77. Cría loros
No sé qué le ha dado a mi marido con el loro del vecino, que está todo el santo día con él. Antes eran muy amigos, pero ahora, si sale a la terraza es para ver al pájaro a solas. Le he pillado ya varias veces susurrándole al oído que sólo tenga ojos para él. Creo que traman algo, porque si les miro, Curro se pone a andar sobre el alambre con la bici en miniatura para disimular. Hoy, cuando he salido al balcón, me he encontrado al vecino con la cara ensangrentada y al loro en el hombro de mi marido con sangre en el pico, en continuo parloteo: «Para él, ojos para él».
Uy, que mal rollo. Imagino que al marido le parecía que su mujer, la narradora, tenía demasiados ojos para el vecino, y viceversa, y se cobrado su venganza a través del loro.
Si es los celos son mu malos.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias, Rosalía!
Así es…
Un fuerte abrazo
Cría loros y te sacarán los ojos, sobre todo, si tienes un vecino vengativo, y un ave infiel capaz de escuchar a cualquiera.
Un relato intenso, donde se combinan el humor negro, la infidelidad, la venganza y las palabras con doble sentido.
Un abrazo y suerte, F. Javier.
Muchísimas gracias, don Ángel, por dar siempre en la diana.
Un fuerte abrazo
Desde luego tiene abducido al loro. Una venganza muy rebuscada, pero certera. « los niños, los borrachos y los loros son los que dicen la verdad »
Muchas gracias por comentar, Rosa.
Un fuerte abrazo
F.Javier
Un amigo ingrato, menudo «pajarraco». Pero que no sonría y se confíe demasiado que ya se sabe… pájaro que comió, pájaro que voló.
Muy bueno, Javier.
¡Abrazo!
Muchísimas gracias, Aurora.
Pajarracos, diría yo.
Un fuerte abrazo