13. Control
Sale furiosa de la casa y le da toda la cuerda al coche, se sube, quita el freno de mano y alcanza una velocidad de vértigo. Mientras se aleja, con el pelo al viento, en su reluciente descapotable, se siente más cerca que nunca de la libertad, casi puede tocarla, pero, cuando está a punto de salir de la finca, el volante no responde y el coche da la vuelta. Hace varios intentos, con el mismo resultado, hasta que se queda sin cuerda. Ya agotada, piensa que nada tiene tanta importancia como para huir y dejar todo atrás, y abandona su objetivo.
Desde el interior de la casa, la madre sonríe al verla por la ventana de la cocina. Es un alivio que, tras una discusión, aún pueda utilizar el control remoto, al menos con el cochecito de su pequeña díscola.
Los arrebatos de la juventud irreflexiva no suelen conducir a ningún sitio. Dejar que lleguen al extremo puede tener consecuencias no deseadas, también para la protagonista. La prueba es que ella misma llega a la conclusión de que lo prudente es dar marcha atrás. En la sombra, la madre, paciente, experimentada, sabe aplicar mano izquierda para hacer que la «pequeña díscola» regrese, sin que se dé cuenta de su intervención. Un control conveniente ha hecho que la sensatez se imponga.
Un relato simpático, con mensaje de fondo y bien adaptado a la imagen propuesta.
Un abrazo, Nuria. Suerte
Qué gusto da leer tus comentarios Ángel. Muchas gracias por pasarte. ?
Saludos.
La rebeldía adolescente -así veo a tu protagonista- la lleva a una discusión con la madre y a una huida hacia la libertad. No cuenta con sus propios límites, la puerta de la finca, ni mucho menos con el control que la madre, tan experimentada, todavía ejerce sobre sus arrebatos.
Has elaborado una simpática metáfora de las dificiles relaciones entre generaciones en el inestable período adolescente.
Me ha gustado mucho tu propuesta, Nuria. Besos.
Hola Carmen.
Difíciles tiempos traen los preadolescentes (o adolescentes del todo), ya que, ahora, todo empieza antes para el sufrimiento de los padres.
Gracias, me alegro que te haya gustado.
Saludos.
La eterna rebeldía de los niños, que los padres has de saber cómo capear. En el caso de tu relato, la ayuda de un control remoto del vehículo utilizado, evita que a la madre se le escape de las manos.
Me ha parecido muy original, Nuria. Te deseo muchísima suerte.
Besos apretados.