ese golpe final para comer de lujo con un curioso «sinpa». Engancha tanto que si pusiera continuará, encantado de seguir sabiendo qué más peripecias harían. Gran historia. Mucha suerte con ella, Ángel. Un abrazo, amigo.
¡Vaya bichos, los unos y los otros! Y muchas complicidades más allá del texto.
Suerte y un saludo, Ángel.
Angel, te has buscado dos personajes, muy originales, que dan mucho jugo a tu relato. Has tramado muy bien la historia y te ha quedado redonda hasta el final inesperado y simpático.
Suerte y abrazos.
Cuando no se tienen medios para salir del paso de una forma convencional, se inventan; a falta de dinero, bien pueden servir unos bichitos de plástico, aplicados en el lugar y momento oportunos.
Muchas gracias, Paloma.
Un abrazo
Pues sí, Puri, tienen poco que envidiar al Lazarillo de Tormes, aunque seguro que él era aún más avispado.
Muchas gracias y un abrazo
El truco de los bichitos falsos en realidad es antiguo, recuerdo tebeos (ahora decimos cómics) de Carpanta en la que para «mover el bigote» (como el le llamaba a comer) hacía cosas aún más disparatadas, es casi un clásico, como resbalarse con cáscaras de plátanos. A saber si siempre puede dar resultado algo así. Y sí, efectivamente, aparte de las artimañas concretas de esta pareja para hacer lo que quieren, también pueden extraerse las lecturas que tan bien has apuntado.
Muchas gracias, Ana. Suerte y un abrazo
Imagina, Pablo, una pareja como ésta, con su predisposición y lo que han hecho nada más conocerse, lo que pueden ser capaces de desarrollar juntos a lo largo de una vida, aventurera y azarosa, sin duda.
Gracias por tu lectura y tus palabras.
Un abrazo
Bichos con tendencia a ser parásitos, ellos a lo suyo, ya se buscarán la vida para ganarse las habichuelas a costa de otros.
Muchas gracias, José Luis
Un saludo
Si este relato tiene algún mérito se le debe a ellos, a los personajes, peculiares como ellos solos.
Gracias, Calamanda.
Un abrazo
Hola, tocayo.
Ya sabes que en Spain somos potencia mundial, aparte de inventores de la picaresca. Me da a mí que estos dos «artistas» van a triunfar en el género.
Un relato ocurrente y con la malicia justa, que ya hay mucha por ahí suelta.
Con los calores que vienen, he decidido cambiar mi «cálido saludo» de costumbre, por uno más acorde, así que, un refrescante saludo, my dear friend.
Como dice el refrán, Dios los cría y ellos solitos se juntan, y qué bien se lo pasan además. Me ha encantado, Ángel, y el título también me parece gusta mucho, complicidades.
Abrazo
Conozco a alguno que se propuso vivir sin trabajar, haciendo solo aquello que le apetencia, y salvo en cortos periodos prácticamente lo consiguió. Tenemos esa fama de pícaros, es cierto, seguro que en otros países también existen, pero en el nuestro hay un número considerable de ellos por metro cuadrado, lo cual es algo más que un tópico. Si se pudiese demostrar de forma científica sería interesante corroborarlo.
Muchas gracias, tocayo. Tienes razón, hay que adaptarse a la climatología. En la época en la que estamos también te mando un abrazo refrescante.
Las personas afines saben encontrarse en medio de una multitud con solo un vistazo, corroborado tras un pequeño intercambio de información, de ahí a la complicidad solo hay un paso.
Muchas gracias, Aurora.
Un abrazo
A mi, como a Pablo, también me gustaría seguir las andanzas de esta peculiar e imaginativa pareja.
Enhorabuena y suerte.
Tu relato es un auténtico balcón por donde se ve pasar la vida. Aunque la mosca aparece al final, los auténticos bichos son ellos. Auténticas sanguijuelas. Me parece genial. Mucha suerte y un abrazo.
Sí que son peculiares estos; su trayectoria, de continuar, también había de serlo. Qué más se puede pedir que una historia deje con ganas de más.
Muchas gracias, Rosalía.
Un abrazo
Gorrones y parásitos, pero eso sí, con las cosas claras.
Muchas gracias, Francisco Javier.
