63. CORAZONADA
Dicen que cuando estás a punto de morir ves tu vida pasar por delante de los ojos, como en una película. Ahora sé que es verdad.
La lluvia torrencial, la poca visibilidad, mamá sacándose la leche durante meses para dártela en biberón y que no te agotaras succionando.
El coche patinando en una curva, un camión de frente y tú durmiendo en su cuarto hasta los cinco años para poder atenderte al instante, porque si llorabas te ponías cianótico.
Un volantazo brusco, el choque contra el quitamiedos, los besos que recibías por cada aprobado y ella diciéndote que tenían más mérito que mis sobresalientes.
La caída al vacío, la primera vuelta de campana, yo esta tarde solo en mi graduación porque prefirió acompañarte a la cita del cardiólogo.
Una vuelta más, el golpe seco en mi cabeza, mamá que no responde a mi llamada para contarle la ceremonia, vuestra foto abrazados en su nuevo perfil, el agua en la carretera.
Mi último pensamiento es para ti. Espero que seamos compatibles y no quedar demasiado destrozado para ser tu donante. Y que mamá reconozca, por primera vez en la vida, que al menos mi corazón es mejor que el tuyo.
Asun, me has tenido atrapada de principio a fin, esperando el desenlace. Y esa forma de narrar el accidente al tiempo que ve pasar su vida me parece magistral.
Enhorabuena!
Muchas gracias por tu comentario, Rosalía. Me alegro de que te haya gustado.
Buf, Asun, cómo duelen esas vueltas del coche con los recuerdos que se lleva el protagonista. Una infancia y juventud siendo «el segundo», porque el hermano necesitaba más cuidados. Algún ratito de compensación y reconocimiento debería haber encontrado esa madre, creo yo.
Muy bien contado.
Un beso.
Carme.
El amor de una madre es infinito, por muchos hijos que tengas. Debe ser muy frustrante verse privado de él por tener un hermano enfermo que lo recibe todo.
Muchas gracias por comentar y un beso, Carme.
¡Pedazo de relato, Asun! Es buenísimo. Me encanta todo: la historia, la forma de contarla, el final. Es para quedar con él en la cabeza un buen rato ¡Enhorabuena!
Un abrazo.
Me alegro mucho de que te guste, desde luego es para reflexionar el hecho de privar a un hijo de cariño para dárselo a otro más débil.
Un beso y gracias por tu comentario.
Genial. Un relato muy bien contado y con sorprendente final.
Gracias, Sara. Un saludo.