76. CON LA MÚSICA A OTRA PARTE Y A OTRO TIEMPO (Isidro Moreno)
Me tocó ser guía de un extravagante cuarteto de músicos del XVIII que, aún no sé cómo, se presentaron en Madrid en plena primavera de 2019. No me lo podía creer.
Mis clientes deseaban verificar la posteridad de sus nombres y su obra musical. Les guié a la Biblioteca Nacional, al Teatro Real, visitamos algunas importantes tiendas de música y quedaron atónitos con esos mágicos discos que contenían sus obras interpretadas por grandes orquestas de nuestro tiempo.
Concluidas las visitas oficiales, les animé a cambiar su atuendo para dejar de ser el centro de miradas. Los llevé a tomar unas cervezas por los bulliciosos barrios madrileños. Pasmados quedaron con los «carros de metal que inundan las calles y, desde sus ventanillas, arrojan un reiterativo, atum sim pam; atum sim pam, que sienes, tripas y cristales remueven». Mientras asimilaban aquellos ritmos, les expliqué que eso era la música de moda. Después, entramos en un restaurante con magníficas vistas del Palacio Real y que por música de ambiente sonaba reguetón. Mozart reía nervioso, Beethoven con su trompetilla en el oído no daba crédito, Bach y Häendel, casi ciegos, lloraban.
Los cuatro genios me rogaron encarecidamente que los devolviera a su tiempo.
Como homenaje a la música, y como forma de comentario alternativo, quiero compartir con vosotros una canción que esté relacionada con algún aspecto de vuestros relatos. Espero que te guste la que he elegido para el tuyo.
MARK KNOPFLER – Going home
https://youtu.be/H2vCScBgf6s
Precioso tema el seleccionado, Rafa. Es para mí un honor. Mil gracias y un abrazo.
Quién les manda, a estos genios, llegar hasta nuestro tiempo. Su reacción ante eso que a veces ahora llaman música, no hace sino constatar algo que todos nos tememos, aunque aún alberguemos esperanzas de que no suceda: que la raza humana está en franca decadencia. Lo lógico, en la evolución, es ir hacia adelante y no lo contrario.
En otro comentario reciente ya he dicho que me perdonen los amantes de reguetón, que seguro que los hay, y para gustos los colores, como suele decirse, pero todo tiene un límite. Por otro lado, los carros de caballos de su época serían mucho menos rápidos, pero también más ecológicos. Lo de que cualquier otro tiempo fue mejor, en el caso de esta historia parece muy cierto.
Muy divertido y con un título muy apropiado.
Un abrazo y suerte, artista
Vaya por delante mi respeto a los diferentes gustos aunque yo no comparta ni entienda muchos de esos gustos y, lo prometo, a menudo intento entenderlos, pero en este caso (reguetón y mús.electrónica atumsinpam) no lo consigo.
Como sabes, soy músico por afición desde hace 50 años y cuando quiero comparar una música con otra, me imagino ambas partituras y así como si fueran los planos de una obra y, en este caso, me imagino los planos de Notre Dame de París y los planos de una tienda de campaña.
Sé que hay gente que le gusta más el camping que Notre Dame. «Sur les goûts et les couleurs, il n’y a pas de discussion».
Muchas gracias por leer y comentar, amigo Ángel. Un fuerte abrazaco.
En este caso la frase de «crea fama y échate a dormir» les viene que ni pintada. Mejor les era seguir durmiendo y no enterarse de lo que acabaron descubriendo.
Un saludo y mucha suerte, Isidro.
Genios musicales alucinando con las modas actuales. Muy original, Isidro. Paisano, un abrazote y suerte.
Mil gracias, paisano.
Un abrazaco fuerte.
Hombre, esos tipos fueron genios de la música, y no sólo crearon su fama, sino que tb la criaron, la trabajaron, la alimentaron y no diez ni veinte ni cuarenta, sino TRESCIENTOS años después siguen vigentes emocionando a media humanidad y siendo el pilar de la música posterior a ellos.
Muchas gracias, José Ramón, por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
Pues yo voy a echar una lanza que medie entre lo antiguo y lo nuevo, lo clásico y lo moderno, lo convencional y la moda, siempre rompedora, en esta fabulosa historia de músicos viajeros del tiempo. Y es que ni el pasado fue tan bueno, aunque nos dio a tan grandes e indiscutibles genios pero también miserias y pobreza, ni el presente es tan abominable. Queda esperanza, la vida es sobre todo cambio, y uno comienza a hacerse viejo cuando se aferra demasiado a lo anterior. Sos hijos de nuestra época y al igual que la música disco hacía santiguar a nuestros padres así estos músicos se llevaron el chasco de volver a un mundo que no era el suyo. Pero lo positivo es que su música seguía aquí, aunque compartiesen cartel con otros estilos 😀
Una genialidad, Isidro.
Muy buena idea tuya de conciliación de gustos y magnífica conclusión haciendo ver la convivencia entre diversos gustos de diversas generaciones solapadas en nuestro tiempo. Perfecto hasta ahí.
Yo sabía que crearía alguna polémica mi relato y que no es «políticamente correcto» para concursar, pero no me ha importado exponer mi idea y tal como acabo de comentar a Ángel, soy músico aficionado y hay cuestiones que me parecen suficientemente objetivas.
También reconozco que soy cada más mayor y que forma parte de la condición humana echarse las manos a la cabeza ante las nuevas generaciones, tal y como se las echaron nuestros padres cuando llegamos nosotros con los pelos largos, las guitarras eléctricas, sus agudos vibratos y los cantantantes siempre en inglés que nadie los entendía.
Debe ser ley de vida.
Mil gracias por leer y comentar. Un sincero abrazo te debo para cuando no tenga que ser a codazos ni en modo nipón.
Hombre, esos tipos fueron genios de la música, y no sólo crearon su fama, sino que tb la criaron, la trabajaron, la alimentaron y no diez ni veinte ni cuarenta, sino TRESCIENTOS años después siguen vigentes emocionando a media humanidad y siendo el pilar de la música posterior a ellos.
Muchas gracias, José Ramón, por leer y comentar.
Un fuerte abrazo.
Me siento muy identificada con este relato, Isidro. Cada vez que voy en el coche con mis hijos y pongo la radio me dan ganas de pararme en la primera gasolinera, arrancar de cuajo el aparato y lanzarlo lo más lejos posible de la civilización… si es que aún existe eso… Así que cuando llegamos a casa, nos sentamos en el sofá, encendemos la tele y revisamos otros clásicos que tampoco están nada mal: Bruce, AC-DC, Queen… thunderstruck man! Suerte con tu relato 🙂 Besos y abrazos mil
Así es.
Muchas gracias, Bea, por leer y comentar.