Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

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PRESAGIOS

rompecabezas

¿Quién? ¿Quién tuvo la genial idea de inventar a los niños?

El consuelo (Anna Gavalda)

 

—Buenas tardes. ¿Es usted Sibila, la pitonisa?

—Buenas tardes. La misma, pero tome asiento y póngase cómodo, por favor, no se quede ahí de pie.

—Muchas gracias.

—¿Qué prefiere que le lea: el Tarot, la bola de cristal, las líneas de la mano…?

—No, no, yo vengo a que me lea un microrrelato.

—¿Lo trae usted consigo?

—Sí, mire, aquí lo tengo. Se titula Castigo, y lo ha escrito Juan Antonio Vázquez Alcayada.

—Ummm, vamos a ver… ¡Ah, ya entiendo! Tiene que ver con premoniciones.

—Eso es. ¿Me podría decir que puede leer en él?

—Pues, a simple vista, lo que más me llama la atención es la estructura a la que recurre. Parece que utiliza una figura retórica, la de la acumulación, esa en la que se van enumerando varias circunstancias relacionadas entre sí que sirven para argumentar una idea central. En este caso, la fuerza expresiva se consigue por la reiteración de las descripciones de los juguetes rotos o abandonados.

—Ya me doy cuenta. Y con la repetición, además, se crea esa atmósfera inquietante, de profecía, que envuelve todo el relato.

—Pues sí. Y le podría decir que esa repetición a la que usted alude está muy cuidada, porque no emplea la misma estructura sintáctica en cada ejemplo, con lo que evita una reiteración que sería excesiva en un texto tan corto, lo que además cansaría a cualquier lector.

—A eso lo llamo yo equilibrio, tan necesario en los microrrelatos para que no resulten aburridos.

—Y luego están los presagios, claro, las señales que no se han sabido descifrar. Es importante que el contenido de estas advertencias guarde una relación directa con el desenlace que llevan implícito. Si no, resultarían un tanto falsas. Y aquí están tan bien conseguidas, que a pesar de resultar muy claras, el lector se lleva una sorpresa tan grande como lo hacen los narradores.

—En eso sí me había fijado. Está muy logrado ese salto al vacío. Todo el micro mantiene un tono realista hasta el final, cuando se resuelve con las premisas propias del género fantástico.

—Es que la fantasía, en según que aspectos, puede llegar a cansar, pero utilizada como recurso, incluida en un texto de manera inesperada, fíjese la sacudida que nos produce.

—Y… de los protagonistas, ¿me podría leer algo, también?

—Faltaría más. Yo veo dos. Por un lado están los adultos, los que narran la tragedia que han vivido e imponen el tono de pesadumbre que acompaña a la historia. Nos dejan ver su desidia a partir de sus acciones: la espera a la que se limitaban, la falta de atención que tuvieron con los niños y ese preocuparse por los objetos más que por los propios niños.

—Y luego están ellos, los niños, ¿no?, que son los verdaderos protagonistas del micro.

—Efectivamente, aunque permanezcan invisibles durante todo el relato. Solo son entrevistos a través de los juegos que habían abandonado y de sus juguetes deteriorados, como si quisieran retratarlos desde el propio desamparo de aquellos.

—Así que el futuro…

—Ya lo ve. Usted sabe lo que supondría un mundo sin niños. Más vale que aprendamos a cuidarlos mejor. Y no lo digo solo porque faltasen sus risas, su alegría y esa vitalidad que solo encontramos en los más pequeños.

—Sí, me lo puedo imaginar. Es desolador. Sería el fin.

—Un castigo tremendo. Ya nos lo habían advertido desde el título.

—Oiga, pues muchas gracias por su lectura. Cualquier día me presento con otro microrrelato para que me lo lea también, si no le importa.

—Cuando guste. Estoy a su servicio. Aquí le espero.

—Adiós, entonces.

—Hasta la próxima.

 

Concurso: Relatos en Cadena – Cadena Ser – Ganador  semana  24 y mensual (abril) de 2014 (VII edición).

(máximo 100 palabras, sin contar con la frase predeterminada con la que debe empezar – periodicidad semanal)

 

 

CASTIGO, de  JUAN ANTONIO VÁZQUEZ ALCAYADA

Mientras la impía lluvia borraba la rayuela de las aceras nos limitamos a esperar. Los parques anegados habían devorado los columpios y días después las peonzas se pudrieron. Las cuerdas de dar comba se habían deshilachado pero no le prestamos demasiada atención. Estábamos ocupados, en vano, intentando recuperar las pelotas que el viento se llevaba. Los peluches, ahora ásperos, se amontonaban en ese cementerio de juguetes mal llamado desván junto a otros cachivaches electrónicos que sin motivo aparente quedaron huérfanos de singularidad y habilidades. Al final, cuando el terremoto abrió la tierra y solo se tragó a los niños nos lamentamos, hipócritas, de no haberlo visto venir.

