119. Cosechando proyectos
Cuando Teresa se encerraba en su habitación los días desoladores, sostenía entre sus manos una cajita de madera, y cabizbaja susurraba: Ojalá estuvieras aquí, abuela.
En el interior de la caja guardaba la única cosa que había heredado de ella: un puñado de tierra rojiza. Recordaba aquellos veranos que pasó en el pueblo con los abuelos. Y la yaya siempre trabajando, dentro de casa o fuera en el campo. Cerraba los ojos para imaginar sus caricias de manos ajadas que la consolaban siempre.
Ahora sin embargo, no encontraba consuelo en ninguna parte. La vida urbana no le gustaba. Tanto ajetreo de ir de un lado a otro, con las horas tan estructuradas que casi no tenía tiempo de sentarse a tomar un café. El desprecio con que muchas veces le hablaba su exmarido, la indiferencia de sus hijos adolescentes, la pena y la impotencia al ver la caída en picado de sus padres. Quizá debería hacer un hatillo con todo y tirarlo al contenedor. Todo menos la caja con su contenido terrenal y regresar a aquel lugar donde tan feliz fue en su niñez y adolescencia, para comenzar una nueva vida sembrando sueños e ilusiones.
Muy hermoso e impregnado de tristeza. Ojalá que esos proyectos no se queden solo en eso y puedan fructificar en esa nueva vida anhelada. Suerte y saludos.
Una mujer que obtiene el fruto de los proyectos que un día sembró, para darse cuenta de que nada es como había imaginado, que sus ilusiones se han visto superadas por una realidad que cambiaría si pudiera. Ante este panorama, se aferra al recuerdo de lo auténtico, a una época en la que fue feliz, cuando no concebía que esa dicha podría terminarse. Necesita sembrar proyectos de nuevo en aquella tierra del pasado, pero no le resultará fácil desprenderse de los lastres del fracaso.
Triste, con una oscuridad que oprime, pero que deja un pequeño tragaluz a la esperanza.
Un abrazo Estíbaliz. Suerte
Estibaliz, nostalgia y esperanza en tu historia contada con mimo y bella narrativa. Suerte y saludos
Joe, Esti, para un relato que me da tiempo a leer en estos últimos quince días tiene que ser así de bueno y de emotivo!! Me ha encantado. (manitas aplaudiendo)
Un besote.
Auro.
Un bello relato, que aunque triste deja abierto a seguir un camino diferente.
Abrazos enredados con suerte.