CONTRA LA BARBARIE
Queridos vencedores:
Habéis perdido la guerra.
El papá de una amiga mía os lo ha demostrado, aunque no queráis reconocerlo, porque contra la magia de contar historias nunca podréis hacer nada, por mucho poder del que disfrutéis.
Yo no he vivido la posguerra de nuestra inútil Guerra Civil, pero todos los que me han contado cómo sobrevivieron en aquellos durísimos años coinciden en decir que en muchos aspectos fue peor que la propia guerra. No había nada de nada para comer, y ya sabemos cómo muerde el hambre. Por eso me parece una excelente idea que su padre se disfrazase de una moderna Sherezade, aquella heroína de Las mil y una noches, y consiguiese, con el hechizo de los cuentos inventados, que se olvidasen de la realidad tan miserable que les había tocado vivir, y de paso trasladarnos a nosotros, testigos involuntarios de esas penurias, a ese mundo de fantasía que se nos propone, con una ternura que desarmaría a cualquier lector.
Y qué ingenio demostró para imbricar el mundo real y el de la ilusión, con la dificultad que eso entraña en cualquier relato. Cómo las engañaba con esas historias, que seguro que a ellas les encantaban, de dioses, hadas y princesas. Quién no desearía haber desayunado ese néctar, tomado una sopa de sabor tan exquisito o heredar los más bellos vestidos que se puedan concebir. Son imágenes tan llenas de poesía, tan bellas, que hasta llegan a doler. Pero al mismo tiempo nos hablan del poder de las palabras (de la escritura, en definitiva), de lo que pueden hacer para crear mundos imposibles, para evadirse de la realidad.
Esa realidad que llega, a modo de bisagra, justo en la mitad de la historia, antes de regresar de nuevo al territorio de la magia, creando una simetría interna que le da al relato que me contó mi amiga una estructura ordenada a partir de un eje central junto con un ritmo preciso. Y ahí es donde demostrasteis, vosotros, mal llamados triunfadores, esa prepotencia de la que tan bien sabéis hacer gala. Cuando ellas ya podían disfrutar, como todo el mundo, de una vida más o menos normal, no quisisteis olvidar ni perdonar que los demás no pensasen con vuestras ideas. ¡Qué tremendo error! Y por eso os empeñasteis en acabar con los sueños.
Pero de nuevo, el padre, con una fe conmovedora, demostró ser más fuerte que vosotros. Y siguió contando esas historias llenas de fantasía que servían para calmar a sus hijas. Ahora eran cuentos más oscuros, que hablaban de viajar lejos, de guerreros y de ogros: ¡cuán cerca estaba de la realidad entonces! ¿No os lo parece? Bien que lo sabéis con toda vuestra arrogancia. Pero, a pesar de todo, consiguió dejar detrás de sí, con su ejemplo, un tesoro que seguro que ellas ya han sabido encontrar.
Por eso os digo que nunca, nunca podréis ganar ninguna guerra, porque lo que nosotros tenemos es algo tan valioso que ni siquiera llegaréis a sospechar: imaginación contra la barbarie.
PD.: si a mí no me creéis, haceros un favor y leed Una posguerra de fantasía, de Javier Palanca Corredor, y comprobadlo por vosotros mismos.
Concurso: La Microbiblioteca (III edición) – Biblioteca Barberà del Vallès Esteve Paluzie – Ganador del mes de febrero (2014).
(1200 caracteres máximo, incluido título – periodicidad mensual)
UNA POSGUERRA DE FANTASÍA, de JAVIER PALANCA CORREDOR
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Bueno Rafa, no se muy bien como expresar el placer que tu valioso escrito me ha producido. Que mi relato te haya inspirado para escribir algo de tan alta categoría literaria es como un regalo inesperado de esos que hacen de un día normal uno especial.
Solo puedo darte las gracias por ello.
Un fuerte abrazo
Muchas gracis por tu visita, Javier. Un placer tenerte por aquí y que te haya gustado mi comentario. Y para regalo, el tuyo, sin duda.
Otro fuerte abrazo para ti, también.
Genial el relato de Javier y genial tu introducción, Rafa. Yo crecí oyendo hablar de las huellas de esa postguerra e incluso viéndolas en mi familia. En el campo aun era llevadero, pero en las ciudades como Madrid, era de horror. Mi abuela , viuda, tuvo que sacar adelante a tres niñas ella sola en aquella época y también aprendieron a pintar de colores la adversidad, y a mi me lo transmitieron así. Un abrazo a ambos.
Gracias por tu comentario, Eva. A mí me pasa un poco como has contado. También escuché alguna de de esas historias de posguerra de mi familia. La más comentada era la de la vez que a mi abuela la engañaron cuando compró un pan blanco a una estraperlista. Resultó tan blanco que en realidad estaba hecho de yeso. Y aquel día la mujer debió vender unos cuantos.
Otro abrazo para ti.
Mura que es difícil escoger relato entre tanto champions y siempres das en el clavo con los que más me gustan, más me han influido… Este cuando lo leí me encantó, además por que la metaliteratura me fascina, porque mi escena favorita desde niño es la de la película Hook cuando los niños se hinchan a comer usando como cubiertos la imaginación. Este relato también se hace eco de otra obra de arte del cine La vida es maravillosa. Todo esto unido a uno de mis géneros literarios favoritos solo queda pedir que, por favor, sigáis haciéndolo tan bien como hasta ahora.
Me he acordado ahora de que, como sabréis, la película se llama La vida es bella.
Muchas gracias, Lorenzo, por tus apreciaciones. Siempre tan amable en tus comentarios. Me alegro que te guste la selección que voy escogiendo. Me gustaría poder incluir más ganadores, pero es que van a un ritmo que me supera.
Un abrazo.
Rafa, has diseccionado el texto con bisturí laser, que, leído después, nos hace percibir matices que tal vez se nos escapan en una primera lectura. Abrazos. Javier, enhorabuena por tu relato.
Gracias por tus palabras, Salvador. Yo disfruto cuando un comentario me sugiere aspectos de un relato que ni había visto o que suponen un punto de vista diferente de mis apreciaciones. Me alegro si he conseguido algo así.
Un abrazo.
Se nota que te ha llegado bien hondo el relato, Rafa, y no me extraña nada. A mí me llevó el texto a las imágenes de «La vida es bella», como apuntó Lorenzo. Sin duda, un cuento muy conmovedor. Javier, enhorabuena por este premio.
Sí, tenéis razón. La vida es bella puede ser un buen referente, con la magia de la imaginación utilizada para ocultar la realidad y preservar esa inocencia de los niños.
Gracias por tu comentario, Susana. Un abrazo.