 

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10 Responses

  1. Susana Revuelta

    En la frase «Estábamos ocupados, en vano, intentando recuperar las pelotas que el viento se llevaba» me parece ver (hoy, igual mañana veo otra cosa) una metáfora muy sublime e interesante del fútbol. Como ayer echaron el partido de la champion, que no vi porque paso, me da que pensar que lo que realmente importa en nuestra sociedad, tan imbuida de valores estrictamente innecesarios y periféricos a lo que realmente nos debería preocupar, es eso, el despiste.
    Pues eso, que me parece ver muy entrelineas una crítica muy original.
    El texto, casi inmejorable (falta una coma antes de pero). Los verbos y adjetivos están escogidos con muy buen gusto y gran acierto. Enhorabuena merecida, Juan Antonio.
    Y Rafa, un formato nuevo y muy atrayente para presentar el texto. Mis felicitaciones, como siempre.
    Abrazos

    1. Rafa Heredero

      Hola, Susana. Yo también te vuelvo a agradecer tu comentario. Y en eso del fútbol no había caído. Suena interesante tal como lo cuentas, ese atender más a valores innecesarios frente a lo que realmente debería preocuparnos.
      Un abrazo.

  2. Esperanza Tirado Jiménez

    Qué original tu análisis. Me encanta. Felicidades para ti y para el autor del relato escogido/premiado.

    El relato presagia algo malo, con tanto juguete abandonado y estropeándose por falta de uso. No sé si es una crítica o metáfora sobre la atención excesiva que se le pone al fútbol, como dice Susana, que, visto lo visto ayer y hoy podría ser.
    Pero algo de aviso sobre un futuro catastrófico (que se podría evitar si se prestara atención a quien lo merece de verdad) tiene.

    Me recuerda un poco a este cuento infantil que tenía una de mis hermanas cuando éramos pequeñas: El Pueblo que se Quedó sin Niños.

    http://panicattic.blogspot.com.es/2013/06/el-pueblo-que-se-quedo-sin-ninos-ronda.html

    Primero hay un incendio y todos los del pueblo buscan refugio pero se olvidan de los niños. Años después en una inundación ocurre lo mismo. Y sin niños el pueblo envejece y poco a poco van desapareciendo.
    El cuento se editó para conmemorar la Declaración de los Derechos del Niño.

    Saludos.

    1. Rafa Heredero

      Muchas gracias por tu comentario, Esperenza. Y por el enlace. Parece un cuento muy bonito con una idea atrayente y bien ideada para la Declaración de los Derechos del Niño. Lo echaré un vistazo.
      Un abrazo.

  3. Otro análisis original. Muy escogida la pitonisa para hablar de este relato sobre un futuro nada halagüeño. Y no había caído en esa metáfora del fútbol, muy a cuento de este fin de semana de política y fútbol y pocos circos para niños (en el caso de todavía existan). Por algo es finalista anual de Rec que recibe más de 500 a la semana; eso lo convierte en uno de los mejores entre miles de relatos y tiene abierta la puerta al triunfo.

  4. La imagen de los peluches ásperos y las peonzas podridas es desoladora, como ocurre siempre con los objetos que han pertenecido a alguien y ya no tienen razón de ser. No , todavía más desoladora , en este caso , por que los propietarios son los niños, que supuestamente tendrían que sobrevivir a sus juguetes. Pero lo que más me impacta es el castigo implacable que infringe el terremoto, desde lo más profundo de la tierra, a quienes han hecho las cosas mal. En cuanto a la originalidad de Rafa superándose a si mismo en los formatos de los comentarios , solo decir que me quitaría el sombrero si lo llevara.

    1. Rafa Heredero

      Gracias, Paz. Si alguien se tuviera que quitar el sombrero, sería yo con vuestros relatos, vuestras comentarios y vuestras aportaciones. Es un placer teneros por aquí y poder seguir aprendiendo un poco más cada día.
      Un abrazo.

  5. aurora

    Rafa, además del relato que nos traes, de cuya calidad no cabe duda y que despierta conciencias, quiero destacar, porque me ha sorprendido y me ha im-presionado, el formato elegido para comentarlo. Te has marcado un comentariazo, con un estilo y una calidad únicos, que me encanta. Agradecida.

    Abrazo.

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