Un abrazo
Me ha resultado muy divertido este relato sobre las andanzas de estos pícaros del siglo XXI y qué bien traídos esos bichitos al final. Me ha encantado, Ángel. Mucha suerte con él. Un abrazo
Con estos pícaros modernos nunca se sabe lo que es cierto y lo que no, son maestros en buscar artimañas para vivir sin trabajar, aunque algo de envidia les tenemos, se dedican en exclusiva a los que les gusta: leer y escribir.
Muchas gracias, María José.
Un abrazo
Excelente tu relato. Eres un verdadero maestro del que aprendemos y admiramos. Me ha encantado, Ángel.
Besicos muchos.
A mi eso de hacer novillos para leer juntos, mecidos por el vaivén del metro, me parece digno de patentar. Algún profe hasta secundaría la idea y les haría compañía. Vaya par de bichos esa poetisa y ese microrrelatista, no se podía esperar menos de semejante fauna. Más cornás da el hambre, como decía aquél. Muy bueno y muy ingenioso. ¡Suerte!
Todo lo que sea facilitar la lectura es positivo. Al menos, este par de bichos tienen una buena afición, eso no se les puede negar
Gracias por leer y comentar, Javier. Un abrazo
ENTC es un lugar de disfrute y aprendizaje. Yo no dejo de aprender de las buenas historias que se pueden leer aquí, entre las que se encuentran las tuyas.
Muchas gracias, Nani. Un abrazo
Muy buen relato Ángel, que te saca la sonrisa. Original forma de introducir a los insectos.
Un abrazo
Sonreír no solo es conveniente, sino que también es importante; si he propiciado que alguien sonría un poco con esta historia loca para mí es una satisfacción enorme.
Muchas gracias y un abrazo, Blanca
Qué bueno, Ángel, casi me dan un poco de envidia estos dos jetas. No hay como tener decisión y recursos para vivir del cuento. Una idea muy imaginativa y tan bien contada como acostumbras. Felicidades y suerte, que te la mereces una vez más. Un abrazo.
Muy buen y divertido relato. Las ideas de la chica poeta le van a servir, sin duda, de inspiración al chico microrrelatista. ¿No es autobiográfico?
Pues si, Juana. Puedo asegurarte que en el trabajo he envidiado a más de uno y de una que han hecho y hacen su santa voluntad, viven a capricho y les vale. La libertad sin cortapisas ni condicionantes es tentador para cualquiera, pero imagino que para actuar de esa manera hay que haber nacido predispuesto.
No seremos nunca capaces de vivir del cuento pero nada nos impide escribirlos, ni agradecer mucho que haya quien los lea.
Muchas gracias y un abrazo, Juana
Son una pareja que se complementan a la perfección, podría decirse que se retroalimentan a sí mismos.
No tiene nada de autobiográfico, qué va, aunque no creas, a veces pienso que transgredirlo todo para hacer solo aquello que realmente querrías tal vez no estaría mal, pero a mí me falta valor.
Me alegra que te guste, Rafa.
Un abrazo
Las historias de pícaros siempre me han gustado. Y, si sw trata de colegas nuestros tratando de sobrevivir, poeta y microrrelatista, más simpatía aún…
Gran derroche de ingenio, de imaginación algo desvergonzada para narrar una historia tragicómica que emgancha.
¡Suerte, amigo Ángel!
Pícaros modernos y con ínfulas intelectuales, la verdad es que esta pareja tiene papeletas para caer bien.
Muchas gracias por leer y comentar, Salva.
Un abrazo
Genial, Ángel, para no variar, bien escrito desde el principio hasta ese ocurrente final, refrescante e imaginativo, a la par que divertido. Es que lo tiene todo!
Un besazo y mucha suerte.
Me ha encantado Ángel, muy divertido y bien llevado de principio a fin. Vaya pareja más bien avenida.
Y enhorabuena por tu reciente selección en la Microbiblioteca con Por amor, muy merecido.
Un fuerte abrazo
Ana María, de esta pareja no se puede decir que no sean originales, con ellos todo es posible.
Muchas gracias y un abrazo
F. Javier, esta pareja se complementa a la perfección, efectivamente. Aparte, con ellos dos juntos cualquier cosa es posible.
