43. Con sangre entra
Despacio y buena letra, les dice el maestro a comienzo de curso cuando ve que no entienden ni jota. Conforme avanzan las clases, los alumnos, por hache o por be, aún no son capaces de hacer la o con un canuto. Erre que erre sigue en su empeño, hasta que, desesperado, antes de la última evaluación, decide poner los puntos sobre las íes.
Difícil tarea la de este maestro. Demostró paciencia y perseverancia, pero todo tiene un límite y no le ha quedado más remedio que hacer borrón y cuenta nueva.
Un relato para los que nos gusta estar al pie de la letra, que abre una ventana al abanico de posibilidades que puede tener el lenguaje, la magia de las palabras con toda su riqueza.
Un abrazo y suerte, Francisco Javier
Muchas gracias Ángel por estar siempre al pie de la letra con tus acertados comentarios.
Un fuerte abrazo
Sí, complicada tarea la del maestro que tarda en perder la paciencia. Y lo hace cuando comprueba que sus enseñanzas caen en saco roto.Mucha suerte
Muchas gracias Gloria por tu comentario.
Un fuerte abrazo
Vaya con el maestro iracundo, está claro que le han sacado de sus casillas.Espero que no pierda los papeles y no siga al pie de la letra la famosa frase del título (mejor con otros métodos, ja ja ja)
Muy ingenioso el juego que haces con todas esas expresiones, está genial!
Abrazos
Muchas gracias Aurora
Me alegro que te haya gustado
Un fuerte abrazo
Todo tiene un límite y la paciencia de este maestro ha llegado a su fin. Ahora comienza una nueva etapa que se presume dura y dolorosa para los alumnos. Pobrecillos.
Genial uso de modismos basados en las letras del alfabeto para dar sentido a un texto que engarza perfectamente con el título. Suerte y abrazos, Javi.
Muchas gracias Rafa! Qué placer leer tus comentarios.
Un fuerte abrazo