Nuchas gracias y un abrazo
Más que los opuestos, aquí son los iguales quienes se atraen, ¡y son tal para cual, para hacerla aún más completa! Pocas cosas hay tan placenteras como leer mecidos por el transporte público, así que se entiende que recurran al arte del engaño para financiarse su vida bohemia; las letras breves no traen mucho dinero pero sí muchísima imaginación a la hora de salir del paso… ¡Bien por esa poeta y ese microrrelatista tan enamorados y fieles a sí mismos!
Me encantó esta historia de complicidades, Ángel querido. Besos😇😇
Enamorados hasta la médula, complementados a más no poder, con un proyecto claro de vida juntos, qué más se puede pedir. No todo puede ser perfecto, claro está; sus métodos para lograr sus fines y subsistir, aunque originales, puede que sean poco ortodoxos, pero pienso que, en general, a esta pareja se le puede acabar tomando cariño.
Muchas gracias, Mariángeles.
Un abrazo
Los medios de transporte son buenos para muchas cosas, la lectura, la charla con los compañeros de viaje, la observación de lo que sucede y el disfrute, si se puede, del paisaje. Estos dos personajes tuyos son la mar de avispados, ya veo, y encima son creativos y se quieren. ¿Qué más se puede pedir? Seguro que la supervivencia no va a ser ningún problema para ellos, pero… que hagan cuentas, a ver si la embarazada va a romper aguas en el trayecto, jajaja.
Un abrazo gigante, Ángel y mucha felicidad.
Imagínate que el balón de playa cae al suelo en un descuido, menuda papeleta. Como bien dices, a estos dos no les falta ingenio y se quieren. Que consigan vivir solo de las letras ya es otra cosa.
Gracias por leer y comentar, Mercedes.
Otro abrazo grande para ti
A mí más que bohemios me parecen unos jetas considerables… Menos mal que les gusta leer, aunque el método sea cuestionable.
Ingenioso como siempre, un placer leerte, Ángel.
Un abrazo.
Muchos, la mayoría, pasamos gran parte de nuestra existencia, a pesar de que el tiempo es oro, pagando el peaje de tiempo que suponen los múltiples quehaceres y obligaciones diarias: trabajamos, vamos a reuniones de vecinos, tratamos de resolver problemas, de dedicar tiempo a la familia y amigos… Algunos, aparte, en medio de tal maremágnum de actividades absorbentes, intentamos buscar algún resquicio para nuestras aficiones.
Esta pareja dedica todos sus esfuerzos a estar la mayor parte del tiempo posible haciendo solo lo que les gusta, son bohemios, caraduras también, pero tal vez en el fondo les envidiemos un poco por su valor y su hedonismo.
Yo también te leo con placer, Manoli.
Muchas gracias y un abrazo
Hermoso relato en el que la picaresca brilla tanto que relega a un segundo plano a la que tiene toda la pinta de ser una historia de amor duradero. La lectura de la picaresca nos atrae, es la válvula que nos permite liberar presión por haber decidido caminar dentro de la “aburrida” senda de la moral.
Un placer leerte, como siempre, Ángel.
Un abrazo.
La picaresca hace que se salten las convenciones. Sortear lo establecido les hace originales y también les convierte en delincuentes, o casi, pero no menos relevante es su historia de amor y lo que les une, como bien apuntas.
Muchas gracias por leer, Jorge
Otro abrazo para ti
¡Menudos bichos! Ni la afición a la lectura los salva. Un planteamiento muy original.
Sus objetivos no pueden ser más loables, pero si todos actuásemos igual, es decir, haciendo solo lo que nos gusta, con desprecio a toda obligación, convertidos en farsantes y parásitos de la sociedad, el mundo sería desastroso. Sí que son bastante bichos, en el peor de los sentidos.
Muchas gracias y un abrazo, Edita
Con esta inventiva no quiero imaginar las pequeñas fechorías que podrían practicar los aficionados reales a la lectura y a la escritura. Quizá les falta el atrevimiento de esta pareja de pícaros, que lucha para sobrevivir con sus artimañas.
Un relato simpático, original y muy bien trazado.
Un abrazo, Ángel.
Imaginación no les falta, desde luego.
Simplemente, con que cuenten sus andanzas, ya tienen materia narrativa para explayarse. Otra cosa es que les quede mucho tiempo libre después de pensar en cómo sobrevivir sin dar golpe.
Muchas gracias, Carmen.
Un abrazo